En El incendio, Juan Schnitman narra dos dÃas en la vida de una pareja que está a punto de comprar su primera casa. La operación inmobiliaria destapa entre ellos todas las tensiones que los atraviesan y que además contienen su relación con el mundo exterior. El film está marcado por violencias de distinto orden social, además del tema vital del hábitat.
–Tras años en el documental, ¿cómo fue volver a la ficción?
J. S.: –No tengo muy claro si alguna vez me quise dedicar al documental. Se fue dando. En realidad, los hacÃa en gran medida como investigación para otras pelÃculas de ficción que querÃa hacer. Una la tengo escrita. Hice uno sobre una banda de rock y mi próxima pelÃcula es sobre una banda de rock. Hice un documental sobre fútbol y mi nuevo proyecto ocurre en ese mundo. Los hice para meterme en universos que me interesaba mucho investigar, pero no sé si tuve una pulsión por el cine documental. Siempre me gustó hacer ficción. Pero al mismo tiempo, se aprende muchÃsimo de puesta en escena haciendo documentales. Estás ahÃ, filmando algo para ver si justo alguien se cruza de la manera que vos querés que se cruce. Es un planteo totalmente diferente que no tiene que ver con la ficción, y menos con El incendio, que tiene la puesta en escena recontra digitada.
–¿Pero llevó algo del documental a esta ficción?
–Creo que sÃ. Algo que sentà haciendo los documentales es mucho respeto por el referente, por lo que estoy filmando. No juzgarlo. Y esta pelÃcula es bastante observadora, en este caso de una pareja. Y hay algo de eso que se cuela, que viene desde el documental. Tener una mirada profunda y certera, pero sin juicio.
–La pelÃcula muestra un cruce de temas sociales: distintos tipos de violencia (de pareja, género, escolar), y la cuestión del hábitat. ¿Por qué le interesaban?
–La cuestión del hábitat porque es justamente un tema que atraviesa a nuestra generación. La casa propia, para nuestra generación, es casi imposible. Las formas de conseguirla son medio como ésta: un familiar que te regala una plata. Pero eso también genera tensiones dentro de la pareja. Y luego las violencias. Voy a rebatir lo de la violencia de género. Hay mucha violencia, pero me parece que dentro de la pareja no es violencia de género.
–Pero en el trabajo de ella sà hay.
–Es cierto, ahà sà hay un poco de acoso. Tengo la sensación de que vivimos en un mundo muy frágil socialmente, que no tenemos mucha noción de esto y que seguimos tensando la cuerda pensando que nunca se va a romper. En la pelÃcula, en cuanto se resquebraja un poco el tejido social, empiezan a aflorar cosas un poco más primitivas.
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