Tanto la actriz como la directora de Molly Bloom consideran que el adverbio afirmativo sí utilizado en el monólogo determina el destino de la mujer. Se encuentra en el comienzo y en el final del capítulo, cuando Molly recuerda su juventud en Gibraltar. (“...y yo primero lo rodeé con mis brazos sí y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis senos todo perfume sí y su corazón golpeaba loco y sí yo dije quiero sí”). Para Carmen Baliero, sin ese sí no hubiese habido casamiento con Leopold Bloom ni Molly hubiera tenido amantes, y si el autor lo retoma una y otra vez es porque el fluir del pensamiento no está sujeto al tiempo cronológico. Cristina Banegas coincide, y observa que la mujer “va y viene de un tema a otro: se acuerda de Gibraltar, del amante, del bebito que se le murió..., y todo eso se da simultáneamente”.
–¿Tan importante es el sí en Molly...?
Baliero: –El sí es determinante, el punto de partida del destino de Molly, y también una inflexión narrativa que permite comenzar una oración y terminarla. El texto de Joyce es no resolutivo, como la música contemporánea. La tonalidad es para mí un yugo. Apresa. La música contemporánea, en cambio, libera el sonido. Este concepto, aplicado a la palabra, le da a ésta el valor que el escritor quiere. El sonido o la palabra no parten de un significante anterior. Por eso, las preposiciones y los diferentes nexos utilizados por Joyce tienen valores diferentes en una misma página.
–¿Podría hacerse esta obra sin un conocimiento musical previo?
Banegas: –Se puede hacer la dramaturgia de Molly... con la mujer tendida en la cama, con Leopold Bloom a su lado, dormido, pero nosotros quisimos que fuera un concierto, y allá vamos... Lo mío es ir haciendo surf a través del lenguaje.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.