Hay varias maneras de combatir una plaga bibliófaga. Una es poner los libros a temperaturas bajo cero durante unos cuantos meses. Ese es uno de los procedimientos más comunes en el paÃs, aunque ciertos huevos pueden resistir y desarrollarse una vez que vuelven a recibir calor. Otro sistema es la anoxia, es decir, ubicar los libros en un ambiente sin oxÃgeno por un perÃodo relativamente largo. Tampoco brinda garantÃas absolutas: hay insectos que aguantan la falta de aire sorprendentemente bien. El hecho de que la aplicación de quÃmicos sea riesgosa (en ocasiones, el uso de veneno sobre material que luego se toca con las manos ha derivado en episodios que recuerdan a la famosa novela de Eco) hace que los especialistas de la Biblioteca Nacional y del Laboratorio de Conservación del Fondo Antiguo de la CompañÃa de Jesús en Argentina coincidan en recomendar la buena ventilación, el combate a la humedad y la exposición periódica a la luz como estrategias preventivas.
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