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Lunes, 23 de mayo de 2011
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La cabeza despejada

Si bien la génesis de La gracia rondaba por su cabeza desde hacía tiempo, Estévez cuenta que tardó más tiempo en firmar contrato con Sudamericana –-su firma se demoró tras año y medio de charlas y negociaciones– que en escribirla: le demandó dos meses y medio de trabajo diario. “Me tuve que disciplinar para poder terminarla, y hacerla en tiempo y forma. Planeaba que iba tener más tiempo de corrección, incluso mayor al de la escritura. Pero se adelantó la fecha de publicación y se aceleraron los tiempos”, confiesa. La protagonista de Criminal –el unitario de Ideas del Sur que fue su último trabajo como actriz– cuenta que en su primera incursión de escribir a largo plazo se permitió la fiebre creativa. “Cuando me agarra el ataque voy corriendo a escribir y dejo todo lo que estaba haciendo. No me importa nada más. Y por otro lado, para escribir necesito mi mente despejada de responsabilidades y el entorno lo más silencioso y calmo posible. Cuando estaba en la ciudad escribía, por lo general, a la mañana bien temprano, o a la noche bien tarde. Y tengo un rancho en un campito en donde puedo escribir todo el día. No hay nada mejor que levantarse con la cabeza despejada y ponerse a escribir con fruición”, detalla. A diferencia de La gracia, para su segunda novela la escritora cambia de ámbito y, por ende, de lenguaje. “Como es un proyecto netamente urbano, y transcurre en Buenos Aires, el vocabulario es más seco, más directo, más simple, porque el clima me va a llevar a eso”, adelanta sobre el próximo libro, que se basa en una idea que tuvo para una miniserie de TV y que como se negó a venderla se la quisieron robar.

–¿El hecho de que sea una segunda novela y que no haya una relación afectiva tan estrecha con el aroma de pueblo cree que la va a liberar como escritora?

–No, porque hubo un lugar en donde me rendí a la fantasía y me dejé ir a lugares que no imaginaba. Me pasó de meterme en un lugar y no saber qué hacer con esa situación. La presión, en todo caso, tiene que ver con la estructura. En los dos casos me propongo una estructura que no es la más reconocida, la más habitual. Mi gran desafío en La gracia fue cómo la estructuraba, por eso practiqué estructuras diferentes de la que finalmente se impuso. Y en el próximo libro la estructura tampoco será tradicional –subraya.

Estévez puntualiza que después sí será el turno de editar algunas de sus poesías.

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