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Natasha Khan acaba de cumplir treinta años y, sin embargo, parece nunca haber dejado de ser adolescente en el arte de tapa de Two Suns, el segundo disco que publicó a mediados del año pasado bajo el seudónimo Bat For Lashes y que le valió, por mérito propio, el lugar de entrada en la mesa donde hoy Coldplay será el plato de la casa. Cantante y compositora británica, graduada de música y artes visuales, Khan estuvo ligada desde adolescente al arte sonoro y multimedial, pero al recibirse sólo obtuvo trabajo como maestra de plástica en una guardería. Algunos días, luego de llegar a casa, colgar el camisolín y vaciar de plastilina sus bolsillos, se entregaba a la composición de lo que fue Fur And Gold, un sorprendente disco debut en el que las melodías vocales (y en ocasiones corales, también a cargo de Khan) se entretejían, la voz denotaba misterio detrás de aquella dulzura y la música se convertía casi en un agregado ambient a una obra de poesía ulular en suaves movimientos.

Two Suns, publicado en abril de 2009, fue una evolución de aquello. Tal vez fue bueno buscar la inspiración en Joshua Tree. No el disco de U2, sino el parque nacional californiano que inspiró a Bono antes de que Natasha decidiera visitarlo. Y que, en realidad, es un gran desierto. Lo importante es que hoy la propuesta de Bat For Lashes es algo consolidado y de una belleza que huye de lo convencional, totalmente recomendable.

BAT FOR LASHES, LA TELONERA

Un aperitivo de lujo