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Sábado, 7 de diciembre de 2002
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Lucas Cieza, un astrofísico argentino en el Proyecto Legacy

A la caza de planetas

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Lucas Cieza busca planetas con un nuevo telescopio espacial.
Por Federico Kukso

Según parece, alejados, escondidos y a la espera de que alguien pose sobre ellos la vista, miles de millones de planetas extrasolares están allí afuera pululando en el universo. Lucas Cieza, un astrofísico argentino, es miembro del Proyecto Legacy, de la NASA, que observará el cielo con el nuevo telescopio espacial infrarrojo SIRTF (Space Infrared Telescope Facility), el último de los cuatro grandes telescopios que tiene planeado la NASA para cubrir todo el espectro electromagnético del espacio y que será puesto en órbita el 15 de abril de 2003. Cieza, que trabaja en el departamento de Astronomía de la Universidad de Texas, Estados Unidos, habló con Futuro y contó cómo con los datos que recoja el SIRTF estudiará la formación de los planetas.
–¿Cuál es su tarea dentro del Proyecto Legacy?
–Con las observaciones que realice el telescopio voy a estudiar los primeros 10 millones de años en la formación de sistemas planetarios. Es un tema que en el último tiempo ha cambiado muchas cosas, pues hace 5 años el único sistema que conocíamos era el Sistema Solar. El paradigma de formación de sistemas planetarios estaba hecho para explicar precisamente la formación de nuestro sistema. Luego se empezó a descubrir que la mayoría de las estrellas tienen planetas y que los sistemas planetarios que se han descubierto son bastante diferentes a la Tierra. Hoy, los sistemas de detección consisten en ver el movimiento de una estrella y observar qué alteraciones producen las órbitas de los planetas que supuestamente la rodean. Cuando un planeta gira alrededor de una estrella, ésta se “bambolea”. Entonces, midiendo su bamboleo es posible determinar la órbita del planeta.
–Planetas de cierto tamaño...
–Sí, mientras más masivo sea el planeta, y cuanto más cercano esté de la estrella, mayor es el movimiento. Los que se están detectando actualmente son los más fáciles: planetas con 3 o 4 veces la masa de Júpiter, muy cercanos a sus estrellas. Todo indica que cuando los telescopios tengan la sensibilidad para detectar planetas como la Tierra, éstos van a aparecer de a miles. Básicamente lo que queremos entender es cuán común son los sistemas planetarios, cómo se forman, y si hay sistemas solares parecidos al nuestro con planetas que puedan albergar vida...
–¿Qué parte del cielo va a mirar el telescopio SIRTF?
–Para nuestro programa, el telescopio va a observar las nubes moleculares de la constelación de Tauro que es el lugar de formación estelar más cercano a la Tierra. Allí hay estrellas jóvenes y se detecta un exceso de radiación infrarroja. El tipo de estrellas que vamos a estudiar es equivalente a lo que se supone que era el Sol hace 5 mil millones años. Cuando colapsa una nube molecular de hidrógeno –que tiene la materia prima para formar las estrellas– forma una protoestrella. Y la luz que emite sólo se puede observar en el infrarrojo. Lo que el telescopio va a hacer es observar esa etapa primitiva cuando está colapsando la nube, se forman las primeras estrellas y comienzan las reacciones nucleares. Y en el ínterin, durante los primeros 10 millones de años, se forman los planetas. Vamos a observar al menos 80 estrellas de distintas edades, y ver cómo evoluciona la cantidad de material alrededor del disco, a 140 parsecs de la Tierra.
–O sea...
–Unos 500 años luz. El paradigma actual dice que junto con la estrella se forma un disco conformado por cierto material que empieza a girar alrededor de ella, luego hay una condensación en la que baja la temperatura y se forman granos minúsculos que comienzan a chocar, se empiezan a hacer más grandes y se forman asteroides y cometas, dependiendo de la distancia del sol, y por colisiones sucesivas, planetas como la Tierra, Venus y Marte. Pero lo que se está planteando actualmente es que quizá los planetas se forman como las estrellas, al menos los gaseosos. En lo que yo voy a trabajar es en ver en cuánto tiempo se disipan estas nubes.
–¿A cuántos kilómetros de la Tierra va a orbitar el SIRTF?
–No, lo curioso es que el telescopio, que mide apenas 85 centímetros, no va a estar en órbita alrededor de la Tierra. Para observar en el infrarrojo tiene que estar todo el telescopio a 4 grados kelvin (4 grados sobre el cero absoluto). Los instrumentos y el espejo estarán criogénicamente congelados. Eso no se puede lograr estando el telescopio girando alrededor de la Tierra porque la radiación generada por el campo magnético terrestre no permite bajar la temperatura. Entonces, el SIRTF estará en órbita alrededor del Sol, pero a la distancia de la Tierra, a una velocidad menor. Mes a mes se irá alejando de la Tierra. Y cuando esté a determinada distancia se va a enfriar lo suficiente para que el instrumento empiece a detectar estas longitudes de onda. Así, su tiempo de vida está determinado por la cantidad de refrigerante que tiene. En 5 años, éste se va acabar y la temperatura del telescopio va a empezar a subir y se va a transformar en un telescopio común.
–Habrá cumplido su tarea entonces.
–Sí, es verdad. Por su parte, el Legacy es un programa que forma parte de un proyecto mayor llamado Orígenes, cuyo fin último es encontrar vida fuera de la Tierra. También forma parte de él el Terrestrial Planet Finder (que estará listo para 2012). Todos los instrumentos de la próxima generación van a permitir revolucionar nuestros conocimientos actuales sobre la evolución de sistemas planetarios, sobre cuán común son, qué variedad hay y si alguno cumple los requisitos necesarios para albergar vida. Aunque no es seguro que se vaya a detectar vida, al menos como la conocemos. Lo que sí se sabe es que si hay un planeta como la Tierra en alguna estrella vecina este tipo de telescopios la va a poder encontrar. En el camino se descubrirán miles de cosas. Hace 5 años no se sabía que había otros sistemas planetarios en la galaxia. Y ahora todo indica que casi todas las estrellas de tipo solar tienen planetas. En fin, vivimos en una época apasionante para ser astrónomo y mirar al cielo.

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