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Sábado, 10 de febrero de 2007
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Nota de tapa

El pron贸stico...

Por Mariano Ribas
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INVIERNO EN PLUTON: ALLI EL TERMOMETRO ARA脩A LOS -230C. EN JUPITER Y NEPTUNO, LOS PRONOSTICOS METEOROLOGICOS NO SON MAS ALENTADORES CON SUS VELOCES VIENTOS.

Calores que derriten el plomo, y fr铆os que dan calambre de s贸lo imaginarlos. Atm贸sferas gruesas, opacas y aplastantes, y otras absolutamente ligeras e insignificantes. Inmensos y coloridos remolinos de gases y tormentas globales de polvo anaranjado. Copiosas lluvias de metano, y vientos que duplican la velocidad del sonido. Evidentemente, los mundos vecinos de la Tierra muestran una impresionante diversidad climatol贸gica. Rasgos curiosos y fen贸menos extremos cuyos mecanismos han sido revelados, al menos parcialmente, por la astronom铆a de las 煤ltimas d茅cadas. Vamos a echarles una mirada a los alucinantes perfiles meteorol贸gicos de Mercurio, Venus, Marte, J煤piter, Tit谩n (la gran luna de Saturno), Neptuno y Plut贸n. Un paseo de cientos y miles de millones de kil贸metros que dejar谩 bien en claro por qu茅 nuestro planeta es una suerte de fr谩gil oasis dentro del gran reino solar.

EL RECORD DE MERCURIO

El planeta m谩s chico del Sistema Solar (hasta hace poco, ese t铆tulo estaba reservado para el 鈥渆x planeta鈥 Plut贸n) es una bola de hierro y roca pelada. Un mundito de menos de 5000 kil贸metros de di谩metro, que muestra un rostro gris谩ceo y absolutamente lastimado por incontables cr谩teres. Huellas de los tiempos m谩s violentos del Sistema Solar. Y que han permanecido casi intactas luego de miles de millones de a帽os. Es que, al igual que en la Luna, en Mercurio no hay atm贸sfera (m谩s all谩 de 铆nfimas trazas de helio y arg贸n), ni vientos, ni lluvias, ni nada que altere significativamente el relieve. Sin atm贸sfera, el cielo es siempre negro. Y lo m谩s importante: sin atm贸sfera, la temperatura oscila salvajemente. En los largu铆simos d铆as de Mercurio 鈥搎ue duran meses terrestres鈥 el cercano Sol pega sin piedad, y el suelo arde a 400C. Pero de noche la temperatura se derrumba estrepitosamente, llegando a casi 200C bajo cero. Son 600C de diferencia. Ante semejantes extremos, las pobres rocas mercurianas crujen. Simple e impresionante: Mercurio tiene la amplitud t茅rmica m谩s grande de todo el Sistema Solar.

VENUS: EL INFIERNO EXISTE

En estos anocheceres de verano, Venus, el famoso 鈥渓ucero鈥, brilla intensamente en el cielo del Oeste. Y al mirarlo a ojo desnudo, cuesta creer que ese inocente punto de luz, que lleva el nombre de la diosa del amor y la belleza, sea el lugar m谩s horrible y hostil que pueda concebirse. A diferencia de Mercurio, Venus s铆 tiene una atm贸sfera. Y qu茅 atm贸sfera: una coraza gaseosa noventa veces m谩s densa que la nuestra. Un manto visualmente impenetrable, formado casi exclusivamente por di贸xido de carbono (CO2). S铆, el mismo gas que, aqu铆 en la Tierra, es el principal responsable del creciente 鈥渆fecto invernadero鈥, que calienta al planeta d茅cada a d茅cada (y que ha sido tapa de todos los diarios en los 煤ltimos d铆as). Pero, dadas las enormes proporciones, en Venus la cosa es mucho m谩s terrible: ese manto de di贸xido de carbono atrapa la radiaci贸n infrarroja del Sol. Y entonces, la temperatura en la superficie supera los 470C. Suficiente como para fundir plomo.

El simp谩tico lucerito vespertino tiene otras dos delicadezas meteorol贸gicas: la presi贸n atmosf茅rica a nivel del suelo venusiano es tan aplastante, que equivaldr铆a a estar bajo el agua a 900 metros de profundidad. Por si fuera poco, en esa misma atm贸sfera flotan grandes nubes de 谩cido sulf煤rico (en Venus el vulcanismo ha lanzado azufre hacia afuera) que son, justamente, las que la opacan y la ti帽en de un muy venusino color marr贸n-amarillento. En los a帽os 鈥70 y comienzos de los 鈥80, las muy audaces sondas sovi茅ticas Venera se animaron a posarse en el suelo de Venus. Y a poco de llegar y transmitir algunos datos e im谩genes, quedaron aplastadas y achicharradas. Y no es raro: al fin de cuentas, estaban en el mism铆simo infierno.

