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Martes, 20 de octubre de 2009
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Potestad se verá por segunda vez en el año en el país europeo

El contacto en Francia de Pavlovsky

Por Hilda Cabrera

Es nuevamente Francia el país que mira a Potestad, una de las obras del actor, director y médico psicoanalista Eduardo “Tato” Pavlovsky más representada a nivel internacional. Este año la invitación al equipo de Potestad se ha duplicado. La primera partió del Centro Dramático Nacional de Dijon-Bourbogne para el Festival Internacional Teatro en Mayo, y ahora de los organizadores del Festival Translatinas de teatro ibérico y latinoamericano de Bayona, del que participan las ciudades de Anglet, Boucau y Biarritz. El descubrimiento francés de las obras de Pavlovsky tiene historia. Se produjo en 1973, con la puesta de El señor Galíndez. La traductora e investigadora francesa Françoise Thanas –difusora desde hace más de veinte años del teatro latinoamericano, y por estos días en Buenos Aires– presenció aquellas funciones de mayo. Sostiene que los franceses siguen admirados de la diversidad de temas, enfoques y estéticas de los autores argentinos. En Dijón, donde Pavlovsky y equipo presentaron Potestad y Sólo brumas, “la reacción del público fue fantástica. Las obras son diferentes, pero están escritas desde un hecho real muy político”, puntualiza Thanas, cuya tarea en Bayona es coordinar las lecturas (a cargo de actrices y actores franceses) de tres obras de la dramaturgia argentina y responder a las preguntas del público. Las piezas elegidas son Tango, de Patricia Zangaro, de quien se han traducido y editado varias piezas en Francia; Peaje, de Mariana Eva Pérez, y Sueño con cebolla, de Natalia Carmen Casieres, las dos últimas distinguidas con el Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia.

“Con Potestad la gente reía”, recuerda Thanas. “Y es normal, por la actuación de Pavlovsky (en la línea de la no representación, como si el actor fuera el personaje), sus improvisaciones y lo que entonces decía sobre el fútbol. Hablaba como si alguna vez hubiera jugado en Francia. Esto acercaba mucho al público, atraído por un personaje que le resultaba simpático. Cuando se daba cuenta de quién era, quedaba helado, porque ese hombre al que veía sufrir por perder a la hija que robó había hecho algo horroroso.” Nada menos que certificar como médico la muerte de una pareja asesinada durante la última dictadora militar y apropiarse de la hija. “El teatro de Pavlovsky está hecho para pensar y reaccionar sobre lo que pasó y pasa en Argentina, Francia y cualquier lugar del mundo”, resume Thanas, quien ha guiado en varias oportunidades a representantes de los festivales franceses por los teatros de la ciudad, como Jean-Marie Broucaret, director artístico del encuentro que programó Potestad para hoy y mañana, con actuaciones de Pavlovsky y Susy Evans; dirección de Norman Briski, diseño sonoro de Martín Pavlovsky y asistencia de dirección de Eduardo Misch.

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