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Viernes, 14 de julio de 2006
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LA FICHA

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Adriana Aizenberg se lució como actriz de comedia en el teatro, destacada en Venecia, de Jorge Accame, y en La envenenadora de Monserrat, dirigida por Helena Tritek, entre otras obras, y como niña adulta en Las pequeñas patriotas, donde se alternan –otra vez con la dirección de Tritek– escenas de actos escolares, situaciones de aula, canciones de infancia que constituyen un verdadero viaje al pasado. Esa pieza que estrenó junto a Norma Aleandro hace catorce años, a instancias del productor Lino Patalano, vuelve catorce años después al Maipo, con Aizemberg convertida ya no en la actriz teatral de la vieja guardia que era entonces sino en un fetiche para las nuevas generaciones de cineastas, con quienes se contactó a través de su hijo, el director de cine Rodrigo Moreno.

De este modo se la podrá ver en breve en A través de tus ojos, de Rodrigo Furth, y así también en la piel de la secretaria Norita en Derecho de familia (de Daniel Burman). Fue la actriz del episodio Mitzvah, de Lucía Cedrón, en el conjunto de cortometrajes 18 J; fue una vecina cualquiera en Buenos Aires 100 kilómetros, de Pablo José Meza. Y la consagratoria Sonia Makaroff en El abrazo partido, de Burman. La primera, que abrió caminos, fue la kiosquera novia del Rulo en Mundo grúa, de Pablo Trapero. A todas las mujeres de película dedicó su marca personal: esa voz asordinada entre el humor y la tristeza, ese tonito que está en el límite entre la falta de cordura y esa “otra racionalidad” por fuera del lugar común hiperrealista.

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