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Sábado, 16 de julio de 2005
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NUEVAS IMAGENES DEL PLANETA MAS CONOCIDO

[ASTRONOMY] Si hubiera que afirmarlo a las apuradas, podría decirse que hay sólo una imagen de la Tierra: una esfera perfecta y no menos solemne en la que el marrón, el celeste verdoso y el blanco apenas se discriminan; el famoso “punto azul” en la oscuridad eterna. Sin embargo, Dirk Petry, astrónomo norteamericano del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, se empeñó en conseguir más y mejores retratos terrestres: a partir de datos recogidos por un observatorio orbital, elaboró cuatro imágenes en el espectro de los rayos gamma.

Ocurre que la Tierra es permanentemente bombardeada por partículas que constituyen los llamados “rayos cósmicos” (originados por supernovas, agujeros negros y estrellas de neutrones), que al chocar con las capas más altas de la atmósfera producen la emisión gamma, cuya energía mil millones de veces superior a la de la luz visible. “Si nuestros ojos –señaló Petry– pudieran ver en rayos gamma de alta energía, esto es lo que la Tierra parecería desde el espacio. Otros planetas, como Júpiter, también tienen su emisión de rayos gamma, pero están muy lejos de nosotros para poder fotografiarlos al detalle.”

El de Petry fue lo que se dice un trabajo de hormiga. Logró las imágenes tras “ensamblar” los datos recolectados en siete años por el Compton, un observatorio de rayos gamma de la NASA que se mantuvo activo en la órbita terrestre entre 1991 y 2000, a una altitud promedio de 420 kilómetros. Desde esa distancia la Tierra aparece como un disco con un diámetro angular de 140 grados.

Estas “nuevas” imágenes de la Tierra fueron creadas para sentar un precedente fiable de cara a una futura misión de la agencia espacial estadounidense que se lanzará en 2007 y que se llamará Glast, siglas en inglés de Gamma-ray Large Area Space Telescope, un telescopio mucho más preciso que el Egret –con el que trabajaba el Compton– y muchísimo más que el SAS-II, que en 1973 entregara las primeras fotos de la Tierra a la luz de los gamma. El poco tiempo de exposición que mantuvo el satélite –sólo cinco meses– solamente permitió demostrar que las imágenes en algún momento llegarían. Y ahora, por fin, la Tierra ya puede armar su propio álbum de fotos. Y en rayos gamma.

SEPARADOS AL NACER

[SCIENTIFIC AMERICAN] La madre los quiso del mismo modo, los cuidó con el mismo esmero, los contuvo nueve meses en un mismo vientre y hasta en la misma cigota... Y sin embargo, los gemelos son distintos. “Es la vida”, podrá decirse con propiedad científica desde que fue publicado el reciente estudio del oncólogo español Mario Fraga, del Centro de Investigaciones Oncológicas de España: el ADN sufre modificaciones químicas, principalmene producidas por el medio ambiente al que el hombre se expone.

Ocurre que las cadenas genéticas van “acumulando” diferencias –que Fraga llama epigenéticas– y que pueden tener múltiples orígenes, desde la alimentación hasta el clima al que el cuerpo está expuesto, y que a la larga termina por distanciar aun a gemelos monocigóticos que de púberes parecían –eran– “idénticos”. Así, se configura al fin de cuentas una especie de registro que define el genotipo que la persona tendrá de adulto y que incluso lo hace más o menos vulnerable a enfermedades (que el gemelo no va a padecer). Por ejemplo, el cáncer; según Fraga, esta nueva certeza determinará los futuros estudios sobre la patología, cómo es afectada por las distintas circunstancias a las que el cuerpo es sometido.

Se analizaron 160 parejas de gemelos de distintas edades; los de tres años eran indistinguibles; los que habían llegado a los 74, los de mayor edad, parecían de distintos padres. Hay quienes dicen que, para evitar fraudes, hasta les pidieron el documento.

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