Miércoles, 12 de octubre de 2005
Esos viejos libritos

Cecilia Rainero es autora y directora de Esta vez no voy, una obra teatral que bucea por las historias de la mÃtica CorÃn Tellado (viernes a las 21 en La Tertulia, Gallo 826). Desde el otro lado de una mesa colmada de folletines multicolores, la dramaturga de 29 años describe las encrucijadas con las que tuvo que enfrentarse a la hora de reinterpretar en clave actual los culebrones que desvelaron a medio continente.
–¿Cómo surge la idea de adaptar teatralmente textos de CorÃn Tellado?
–TenÃa que componer un personaje y se me ocurrió volver a los viejos libritos románticos que habÃa leÃdo a los diez o doce años. Mi interés empezó a desbordarse y leà más de cien novelas, concentrándome en una época hard de CorÃn, que va desde fines de los ’70 hasta principios de los ’80. En ese momento aparecen las drogas, la homosexualidad, los bajos fondos, escenas muy ambiguas. Elegà tomar partes de esas historias extrañas para escribir la obra.
–¿Cómo fue el reencuentro con esa literatura?
–Descubrà que estos relatos tenÃan una propiedad rara relacionada con lo Ãntimo, una especie de inexplicable efectividad emotiva. Por otro lado, me topé con tramas sorprendentes. En Vivo mi vida, que es una de las historias que usamos en la puesta, una chica que se va a vivir a la ciudad quiere estudiar abogacÃa y se prostituye para pagarse los estudios. Después se enamora de un muchacho, que a su vez se prostituye con hombres para pagarles a prostitutas mujeres. Entonces ella le pone como condición a su amado que deje de vender su cuerpo a los tipos. ¡Y terminan todos felices, inmaculados y libres de pecado! Son relatos maravillosos, pero también un poco bizarros.
–¿Qué piensa de los crÃticos que acusan a estos textos de facilistas o alienantes?
–Es entendible. En un momento le agarré bronca a CorÃn porque sentÃa que era conservadora y bajaba lÃnea. Hoy creo que se pueden encontrar aspectos positivos. En las heroÃnas hay, por ejemplo, un espacio de reflexión permanente sobre sà mismas, aunque una no esté de acuerdo con las conclusiones que sacan. Todo es cuestión de leer sin prejuicios.
–¿Cómo describirÃa el proceso de pasaje del folletÃn a la obra teatral?
–A mà me interesaba resaltar las contradicciones del discurso. Creo que por eso la obra tiene un erotismo raro, que aborda el problema de los lÃmites en la representación de lo masculino y lo femenino. Hice un rescate fiel de los textos, elaborando una situación en la que cuatro amigas se ponen a leer a CorÃn en un espacio cerrado. A partir de ese momento aparece el miedo que se genera cuando las personas adultas se permiten jugar.
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