Sábado, 27 de marzo de 2004
Vuelve Minotauro, una colecci贸n que hizo historia
Siempre es hoy
CRONICAS MARCIANAS
Ray Bradbury
Minotauro, Ed. Planeta
263 p谩gs.
Por Federico Kukso

Ray Bradbury, en su visita al Planetario de la Ciudad de Buenos Aires (1997).
La colecci贸n Minotauro, como su nombre lo indica, fue una colecci贸n 茅pica en la Argentina, que impuls贸 la ciencia ficci贸n y, como dice Pablo Capanna, a la ciencia misma. Fue y es, pues, como aquellas buenas cosas que se van pero no para siempre, acaba de volver a las librer铆as con nuevas versiones de sus cl谩sicos (Solaris, de Stanislav Lem, Noches de coca铆na, de J.G. Ballard, La naranja mec谩nica, de Anthony Burgess) en formato de bolsillo. Epica es Minotauro y 茅pica es tambi茅n una de las obras fuertes 鈥渞elanzadas鈥, Cr贸nicas marcianas, de Ray Bradbury, acompa帽ado por un tambi茅n delicioso pr贸logo de Jorge Luis Borges.
UNO, DOS, TRES, MARTE
Decir Bradbury es decir Marte. No porque este renombrado escritor norteamericano 鈥搉acido en Illinois el 22 de agosto de 1920鈥 se haya dedicado s贸lo a fantasear sobre el planeta rojo (para muestra de ello, basta mencionar aquellas joyitas no espaciales como Fahrenheit 451, Zen en el arte de escribir y El vino del est铆o) sino porque su nombre es un cl谩sico en ese Olimpo (o Parnaso) marciano que habitan H.G. Wells, Edgar Rice Burroughs y Robert Heinlein.
De alguna manera, Bradbury es uno de los escritores 鈥渙ficiales鈥 de Marte, del mainstream, por as铆 decirlo. Cr贸nicas marcianas fue escrita al calor de la Guerra Fr铆a y de la histeria anticomunista estadounidense: son, como todo el mundo sabe, 25 historias cortas situadas entre enero de 1999 y octubre de 2026, cuando el apocalipsis (b茅lico y nuclear) parec铆a inminente y puede, quiz谩s retrospectivamente, leerse como una cr铆tica del hombre en su actitud frente a lo extra帽o y su irracional fascinaci贸n por la conquista.
De forma paulatina la colonizaci贸n del planeta rojo comienza en un futuro (para el escritor; pasado para el lector) 1999. En cohetes plateados, la humanidad abandona la Tierra en sucesivas oleadas con el 煤nico fin de reproducir su consumista estilo de vida (l茅ase: el american way of life). Como en toda conquista, el conquistador (ciudadano estadounidense) sojuzga al conquistado (ciudadano marciano) y lo relega no s贸lo territorialmente sino que tambi茅n lo empuja al olvido.
驴NO FUTURE?
Lo que queda claro en este cl谩sico de la ciencia ficci贸n, camino obligatorio en la literatura universal, es que las cr贸nicas marcianas (s铆, en min煤scula) hablan de mucho m谩s que de Marte. Son una profunda cr铆tica social 鈥揷on sus acertados golpes al imperialismo, el racismo, la contaminaci贸n ambiental, la carrera armamentista y la censura鈥 en la que, en un giro sin precedentes (para la 茅poca de la publicaci贸n de esta obra, 1950), los invasores son los seres humanos.
Como suele suceder con las obras de ciencia ficci贸n que ahondan en un m谩s all谩 temporal, que con el tiempo se vuelve presente (y hasta pasado,como ocurre con el 1999 de Cr贸nicas marcianas o el 2001 de Odisea espacial), el efecto de sentido puede terminar caduco o hasta ingenuo y na茂f. Lo que no quiere decir que deje de ser una genialidad, claro est谩.
El Marte de Bradbury 鈥揷argado de un tinte de melancol铆a y nostalgia por la humanidad perdida鈥 no es ni por asomo aquel planeta rocoso y desolado que muestran las sondas espaciales y ahora aquella dupla rob贸tica fuerte de esp铆ritu y de oportunidad, pero a煤n as铆 sigue siendo un Marte cre铆ble: Bradbury pulsa el bot贸n de pausa y pone en suspenso todo lo que ahora sabemos del planeta vecino, para que sus conquistadores puedan correr sin cascos y navegar los canales llenos de agua, con los cabellos al viento. Verosimilitud bien cuidada que hace que no suenen del todo descabelladas la proliferaci贸n de los incendiarios de libros en la Tierra y el tes贸n de la 鈥淪ociedad de Represi贸n de la Fantas铆a鈥. Un paisaje muy parecido al esculpido por un tal G.B.
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