MARTE Y SUS TORMENTAS DE POLVO

A fines de junio de 2001, los astr贸nomos de todo el mundo observaron que algo muy raro estaba pasando en Marte. D铆a a d铆a, los telescopios mostraban cambios en el disco marciano: las t铆picas marcas superficiales que suelen verse iban desapareciendo. Como si algo las fuese borroneando. Finalmente, a comienzos de julio, todo el planeta se hab铆a convertido en una bola lisa y aburrida, de color ladrillo. 驴Qu茅 hab铆a ocurrido? Ni m谩s ni menos que uno de los fen贸menos meteorol贸gicos m谩s curiosos del Sistema Solar: las cl谩sicas tormentas de polvo de Marte. S贸lo que esta vez, el fen贸meno hab铆a alcanzado una escala global.

Los astr贸nomos est谩n familiarizados con las tormentas de polvo marcianas. De hecho, se las observan desde el siglo XVIII (los telescopios las muestran como manchones amarillentos sobre el disco del planeta). Suelen aparecer durante la primavera de cada hemisferio (en Marte hay estaciones, pero duran el doble que en la Tierra), cuando la temperatura comienza a subir, calentando la fina atm贸sfera marciana de di贸xido de carbono. Todo en su medida, claro, porque en Marte las temperaturas t铆picas son de 40 a 60 grados bajo cero. La cuesti贸n es que esos cambios t茅rmicos suelen generar grandes movimientos de masas de aire: poderosos vientos de hasta 160 km/hora, que levantan el fino polvillo anaranjado que cubre el oxidado suelo marciano. Y as铆, se forman inmensas nubes de polvo que quedan en suspensi贸n durante semanas, e incluso meses.

EL OJO ROJO DE JUPITER

Dejamos a Marte y sus tormentas de polvo, y nos vamos tres veces m谩s lejos del Sol. All铆 est谩 J煤piter, el brillante planeta que, en estos d铆as, asoma por el horizonte del Este bien pasada la 1 de la ma帽ana. Para muchos, este gigantesco mundo de gas (casi todo hidr贸geno) es una suerte de 鈥渓aboratorio meteorol贸gico鈥. Su atm贸sfera 鈥揹e cientos de kil贸metros de espesor鈥 es un revoltijo de masas de hidr贸geno, helio, metano y amon铆aco, que se retuercen y giran a toda velocidad, formando bandas paralelas al ecuador joviano. Y justamente en esa atm贸sfera turbulenta y colorida (producto de m煤ltiples y complejas reacciones qu铆micas), y sobre el Hemisferio Sur del planeta, se encuentra la famos铆sima 鈥淕ran Mancha Roja鈥. Es un remolino de gases de forma ovalada, que mide 25 mil por 12 mil kil贸metros: all铆 entrar铆an dos planetas como el nuestro. Y tal como observaron distintas sondas espaciales (como las Voyager a fines de los 鈥70 y la Galileo, en los 鈥90), est谩 contorneada por dos corrientes opuestas de vientos, que soplan a 600 km/hora. Al parecer, el 鈥渕otor鈥 de esos vientos 鈥搚 de los dem谩s vientos jovianos鈥 ser铆an las fuertes corrientes de convecci贸n verticales, generadas por el tremendo calor interno del planeta.

El descomunal ojo rojo no es la 煤nica tormenta de J煤piter, pero s铆 es la m谩s grande y la m谩s longeva: se la conoce desde mediados del siglo XVII.

TITAN: LLUVIAS DE METANO

Duplicando las distancias, llegamos al reino de Saturno. Y all铆 est谩 Tit谩n, una luna prodigio. No s贸lo por ser enorme (con m谩s de 5000 km, supera en tama帽o a Mercurio) sino, especialmente, por su gruesa atm贸sfera de nitr贸geno. Un rasgo 煤nico entre las m谩s de 160 lunas conocidas del Sistema Solar. La fr铆a atm贸sfera de Tit谩n presenta un t铆pico color anaranjado, producto de la presencia de complejos hidrocarburos, que se forman cuando la luz solar desarma las abundantes mol茅culas de metano (CH4), que flotan por doquier. Y justamente el metano es el tema. Tal como muchos cient铆ficos sospechaban, la nave Cassini (en 贸rbita alrededor del planeta desde 2004) y su sonda de descenso (la Huygens) detectaron fuertes evidencias de lluvias de metano en Tit谩n: grandes nubes que aparecen y desaparecen (como una de m谩s de 2000 km recientemente observada en el Polo Norte del sat茅lite), sugiriendo precipitaciones. Y tambi茅n, enormes surcos y parches oscuros en la superficie, que parecen ser r铆os y lagos de metano l铆quido.

