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Sábado, 23 de junio de 2007
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Leloir

Por Federico Kukso
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Una mente brillante
Alejandro C. Paladini
Eudeba, 256 págs.

Si bien es parcialmente cierto que la muerte y los años tienden a “lavar” la vida de una persona/personaje orientando al difunto hacia la santificación, el caso de Luis Federico Leloir es tan excepcional que escapa con justicia a esta ley condenatoria de la historia. Mezcla extraña de mito, arquetipo y figura endiosada, lo cierto es que detrás de todas estas capas de significación decantadas con los años (y que muchas veces tienden a nublar la mirada) existió un hombre: aquel argentino que logró con éxito sobreponerse a la postura indiferente con respecto a la ciencia –tan propia de este país habituado a reclamar hallazgos, inventos e innovaciones en condiciones paupérrimas y lamentables– y salir airoso con un descubrimiento bioquímico genial que le garantizó ni más ni menos que un Premio Nobel.

Como ocurre con las grandes figuras históricas argentinas (con excepción de los astros deportivos y alguno que otro prócer rescatado del olvido gracias a un emprendimiento marketinero), Leloir se suma a la dupla constituida por Houssay y Milstein como las figuras locales no demasiadas veces homenajeadas si se pone en la balanza también a los dudosos genios de un star system local plagado de futbolistas consumidos y actores estrellados. Los intentos de reubicar en su lugar a estos grandes científicos son escuetos, pero ahí están, dando pelea. Es el caso de Alejandro C. Paladini, profesor emérito de la UBA e investigador emérito del Conicet, que se despacha con una nueva biografía del descubridor del mecanismo de síntesis del glucógeno en ocasión de conmemorarse el centenario de su nacimiento.

A grandes rasgos, Leloir: una mente brillante expone –apoyándose en un importante y fecundo registro fotográfico– la vida de este bioquímico argentino como una gesta impulsada por el ingenio leloiriano en el laboratorio y fuera de él. Como en toda biografía, no falta una cronología de eventos, los episodios más salientes de su infancia y formación académica, su trabajo en el país y en el extranjero, el toque humano (un repaso por el humor de Leloir) y una explicación pormenorizada de su trabajo, destinada más bien a especialistas en el tema, pero no por ello inentendible para el resto de los lectores que escucharon repetidamente su nombre pero que desconocen por qué Leloir es una de las glorias de la ciencia y la cultura argentina.

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