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Sábado, 28 de junio de 2003
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Invasión a...

Por Mariano Ribas
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1 Nozomi: la esperanza japonesa
Esta espectacular avanzada no es tan nueva como parece: al menos, teniendo en cuenta que una de las naves (naturalmente, no tripuladas) de la flota fue lanzada en julio de 1998. Claro, por entonces, la idea era que arribara al planeta rojo a fines de 1999. Pero a los pocos meses de su partida, la sonda japonesa Nozomi tuvo una falla en sus motores. Y eso complicó su travesía, al punto tal que los controladores de vuelo nipones tuvieron que improvisar una nueva trayectoria, mucho más larga y complicada. Por si fuera poco, la pobre Nozomi sufrió otro serio problema en abril del año pasado, cuando una descarga de radiación solar dañó sus sistemas de comunicaciones y calentamiento. La nave se enfrió tanto que su combustible se congeló, amenazándola de muerte. Sin embargo, su derrotero la acercó al Sol, y el combustible volvió a la normalidad, permitiéndole realizar algunas maniobras cruciales para salvarla una vez más.
En principio, la sonda debería llegar a Marte en diciembre. Su objetivo primario es colocarse en órbita, desde allí arriba estudiar minuciosamente la fina atmósfera marciana (formada casi exclusivamente por dióxido de carbono), y tomar detalladas imágenes de la superficie. Y si bien es cierto (y alentador) que no ha habido nuevos problemas, los científicos japoneses temen que el combustible vuelva a congelarse antes de llegar a destino, lo que ocasionaría que los cohetes de la sonda no pudieran frenarla: entonces, Nozomi seguiría de largo. “Nozomi” significa “esperanza” en japonés. Y, evidentemente, eso es lo que nunca han perdido los nipones: al fin de cuentas, es su primer nave interplanetaria.

2 Mars Express: la maravilla europea
Los japoneses no son los únicos debutantes en la flota marciana: la Mars Express, una formidable nave doble, es la embajadora europea. A primera vista no es una máquina tan impresionante: apenas un cubo de un metro de lado, con dos paneles de energía solar a modo de orejas, y una pequeña “yapa” circular anexada a su vientre. Pero más allá de las apariencias, es una maravilla que esconde una batería de instrumentos científicos de primera línea... y la “yapa”, claro.
La Mars Express fue lanzada en forma impecable desde el cosmódromo de Baikonur, Kazajaztán, durante la tarde del 2 de junio, y si todo marcha bien llegará a Marte a fines de diciembre (casi al mismo tiempo que Nozomi). Entonces, realizará una serie de delicadas maniobras para colocarse en una órbita polar –y bastante elíptica– en torno del planeta. Y ahí sí, comenzará su verdadera misión, que durará, al menos, un año marciano (casi 2 de los nuestros): analizará la densidad y composición de la atmósfera, fotografiará la superficie, y realizará un mapa topográfico y mineralógico de alta resolución. Y algo fundamental: mediante un radar que puede penetrar el suelo hasta los 3 mil metros de profundidad, la Mars Express buscará depósitos subterráneos de hielo, e incluso de agua líquida. Averiguar cuánta agua hay, y dónde está escondida, es esencial para comprender mejor la historia de este mundo actualmente seco, helado y desértico, pero que con pelos y señales (geológicas) nos está diciendo que tuvo un pasado muy diferente. Es muy probable que hace 2 o 3 mil millones de años, Marte haya tenido una atmósfera mucho más gruesa que la actual (cien veces menos densa que la nuestra), un clima agradable, y abundante agua líquida en su superficie(ríos, lagos y hasta mares). Quizás, por entonces, el planeta rojo era un poco más azul. Y hasta pudo haber sido un buen lugar para la aparición de la vida. Vida: ese es el principal objetivo de la “yapa” del Mars Express.

3 Beagle 2 y los rastros de vida
Desde hace años y años, y cada vez que se informa sobre el lanzamiento de una nueva sonda que viajará a Marte, se insiste en que “buscará vida”. Y no es cierto: las únicas naves que lo hicieron –porque tenían con qué— fueron las legendarias Viking 1 y 2, allá por 1976 (vale la pena recordar que los experimentos biológicos de las Viking tuvieron resultados un tanto confusos). Desde entonces, ningún otro aparato –incluyendo a la recordada Mars Pathfinder, de 1997– fue a buscar vida. Pero un integrante de la flota marciana, el más pequeño de todos, volverá a intentarlo: el Beagle 2, la “yapa” de la Mars Express. Esta joyita tecnológica fue construida por científicos ingleses, y va adosada a la panza de su nave madre. Según lo planeado, Beagle 2 se desprenderá de la Mars Express el próximo 19 de diciembre, e iniciará un lento descenso –que le tomará varios días– hasta el suelo marciano. Ya dentro de la atmósfera marciana, la minisonda se frenará (y protegerá) con un escudo, desplegará un paracaídas, y “amartizará” envuelta en bolsas de aire. Luego, abrirá sus paneles de energía solar, como si fueran los pétalos de una flor, y transmitirá un “OK” a la Tierra: una serie de 9 notas, compuesta especialmente para la ocasión por Blur, el famoso grupo de rock británico. Minutos más tarde, su cámara tomará la primera imagen panorámica del lugar.
¿Qué lugar? Después de largos debates, el equipo de la Mars Express decidió que Beagle 2 descendiera en la zona de Isidis Planitia, una extensa llanura sedimentaria ubicada a 10” al Norte del ecuador de Marte. Además de ser un sitio poco riesgoso para el descenso, los científicos tienen la esperanza de que el suelo de Isidis Planitia conserve evidencias de vida primitiva (si es que la hubo, claro). Y para buscarlos, el aparato –que funcionará varios meses– cuenta con un brazo mecánico para capturar rocas y polvo, y un “topo” electrónico que puede extraer muestras a un metro de profundidad. Todos esos materiales irán a parar a unos hornitos, donde un espectrómetro analizará los gases que se liberan durante su calentamiento. Son instrumentos muy sensibles, que podrían detectar agua, minerales hidratados, materia orgánica, y otras pistas muy valiosas. Quizás, hasta fósiles. O soñando un poco más, diminutos marcianos vivitos y coleando. Encontrar rastros de vida en Marte (pasada o presente) es el sueño del astrónomo inglés Colin Pillinger y sus compañeros en esta aventura: “El HMS Beagle fue el barco que llevó a Darwin en su viaje alrededor del mundo, un viaje que nos condujo a un conocimiento profundo sobre la historia de la vida en la Tierra... esperamos que Beagle 2 nos enseñe algo sobre la historia de la vida en Marte”.

