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Martes, 12 de enero de 2016
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Opini贸n

Maldito verano

Por Eduardo Fabregat
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Luca, Federico, Luis Alberto, Pappo, Sokol. Strummer, Lemmy, Bowie. Podr铆amos contar a Miguel, un 28 de marzo, y hasta a Lennon, el 8 de diciembre. Con el extremismo que produce la mezcla de bronca y dolor, uno arriba a la conclusi贸n de que el verano es una estaci贸n de mierda. Se lleva gente que queremos. S铆, habr谩 quien piense que uno exagera, que c贸mo nos vamos a poner tristes por la muerte de alguien a quien no conocemos. Pero a Bowie, como a todos los otros, lo conoc铆amos. Estuvo en nuestras habitaciones, estuvo en nuestras orejas y en nuestra cabeza. Y el verbo en pasado es solo un comienzo, porque Bowie est谩 y estar谩.

Habr谩 que resignarse al lugar com煤n, pero los lugares se vuelven comunes por razones bien fundadas. David Bowie no se pareci贸 a nada. Ni siquiera quiso parecerse a s铆 mismo. El tipo que hizo volar a una generaci贸n con 鈥淪pace Oddity鈥 no parece el mismo que llen贸 pistas con 鈥淟et鈥檚 dance鈥 ni el que deform贸 con 鈥淚鈥檓 afraid of americans鈥 ni el que se despidi贸 con el desafiante Blackstar. Uno, tres, cinco, muchos David Bowies que arman un planetario completo. El rock lo reclama como suyo pero Bowie excedi贸 largamente al rockstar, aun cuando su puesta en escena de un rockstar casi se lo devora en los 鈥70. Atraves贸 cinco d茅cadas sin conformarse nunca, y fue un placer y un gusto siempre renovado acompa帽arlo en la aventura. Quisimos escuchar cada nuevo disco porque era Bowie y Bowie no defraudaba.

Y nos llen贸 los parlantes. Y nos dio dos shows inolvidables, en River (隆con Belew!) y en Ferro, haciendo sonar a una cancha de f煤tbol como muy pocas veces. Sac贸 decenas de canciones de esa galera desquiciada y se volvi贸 tan indefinible, tan ajeno a las etiquetas y caracterizaciones, que nada define a Bowie m谩s que Bowie. C贸mo carajo no vamos a estar tristes, si ya nadie va a poder ocupar ese agujero gigante, si ya no nos queda m谩s que volver una y otra vez sobre esos discos que nos acompa帽aron toda la vida, que le dieron total dimensi贸n al concepto de riesgo art铆stico. 鈥淭engo cicatrices que no se pueden ver鈥, canta en el flamante 鈥淟azarus鈥. 鈥淪ab茅s, voy a ser libre鈥, dice desde ese video que es una despedida de todos nosotros. Es probable que se haya ido en paz, manteniendo en secreto su enfermedad y por tanto libre de cualquier acoso. Se fue remachando su carrera con el sorpresivo The next day y el extraordinario Blackstar. Pero nos deja ac谩 hechos un nudo, pensando otra vez que s铆, se puede sufrir por gente que no conocemos, pero que nos hizo mejores con su arte.

Y que el verano es una mierda.

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