En suma, todo indica que en la s煤per luna de Saturno el metano sigue un ciclo similar al del agua en la Tierra. Pero claro, all铆 la temperatura es de -180C. Y cualquier masa de agua debe estar congelada. En Tit谩n, el agua es el metano. Por eso no se habla de un ciclo 鈥渉idrol贸gico鈥, sino, m谩s bien, 鈥渕etanol贸gico鈥. Un 煤ltimo detalle: si hay lluvias, es probable que en los anaranjados cielos de Tit谩n tambi茅n se formen arcoiris.

NEPTUNO: LOS VIENTOS MAS VELOCES

En agosto de 1989, y luego de visitar a J煤piter, Saturno y Urano, la inolvidable Voyager 2 (NASA) lleg贸 a Neptuno, la 煤ltima estaci贸n de su extraordinario tour interplanetario. Durante aquel sobrevuelo, tan fugaz como hist贸rico, la nave fotografi贸 de cerca al planeta azul. Y realiz贸 algunos sensacionales descubrimientos. Dado que Neptuno est谩 30 veces m谩s lejos del Sol que la Tierra (y que, por lo tanto, recibe una mil茅sima parte de la luz solar que llega a nuestro planeta), los cient铆ficos esperaban encontrarse con un mundo oscuro y 鈥渄ormido鈥. Sin embargo, no fue as铆: la g茅lida atm贸sfera de Neptuno 鈥揻ormada por hidr贸geno, helio y metano鈥 result贸 ser un espect谩culo de meteorolog铆a extraterrestre. Grandes tormentas gaseosas (entre ellas, una llamada 鈥淕ran Mancha Oscura鈥, del tama帽o de la Tierra), finas nubes de cristales de hielo y vientos extremadamente poderosos. Ni m谩s ni menos que los m谩s veloces de todo el Sistema Solar: 2400 km/hora. Ocho veces m谩s r谩pidos que los peores huracanes terrestres. 驴De d贸nde sale semejante furia atmosf茅rica? Evidentemente no de la escu谩lida radiaci贸n solar que recibe. M谩s bien, todo apunta hacia un n煤cleo muy caliente que, al interactuar con las capas gaseosas m谩s externas y fr铆as, desata los violentos fen贸menos observados. Una versi贸n menor de J煤piter.

PLUTON: HIELOS ETERNOS, ATMOSFERA EFIMERA

Inmediatamente m谩s all谩 de Neptuno comienza el 鈥淐intur贸n de Kuiper鈥, un enorme anillo de escombros de hielo y roca que rodea al Sol. Y que se extiende hacia afuera por miles de millones de kil贸metros. All铆, mezclado, entre tantos otros objetos similares (aunque menores) est谩 Plut贸n. El ex planeta n煤mero 9 鈥搎ue hace unos meses perdi贸 su chapa planetaria a manos de la Uni贸n Astron贸mica Internacional (justamente por su similitud y proximidad con otras cosas parecidas)鈥 es una bola de roca, envuelta por un grueso manto de nitr贸geno congelado. Un oscuro mundito a 230C bajo cero. Y apenas envuelto por una fin铆sima atm贸sfera de nitr贸geno que ni siquiera es permanente. Veamos: como la 贸rbita de Plut贸n es muy 鈥渆xc茅ntrica鈥 (l茅ase, ovalada), su distancia al Sol var铆a notablemente (entre 4500 y 7500 millones de kil贸metros). Y eso hace que haya ciertas oscilaciones en sus temperaturas. Oscilaciones que son suficientes como para congelar o sublimar esa atm贸sfera a lo largo del a帽o plutoniano, que dura casi dos siglos y medio. Hielos eternos en la superficie, y una atm贸sfera escu谩lida que va y viene. Y fr铆o, much铆simo fr铆o.

Este paseo astrometeorol贸gico ha terminado. Hemos viajado miles de millones de kil贸metros, desde los extremos t茅rmicos de Mercurio y los horrores venusinos, hasta los vientos de Neptuno y los hielos eternos de Plut贸n, pasando por las tormentas de polvo de Marte, los huracanes de J煤piter y las g茅lidas lluvias de metano de Tit谩n. Al mirar semejante panorama, la Tierra asoma como un oasis excepcional. La verdad, da gusto volver.

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