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Sábado, 10 de septiembre de 2005
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Los perfiles de cada personaje

- En el noticiero, al cartonero se le atribuyen historias de vida dramáticas que emocionan o conductas heroicas en el interior del seno familiar con valor ejemplificador, destacado como individuo y no como organización de trabajo, reivindicado por hacerlo en vez de salir a robar. El cartonero del noticiero respeta la institución familiar, cultor de la cohesión y la fidelidad, atento a la educación de sus chicos, como una prolongación decadente de la familia tradicional.
- En el informe urbano, el cartonero recibe la visita del cronista (Gastón Pauls, María Julia Oliván) para reproducir el hábito familiar o la ronda de mate entre vecinos. El cartonero es inofensivo, casi un ingrediente de color en el mapa social, un elemento contextual imprescindible en toda historia urbana post 2001. Si el noticiero lo agarra trabajando, el informe urbano lo visita en los márgenes. O se sube al tren blanco, la crónica cliché más extendida de la última década.
- En Ronda nocturna el cartonero es un telón de fondo que ancla la fantasía de la narración (un Día de los Muertos con zombies revividos) en la realidad inmediata, en un experimento que fusiona ficción y realidad mediante un cuidadoso trabajo de homologación. No tan diferentes el cartonero y el zombie según Cozarinsky: ambos en desplazamiento constante, como sombras de una acción, ligados al desecho, a lo que queda después del uso, a la recuperación para una nueva productividad de lo que se creía extinguido.
- El noticiero destaca al piquetero en función de trastornos de circulación: ejemplificado como una mancha roja en un mapa, que obstruye puentes, rutas, caminos, o tapado por capucha y munido de palos que lo vuelven amenazante, hostil, incivilizado. “Se lo ve en función de los conflictos de las clases medias y medias altas”, resaltó la socióloga Wortman.
- Recién a mediados de 2005 empieza a extenderse una alternativa al cliché del encapuchado: es el piquetero chic que protagoniza una performance de la agencia publicitaria McCann Ericson, o el piquetero cholulo, que desarma el corte de puente para pedir autógrafos a Jazmín Stuart en el programa de Gustavo Postiglione. ¿Los banalizan? “Es quitarle solemnidad para poder discutir una cuestión política”, dice el director de Pasajero.
- Por fuera de una organización familiar, despojado de historia humana, todavía no ocurrió la sentimentalización del piquetero, ligado todavía a las páginas o secciones de política antes que a la crónica humana de interés general.

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