Sábado, 16 de marzo de 2002
El Tratado de Prohibicion Completa de pruebas Nucleares
Ensayos nucleares, bases extranjeras, mentiras y mails
Por Esteban Magnani

El mapa que muestra la dispersion mundial de las bases detectoras de pruebas nucleares.
“Mediante un decreto provincial, el gobierno de Tierra del Fuego cedió tierras para la instalación de una base norteamericanaâ€, arranca un mail que más de un lector debe haber recibido e incluso leÃdo con horror. El texto, firmado supuestamente por el Sindicato Unificado de los Trabajadores de la Educación Fueguina, explicaba que el gobernador de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti, habÃa cedido terrenos en Tolhuin para la creación de una base que en realidad estarÃa al servicio de los Estados Unidos y su “Guerra de las Galaxiasâ€. Si bien la versión parecÃa algo exagerada, en la irritada Argentina actual el mail corrió como reguero de átomos en fisión.
Radioactividad en el techo
“El Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBT según su sigla en inglés) fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en setiembre de 1996â€, explica Antonio Oliveira, uno de los funcionarios de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN). Adoptado en 1996 en Naciones Unidas, el tratado establece que ninguno de los paÃses firmantes realizará explosiones nucleares, algo ya prometido por muchos otros tratados. La diferencia es que el CTBT prevé un sistema de verificación global para detectar explosiones clandestinas. Las estaciones monitoras, 321 en total, se ubicarán en distintos puntos del planeta desde Siberia hasta... bueno... Tolhuin (ver www.ctbto.org). El ARN, al que pertenece Oliveira, fue el ente designado por CancillerÃa en 1998, cuando el Congreso de la Nación ratificó el tratado, para poner en funcionamiento las estaciones monitoras argentinas.
Si bien el tratado entrará en vigencia 6 meses después de que el último de los 44 paÃses que tiene tecnologÃa nuclear (no necesariamente militar) lo haya ratificado, ya hay algunas estaciones en funcionamiento. “Arriba de este edificioâ€, explica Oliveira señalando hacia los techos de Libertador al 8250 de la Capital Federal, “se encuentra un detector de radionucleidos que absorbe unos 12.000 metros cúbicos de aire por dÃa y los analiza. La información de todas las estaciones monitoras de radionucleidos, ultrasonido y sismológicas se envÃan al centro del CTBT que está en Viena, donde se analizan en conjunto para evaluar si existieron explosiones clandestinas y dónde ocurrieronâ€. Las otras estaciones argentinas que se encuentran ya instaladas o en construcción se ubican en Bariloche, Salta, Neuquén y San Juan.
En realidad, la ARN hace décadas que está haciendo mediciones de radiactividad en el ambiente, ya que es su tarea como reguladora de la tecnologÃa nuclear. “A veces detectamos pequeñas trazas normales de productos de fisión que se hacen, por ejemplo en medicina, como el yodo 131 u otras provenientes del Centro Atómico Ezeiza. El sistema es muy sensibleâ€, continúa Oliveira.
En cuanto a Tolhuin en concreto, ya existÃa una estación sÃsmica y ahora se le agregará una estación de ultrasonido, ambas automáticas, para cumplir con los planes del CTBT. “En ninguna de las estaciones se utiliza tecnologÃa nuclear. Son sistemas electrónicosâ€, aclara Oliveira por si todavÃa quedaba alguna duda.
Pero no es sólo cuestión de detectar explosiones para evitarlas. Oliveira reconoce que “hoy en dÃa es muy difÃcil que no se sepa que un paÃs va a realizar una explosiónâ€. De hecho India y Pakistán, dos de lospaÃses que nunca firmaron ni ratificaron el tratado, hicieron en los últimos años varias explosiones nucleares bajo tierra que no sólo no ocultaron sino que además exhibieron con orgullo. ¿Entonces? “Lo de India y Pakistán es una cuestión geopolÃtica compleja. Lo que puedo decir es que este sistema es complementario de otros que persiguen el mismo objetivo y sirve para garantizar la detección de una eventual falla de los otros métodosâ€, defiende Oliveira.
Por otro lado las estaciones son de bajo costo, ya que aprovechan en muchos casos sistemas preexistentes y las mejoras y ampliaciones se financian con dinero del CTBT, una especie de club al que la Argentina como cualquier miembro aporta su cuota. “Los que trabajan en las estaciones son cientÃficos argentinos, lo que les permite acercarse a tecnologÃas muy modernasâ€, se alegra Oliveira, ya que asà Argentina se mantiene actualizada dentro del escenario nuclear mundial.
¿Y que dice Greenpeace?
Para evitar más teorÃas conspirativas, lo mejor es remitirse a alguien implacable en materia nuclear: “A causa de ese mail nos llegaron preguntas de todo el mundo y, junto a Amigos de la Tierra, sacamos un comunicado en el que se explica que esta red de monitoreo constituye un esfuerzo global para detectar detonaciones nucleares. Es decir que no sólo no lo denunciamos, sino que lo apoyamosâ€, explica Juan Carlos Villalonga, presidente de Greenpeace Argentina. En cuanto al mail, él cree que “pudo haber una confusión porque al mismo tiempo que surgió este tema se venÃa hablando del escudo antimisilesâ€.
El mail, firmado por una tal Elida Deheza, también levantó una ventisca de nieve en Tierra del Fuego, donde increÃblemente fue utilizado como bandera polÃtica por un candidato fueguino que llegó incluso a realizar una presentación judicial.
“Lo que nos preocuparÃa†dice Carlos Soria, encargado de Prensa de Greenpeace Argentina, “es que este episodio seconvirtiera en una especie de cuento del pastorcito; el primero esmentira; el segundo también lo es y la tercera vez es cierto, pero nadie lo toma en cuenta porque ya están curados de espantoâ€.
En todo caso, como dice Oliveira, “si yo en las charlas que doy en colegios secundarios digo cualquier cosa, los alumnos pueden darse cuenta leyendo. El problema es que hay temas que son tan complejos que no alcanza con leer un pocoâ€. En esta sociedad, llena de rumores increÃbles pero ciertos, parece que no alcanzarÃa una eternidad para develarlos a todos.
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