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Sábado, 1 de febrero de 2003
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libros y publicaciones

Todo es historia
Nº 425, Diciembre 2002
82 páginas

“–Usted estuvo en la ESLAI (Escuela Superior Latinoamericana de Informática)
–Sí, ya nadie lo recuerda, pero en Pereyra Iraola, lo más parecido al paraíso terrenal, cerca de La Plata, funcionó la ESLAI. Hicimos una selección muy rigurosa, invitamos gente del Uruguay, de Bolivia, de Paraguay, de Venezuela, y seleccionamos a los mejores. Bueno, los estudiantes tenían becas para que trabajaran full time en informática. Entonces se produjo una escuela digna de los lugares más refinados y los que se doctoraron se lucieron muchísimo. Hubo varias promociones, tres o cuatro, y el rendimiento era impresionante. Era la primera vez que había doctores en informática.
–En la construcción de la ESLAI participó muy activamente Rebeca Guber. Vale la pena recordarlo. Y después, ¿qué pasó con la ESLAI?
–Bueno, cuando subió Perón...
–No, Menem.
–Menem, es lo mismo. Menem nombra en la Secretaría a Raúl Matera, que a primera vista parecía un tipo muy formal, muy educado...
–Era un antiguo fascista.
–Sí, no sé, pero no entendía nada. No entendía de qué se trataba la ESLAI y entonces se deshizo de ella. No funcionó más, no le dieron presupuesto.”
El fragmento pertenece a la entrevista que Leonardo Moledo y Federico Kukso le hicieron al matemático Manuel Sadosky, vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (durante el llamado “período de oro”: 1955-1966) y secretario de Ciencia y Técnica del gobierno de Alfonsín. El reportaje forma parte del último número de la revista Todo es Historia que dirige Félix Luna y está íntegramente dedicado a la ciencia argentina que ya es historia.
En el artículo de tapa, y bajo el título “César Milstein: paradigma de la diáspora científica argentina”, Alfredo Kohn Loncarica y Norma Isabel Sánchez se refieren al exilio de los intelectuales al que impulsaron/obligaron sucesivos gobiernos argentinos del siglo XX. La nota, de paso, sirve como disparador para pensar la nacionalidad del Premio Nobel que le dieron a Milstein. Como adelanto: mientras los autores piensan que es un caso de “doble nacionalidad”, Mario Bunge sostiene que es puramente británico en una nota escrita en su momento –y que se incluye– titulada sugestivamente “Sean eternos los laureles, pero el Nobel Milstein no es uno de ellos”. Otros seis artículos completan el extenso dossier, con temas que van desde la investigación y difusión de la física a principios del siglo XIX, hasta los 130 años que cumplió la Sociedad Científica Argentina. M.D.A.

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