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Sábado, 16 de junio de 2012
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Mañana, gran espectaculo astronomico a simple vista

Quinteto al amanecer

Por Mariano Ribas
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Astronómicamente hablando, será un lujo de lujos. Una suerte de Dream Team celestial, súper luminoso, compacto y de lo más surtido. Y por eso, valdrá la pena madrugar: mañana, poco antes del amanecer, la Luna, los dos planetas más brillantes, una notable estrella roja, y el cúmulo estelar más famoso coincidirán en un pequeño parche del cielo. A continuación, las claves y los secretos para disfrutar y entender este quinteto de inusual belleza, que se verá a ojo desnudo en todo el país y buena parte del mundo.

Desde hace unos días, el cielo matinal tiene dos “luceros”: Júpiter y, apenas asomado al horizonte nordeste, Venus, que viene de protagonizar su histórico “tránsito” por delante del Sol (que ocurrió el martes 5, aunque no pudo verse desde Argentina). Con una magnitud visual que oscila en torno de -4.5 y -2.5, respectivamente, Venus y Júpiter son, después de la Luna, los dos astros más brillantes de la noche. Y bien, allí están en estas madrugadas. Pero mañana la cosa se pondrá aún más interesante porque la mismísima Luna (en finísima fase menguante, iluminada en un 5 por ciento) se sumará a la escena, protagonizando una “conjunción” con Júpiter: el planeta gigante estará a tan sólo 2 grados por encima de nuestro satélite. Pero hay más...

Lo que hace aún más especial este encuentro de la Luna con ambos planetas es el telón de fondo: la constelación de Tauro. Y dentro de ella, sus dos principales atracciones: por un lado, la estrella Aldebarán (Alfa Tauro), una gigante roja que ocupa el puesto 13 en el ranking de brillo estelar. Aldebarán es una enorme estrella anciana: dentro de miles de millones de años, nuestro propio Sol se convertirá en algo así. Y por el otro, las Pléyades, el “cúmulo abierto” más notable del cielo. Un ramillete de seis o siete estrellas azules (son cientos, pero ésas son las que se ven a simple vista), apiñadas en 2 grados. Tal como muestra el gráfico, toda la acción ocurrirá a baja altura sobre el horizonte del nordeste. Y la hora ideal para asomarse será entre las 7.00 y las 7.15 de la mañana, en pleno crepúsculo (el Sol saldrá a las 8.00).

Más allá de su rareza y belleza, éste es un juego astronómico que vale la pena desarmar: la Luna, Júpiter, Venus, Aldebarán y las Pléyades ocuparán una “tira” de cielo de apenas 6 x 15 grados. Podremos taparlos a todos con la mano estirada al cielo. Y aunque parecerán cercanos entre sí, por supuesto, no será así: mañana, la Luna estará a apenas 404.000 km de la Tierra; Venus, más de 100 veces más “atrás”, a 46 millones de km; y Júpiter, a 880 millones de km. ¿Y las estrellas? Lógicamente, a distancias estelares: Aldebarán, a 65 años luz; y las Pléyades, a 370 años luz. El gran teatro celestial ya está preparado. Y mañana, bien tempranito, el gran quinteto saldrá a escena.

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