4 Los exploradores gemelos
El quinteto se completa con “Spirit” y “Opportunity”, los dos exploradores gemelos norteamericanos. El primero fue lanzado al espacio desde Cabo Cañaveral el 10 de junio; el otro, en cambio, estaría saliendo en estos días. Sus nombres están en sintonía con el sentido de esta epopeya espacial, y curiosamente fueron propuestos por Sofie Collis, una nena de 9 años de una escuela de Arizona, y la NASA los eligió entre 10 mil sugerencias. Al igual que Beagle 2, el objetivo de esta misión doble es llegar a la superficie de Marte. Y si bien es cierto que no están equipados para buscar vida, Spirit y Opportunity tienen una notable ventaja sobre su colega británico: movilidad. Son vehículos todo terreno, con seis ruedas, y alimentados por grandes paneles de energía solar. Una versión ampliada y mejorada del recordado Sojourner, aquella “patineta”marciana –del tamaño de un televisor– que acompañó a la Mars Pathfinder, y que fue el primer aparato móvil construido por el hombre que recorrió el suelo de otro planeta. Sí, ampliada y mejorada, porque los sucesores del Sojourner pesan 180 kilos, miden algo más de dos metros de largo, y cuentan con mejores instrumentos: una cámara para fotografiar el paisaje, otra capaz de observar detalles microscópicos en las rocas, un brazo robot para capturarlas, y espectrómetros para determinar su composición química. Y algo fundamental: podrán recorrer hasta 100 metros por día (Sojourner nunca se alejó más de 10 metros de la Pathfinder), y mediante sus antenas estarán en contacto directo con la Tierra. “Gracias a sus instrumentos y a su gran movilidad, Spirit y Opportunity nos darán una nueva mirada sobre Marte”, dice entusiasmado Edward Weiler, un científico de la NASA que participa de la misión.

5 Un cráter, una llanura y el agua
Si todo sale bien, en enero de 2004, y después de un viaje de algo más de seis meses, Spirit y Opportunity llegarán al planeta con diferencia de unos pocos días. Y descenderán directamente, utilizando el mismo método que Beagle 2 (escudo, paracaídas y bolsas de aire), pero en lugares opuestos del planeta: Spirit amartizará en el gran cráter Gusev, de 160 kilómetros de diámetro, y ubicado a 15” al sur del ecuador marciano. Y Opportunity se posará a unos 5 mil kilómetros de allí, en Meridiani Planum, una región llana que está apenas por debajo del ecuador. A pesar de su oposición geográfica, los exploradores gemelos tienen el mismo objetivo primario: encontrar evidencias categóricas de la existencia de agua líquida en el Marte primitivo. Y los lugares elegidos por los científicos de la NASA tienen directa relación con este asunto clave: “Gusev y Meridiani son dos lugares que muestran claros indicios de la presencia de agua en el pasado”, explica el geólogo Steve Squyres, de la Universidad de Cornell, principal responsable del instrumental científico de estos robots exploradores. Y agrega que “en Meridiani hay depósitos de hematita gris, un compuesto de óxido de hierro que normalmente se forma ante la presencia de agua; mientras que Gusev es un gran cráter que alguna vez debió haber sido un lago, porque allí desemboca lo que parece ser un largo lecho fluvial”. Ese antiguo lecho se llama Ma’adim Vallis, y tiene una longitud de 900 kilómetros. Un enorme lago y un extenso río, entre tantos otros, extintos en la prehistoria marciana. Son parte del gran misterio que intentarán resolver los móviles de la NASA: hace muchísimo tiempo, Marte fue muy distinto. Y no se sabe por qué cambió tan dramáticamente.

6 La flota marciana
La flota está en camino. Son cinco esperanzas científicas –verdaderamente internacionales– que en apenas unos meses se sumarán a las ya veteranas y superexitosas sondas orbitales Mars Global Surveyor y Mars Oddysey (ambas de la NASA). Entonces, serán siete. No hay antecedente alguno, ni por asomo, de semejante movida de exploración planetaria. Y por algo será. Claro, es el planeta hermano de la Tierra, el vecino legendario y misterioso. Un lugar donde, quizás, y alguna remota vez, la vida también tuvo su chance. Es Marte. Salga y véalo con sus propios ojos: es ese feroz punto rojizo que asoma hacia la medianoche por el Este. En un par de meses, estará más cerca y brillante que nunca. Mírelo, y piense: allí está... Marte espera. Y las naves van.

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