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Sábado, 9 de agosto de 2003
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Novedades en ciencia

Gimnasia musical

SCIENTIFIC AMERICAN La música es un placer; de eso no cabe la menor duda. Relaja, distiende y permite mejorar la concentración. Y, al parecer, también ayuda a no olvidar palabras muy seguido: una reciente investigación comprobó que niños con cualquier tipo de entrenamiento musical tienen mejor memoria verbal que aquellos que no han tocado ningún instrumento en sus vidas.
Agnes Chan y su equipo de la Universidad China en Hong Kong realizaron un experimento con 90 niños de entre 6 y 15 años. De ellos, 45 eran estudiantes que asistían a clases de música y formaban parte de una orquesta escolar. La otra mitad, en cambio, no tenía experiencia musical alguna.
Los investigadores los pusieron a prueba: les dieron unos tests con los cuales compararon cuántas imágenes (memoria visual) y cuántas palabras podían recordar de una lista. Y encontraron sorpresivamente que aquellos niños que tocaban instrumentos como violín, piano o flauta eran capaces de recordar y retener casi un 20 por ciento más de palabras que sus amigos “no musicales”, luego de intervalos de 30 minutos. En cuanto a la memoria visual, no hubo muchas diferencias.
Tal incremento se debe a que ambas actividades –la memorización verbal y el entrenamiento musical– estimulan la misma zona del cerebro, la región temporal del hemisferio izquierdo y, según comprobaron los investigadores, cuando ciertas experiencias alteran una región específica del cerebro, otras habilidades cognitivas que también tienen como centro esa zona se ven sumamente beneficiadas.
Pero el experimento no terminó ahí. Los científicos hicieron un seguimiento de los estudiantes y hallaron que los niños que aún estaban en la orquesta continuaban teniendo altos índices de memoria verbal, pese al tiempo que había pasado.
Chan y sus colegas aducen que el entrenamiento musical durante la infancia actúa como una estimulación sensitiva, y que de alguna manera contribuye a la reorganización y mejor desarrollo del lóbulo temporal izquierdo en músicos, facilitando los procesos cognitivos de esa área, como la memoria verbal. Por lo visto, la vieja costumbre de obligar a los hijos a estudiar un instrumento tiene su fundamento científico.

China se lanza al espacio

NewScientist El país más poblado del planeta está a punto de pegar el gran salto al espacio: en apenas dos o tres meses, China lanzará su primer nave tripulada a la órbita terrestre. Y así se convertirá en la tercera nación que logra semejante hazaña, luego de Rusia y Estados Unidos. Durante los últimos años, China ha lanzado cuatro naves Shenzhou, pero sin astronautas a bordo. Estas exitosas misiones probaron tecnologías y sirvieron de ensayo para lo que está por venir. No es mucho lo que se sabe, porque todo el programa espacial chino viene manejándose con bastante discreción. Sin embargo, la agencia de noticias estatal, Wen Wei Po, informó que el histórico lanzamiento ocurriría en un lapso de cien días. Algunas versiones indican que la Administración Nacional del Espacio de China habría elegido al 1º de octubre como fecha probable, dado que ese día se celebra el aniversario de la fundación de la República Popular China. Pero algunos expertos creen que sería demasiado pronto. Lo que es seguro es que la nave Shenzhou 5 despegará desde el Centro de Lanzamiento de Satélites Jiuquan, ubicado en el desierto de Gobi. Y que su tripulación sería de dos o tres “taikonautas”, que permanecerían en órbita no más de seis días. Y para ocupar esos lugares, hay catorce chinos que se han estado entrenando en la Ciudad Aeroespacial de Beijing.
El programa espacial chino se basa en la experiencia acumulada por Estados Unidos y, especialmente, por Rusia (de hecho, las Shenzhou son similares a las famosas y confiables Vostok rusas). Y más allá de las misiones tripuladas, ya se está hablando de una futura estación espacial, e incluso, de varias sondas no tripuladas destinadas a la exploración de la Luna.

Computadoras de pollo

Discover Bueno, no exactamente... pero algo de eso hay: un científico estadounidense planea construir plaquetas para computadoras utilizando plumas de pollo. Y según dice, su idea tendría varias ventajas. Richard Wool, un ingeniero químico de la Universidad de Delaware, acaba de firmar un acuerdo con la compañía alimenticia Tyson Foods Inc. para recibir la friolera de 1 millón de toneladas de plumas de pollo procesadas por año. Y con ellas planea armar plaquetas para circuitos informáticos livianos y de alta velocidad.
La cosa es más o menos así: Tyson Foods primero le quitará el caño a las plumas, y comprimirá las fibras restantes en unas láminas de dos milímetros de espesor. Luego, la compañía le enviará a Woll enormes rollos formados por esas láminas. Y Woll las cortará, las apilará en moldes y las cubrirá con una resina hecha a base de semillas de soja. Todo muy ecológico, por cierto. “La resina endurecerá las fibras, y el resultado serán unas hermosas placas, que podrán luego ser impresas con los circuitos”, dice Wool. Pero: ¿servirán de algo? Según el científico, sí: serían más livianas y más fuertes que las plaquetas comunes, y eso aliviaría el peso de las computadoras laptop, por ejemplo. Además, dice Wool, “la electricidad se mueve más rápido a través de este material que en el silicio, y eso aumentaría la velocidad de procesamiento”. Suena raro, pero no debe ser ningún disparate, porque el proyecto ha recibido el apoyo económico del Departamento de Energía de los Estados Unidos.

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