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Sábado, 20 de octubre de 2012
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Una catastrofe de millones de años

Extinciones masivas y erupciones explosivas

Las especies vivas en la actualidad no sólo son las descendientes de miles de años de evolución biológica, sino que son las sobrevivientes de eventos catastróficos que llegaron a llevarse al 95 por ciento de las especies del momento. Uno de esos eventos, llamado la Gran Mortandad, ha permanecido durante décadas sin explicación convincente. Ahora se sabe que podría ser el resultado de juntar a dos niños malos de la naturaleza que jamás habría que juntar.

Por Martin Cagliani
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Tenemos que reconocerlo: los humanos somos unos recién llegados si pensamos en los miles de millones de años que tiene la historia de la vida sobre la Tierra. Durante todo ese tiempo, cientos de miles de especies han evolucionado y se han extinguido. Pero hay momentos en la historia de la vida de este planeta en los que las especies que mordieron el polvo fueron muchas, y todas juntas. Son lo que se suele llamar extinciones masivas.

Una de ellas, conocida como la Gran Mortandad, fue un evento que ocurrió hace unos 250 millones de años. Hasta hace poco no se sabía cómo y ni por qué, pero cerca del 95 por ciento de las especies marinas desaparecieron para siempre, y en tierra se llevó al 80 por ciento de los animales. Fue la extinción en masa más severa de la historia de nuestro planeta. Tan categórico es el cambio que se puede ver, cuando se analizan los restos fósiles y geológicos, que este evento marca el final del período geológico Pérmico y el inicio del Triásico, así como el paso de la era Paleozoica a la Mesozoica.

La razón de esta catástrofe planetaria es algo que se preguntaron geólogos y paleontólogos durante décadas. Las hipótesis que barajaron la mayoría de los investigadores recurrían a algún evento catastrófico como causante, como por ejemplo el impacto de un meteorito o un aumento súbito y masivo del vulcanismo. Pero no había pruebas firmes para ninguna de ellas.

EXPLOSIONES EN SIBERIA

En la actual Siberia se puede apreciar una de las mayores y más enigmáticas emisiones de basalto del mundo. El basalto es una roca volcánica, de las más abundantes sobre la corteza terrestre. Pero en esa región de Siberia, conocida como los Trapps, abarca unos tres millones de kilómetros cuadrados. Todo el desierto ártico siberiano está formado por las Trapps, así llamadas por la palabra sueca “trappa”, que significa escaleras.

Esa inmensa colada de basalto fue el producto de uno de los eventos volcánicos más grandes de la historia geológica de la Tierra, que duró un millón de años, y ocurrió hace unos 250 millones de años. Sí, la misma época en que casi toda la vida sobre el planeta desapareció para siempre. Durante décadas los investigadores han relacionado estos dos eventos, pero la conexión entre los dos no se pudo hacer evidente hasta hace poco.

La inundación de basalto en Siberia debe haber sido un evento catastrófico en sí, pero no al grado de provocar una extinción global. Los flujos de lava basáltica sí habrían matado todo a su paso, pero nada más. Estudios recientes sugieren que los flujos basálticos podrían haber movilizado ricos depósitos de carbón, que han dado como resultado un cambio climático global y una extinción masiva.

CENIZAS VOLANTES EN CANADA

Recientemente se descubrieron en Canadá depósitos de cenizas volantes contemporáneas con los flujos basálticos de Siberia y con la Gran Mortandad. Las cenizas volantes son los residuos sólidos que deja la combustión de carbón, que llegaron hasta allí desde muy lejos. Según un estudio, publicado hace poco por los geólogos estadounidenses Darcy Ogden y Norman Sleep, esta combustión masiva de carbón podría haber sido el resultado de una interacción explosiva con la lava basáltica de las Trapps siberianas.

Los autores realizaron estudios físicos de cómo sería la interacción entre el basalto y el carbón que, hipotetizaban, podría haber liberado un billón de toneladas de carbón al medioambiente. Su análisis, junto con las evidencias de cenizas en Canadá, sugiere que las Trapps siberianas habrían tomado parte en la Gran Mortandad al quemar inmensos depósitos de carbón a su paso.

Una erupción masiva como la que ocurrió en Siberia e inmensos depósitos de carbón deberían ser los dos niños que hay que separar siempre en la escuela para que no se arme lío. Hace 250 millones de años, se juntaron, y lo que ocurrió fue una catástrofe planetaria. Las erupciones debieron de ser explosivas al incendiarse el carbón con el paso de la candente lava de basalto, lo que liberó inmensas cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principalmente dióxido de carbono y metano, acompañado de toneladas de polvo. Esto generó una inestabilidad constante del clima a nivel mundial, que habría derivado en una modificación radical de los ecosistemas terrestres y marinos. En tierra, por el aumento de la temperatura global, y en el mar, por la acidificación de los océanos.

Pero lo que hace tan catastrófico este evento es que si realmente ocurrió por culpa de la unión de esos dos niños malos, todo debió haber sucedido en cuestión de meses y años, con cambios radicales del medio ambiente en tiempos de no más de una generación. Esto, para la historia de nuestro planeta es un pestañeo. Casi ninguna especie puede evolucionar y adaptarse al medio en tan corto tiempo. Algunas, sin embargo, lo lograron. Como, por ejemplo, los ancestros de los dinosaurios y también los de los mamíferos. Algunos científicos, incluso, especulan que esta terrible extinción habría pavimentado el camino para que los dinosaurios tomasen el control durante la era siguiente, y los mamíferos en la posterior.

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