Página/12 :: espectaculos :: Un bache que no es inactividad

La mayoría de los abordajes históricos sobre la historieta argentina se detiene en algún punto entre mediados de los años ’80 y comienzos de los ’90. Hay un cuerpo nutrido de material sobre distintas etapas del comic nacional, pero prácticamente nada sobre las últimas dos décadas: apenas algún pequeño ensayo por Internet, un libro sobre la producción patagónica durante el menemato. No mucho más. En el epílogo de su reciente libro El oficio de las viñetas, que sintetiza su tesis de doctorado, la investigadora y guionista Laura Vázquez Hutnik se disculpa por no extender su ya profundo trabajo hasta los últimos años, a causa de su cercanía personal con muchos de los actores involucrados en el medio.

Sin embargo, tampoco parecen tomar este período iniciativas como Continuará. ¿Es que no se hizo buena historieta en las últimas dos décadas? Para nada. Desde el equipo del programa plantean otra mirada. “Yo supongo que no hay abordajes a esta etapa porque deben estar muy ocupados haciendo lo que realmente deben hacer, que es producir, ¿no? –propone Sasturain–. Me parece que la gente más capacitada para hablar de estos últimos veinte años de historieta es la que está más capacitada para hablar sobre eso, y todavía están haciéndola.”

Mucci aún ve muy cercanos esos años. “Todavía estamos muy encima de esa época, quizás en el 2020 nos pongamos a revisar a Liniers como ahora lo hacemos con Breccia –especula–. Es un proceso que también pasa en el cine y la música”. Las figuras más jóvenes, en todo caso, aparecen como invitados para hablar de las obras de quienes los precedieron. “Uno de los objetivos del programa es mostrar el oficio, y ahí entran los dibujantes actuales”, señala Sasturain. En cada emisión, los invitados aparecen trabajando, lápiz, paleta digital o rotuladores en mano: “Los vemos laburando mientras hablan de un artista anterior”, completa el conductor.

Además, Sasturain advierte que “no se trata de un programa nostálgico”, y rechaza la idea de que la historieta argentina haya sufrido una decadencia. “No vamos a decir que la historieta ya fue, ésas son pelotudeces –se pone firme–. La historieta ocupa distintos lugares en distintas épocas, y hoy cumple una función social diferente a la que ocupaba en los ’50. Si Oesterheld viviera hoy, seguramente no haría historieta, sino televisión.” ¿O contenido web? “Ponele”, concede.