Viernes, 6 de junio de 2003

El gran filósofo David Hume (1711-1776) no tuvo mucho éxito en su momento con la publicación de su obra más importante, el Tratado sobre la naturaleza humana, entre los años 1739 y 1740. Sin embargo, fue esa primera obra la que lo puso, con el correr del tiempo, en el cuadro de la fama de la filosofía. La idea central: puesto que sobre el razonamiento experimental baconiano Newton había construido la ciencia de la naturaleza, había que aplicar el mismo método de investigación al sujeto para fundar la ciencia del hombre. Los resultados de la investigación consecuente de Hume arrojaron un resultado inesperado: cuando conoce, al entendimiento se le escapan cosas, y cosas muy importantes. Por ejemplo, para dos eventos causalmente relacionados, la relación causal misma; “de A se sigue B”, sí muy bien: veo A, veo B, decía Hume, pero nada en la experiencia me proporciona el vínculo causal entre ambos, el “se sigue de”. ¿De dónde sale entonces?
El problema que planteó Hume fue como un cachetazo lo suficientemente fuerte como para que Kant sostuviera más tarde que fue Hume quien lo despertó del “sueño dogmático” en el que se encontraba sumido. Había que resolver el problema y Kant lo resolvió: el resultado fue la Crítica de la Razón pura, entre otras cosas, fundamento filosófico de la física newtoniana. Pero eso es otra historia.
El Tratado sobre la naturaleza humana es sin duda la obra más importante de Hume. Pero no es la única. De hecho, Hume fue un escritor tan brillante como prolífico. Entre sus obras poco conocidas se encuentran los tres ensayos sobre temas de estética que se publican ahora por primera vez en castellano: De la tragedia, De la delicadeza del gusto y la pasión y Del criterio del gusto. La publicación es parte de la nueva “Colección pasajes”, de la editorial Biblos, cuyo propósito es ofrecer al público no especializado obras poco conocidas o inéditas en español en versiones anotadas y cuidadosamente traducidas. En este caso, De la tragedia y otros ensayos sobre el gusto, título bajo el cual se reúnen los tres escritos de Hume, se publica con un excelente prólogo a cargo de Macarena Marey –también responsable de la traducción y de las notas– que introduce la problemática particular de los tres escritos en el marco de la reflexión filosófica de la época.

F. M.

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