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Martes, 9 de diciembre de 2014
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Opini贸n

El tango en una ciudad-empresa

Por Maximiliano Senkiw *

Pensar y elaborar pol铆ticas, no s贸lo culturales, supone un abordaje integral capaz de ofrecer soluciones eficaces a las diversas demandas de los grupos que intervienen en el campo de discusi贸n y planificaci贸n social. Ese abordaje integral, cuando es realizado por los distintos niveles estatales 鈥損rovinciales, municipales, nacional鈥 exige que la puesta en marcha de un programa de acci贸n pueda desarrollarse con la mirada puesta en el bienestar com煤n y en la resoluci贸n de los desequilibrios que se plantean en las comunidades. Su funci贸n, por tanto, supone atender aquellas problem谩ticas que por s铆 mismas no se resolver铆an sin la intervenci贸n del Estado, ya que la correlaci贸n de fuerzas 鈥搇a disputa鈥 impedir铆a establecer un ambiente propicio para nivelar las demandas. Esa nivelaci贸n supone pues una integralidad en el abordaje para la realizaci贸n de la pol铆tica. Necesita de mecanismos capaces de resolver una demanda con el mayor grado de equilibrio entre los actores que intervienen en la resoluci贸n de la cuesti贸n. De lo contrario, un Estado que s贸lo resuelva las cuestiones en un c铆rculo estrecho de sectores e intereses estar铆a desmantelando una de sus funciones principales: la capacidad de combatir las desigualdades vigentes.

En el debate cultural, hace m谩s de una d茅cada se ha profundizado la discusi贸n en torno de la cuesti贸n de la ciudad-empresa, es decir, una gesti贸n de los asuntos p煤blicos tratados bajo la concepci贸n de la actividad comercial privada. Una manera de hacer pol铆ticas que se ha expresado en variados circuitos culturales como la m煤sica, el teatro, el cine, entre otros, y que ha encendido el debate acerca de c贸mo debe gestionarse la cultura de un territorio a partir de la responsabilidad estatal que asume un gobierno. Es de esta manera que encarar la gesti贸n cultural desde la concepci贸n de la ciudad-empresa pone en riesgo la responsabilidad indelegable de un Estado 鈥搎ue ajusta sus pol铆ticas a los intereses econ贸micos鈥 de velar por el bienestar com煤n.

Si bien es cierto que los productos de la cultura, o bienes culturales, transmiten y construyen valores, elaboran y recomponen identidades sociales y colaboran para establecer cierta cohesi贸n social, tambi茅n es cierto que son un elemento medular para la producci贸n y desarrollo econ贸mico. Es esta doble identidad que han asumido los bienes culturales 鈥搇a de articuladores sociales por un lado y la de productos de intercambio y consumo en el mercado por otro鈥 la que despierta constantemente el debate y la controversia cuando se intenta poner sobre la mesa de las negociaciones a la cultura. Surgen as铆 distintas posiciones acerca de los l铆mites que deber铆an establecerse entre lo econ贸mico y lo cultural, que se sit煤an sobre una misma cuesti贸n de fondo: la vinculaci贸n entre lo econ贸mico y aquello que corresponder铆a al orden de lo extraecon贸mico.

Sobre este terreno de tensi贸n se disponen los bienes culturales. Un caso paradigm谩tico es el del tango. Una expresi贸n art铆stica caracter铆stica de la ciudad de Buenos Aires que ha sido ponderada durante los distintos gobiernos como un recurso estrat茅gico al momento de pensar la planificaci贸n y el desarrollo econ贸mico. En este sentido, el tango comporta todas las caracter铆sticas necesarias que hacen a la doble identidad antes mencionada de los bienes culturales. Sirve como condensador de una forma de ser y actuar 鈥搇a identidad porte帽a鈥 y, a la vez, act煤a como punto de apoyo para el desarrollo comercial y econ贸mico de la ciudad. Esta doble dimensi贸n podr铆a aplicarse tambi茅n a otras actividades culturales, como el cine, la danza o el teatro. A la vez, podr铆a extenderse desde el campo cultural a otros campos, como el educativo o el de la vivienda o el patrimonio.

Lo cierto es que la doble dimensi贸n de la producci贸n social no determina que un Estado deba escoger entre ambas sino que plantea la necesidad de atender, por un lado, al desarrollo econ贸mico, pero tambi茅n obliga a adecuar las pol铆ticas en favor de la resoluci贸n de las desigualdades para no someterse al comportamiento de aquello que s贸lo pueda resultar redituable econ贸micamente. La l贸gica de la ciudad-empresa privilegia una sola dimensi贸n 鈥搇a econ贸mica鈥 en detrimento de las manifestaciones que no se sujeten adecuadamente a la ganancia. 鈥淓l tango es la soja porte帽a鈥, declar贸 el jefe de Gobierno porte帽o, Mauricio Macri, al momento de referirse al estilo musical. All铆, no s贸lo se devela una forma de hacer pol铆ticas para el tango sino un entendimiento de la cultura. Extender la l贸gica del negocio a las pol铆ticas de Estado es precisamente el sendero de una ciudad-empresa.

* Conductor de Fractura Expuesta Radio Tango.

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