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Sábado, 21 de febrero de 2004
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Novedades en ciencia

NewScientist
La ecuación del amor
Como si no bastaran los consejos de las revistas del corazón (que se acumulan en peluquerías y consultorios médicos) y los libros de autoayuda (que también se acumulan pero en las librerías de saldo, a precios muy bajos), un grupo de científicos estadounidenses acaba de anunciar la puesta a punto de un modelo matemático capaz de anticipar posibles divorcios con un asombroso 94 por ciento de posibilidades.
La investigación –que condujo a la lucubración de este curioso conjunto de algoritmos–, dirigida por el psicólogo John Gottman y los profesores de matemática aplicada James Murray y Kristin Swanson (Universidad de Washington, Estados Unidos), consistió en un minucioso análisis de las reacciones de 700 matrimonios de Seattle ante ciertos temas de conversación (como los hijos, el dinero o las relaciones amorosas) a lo largo de diez años. Cada una de las conversaciones que mantuvieron estas parejas en el “laboratorio del amor” (como informalmente se conoce al Instituto de Investigación en Relaciones que dirige Gottman) fueron grabadas en video y archivadas junto a cuestionarios y registros de datos biológicos (como pulso y electrocardiogramas) de los voluntarios. Así, los científicos descubrieron –con un ojo bastante conductista– pautas de reacciones similares en muchas parejas: tonos de voz, sonrisas, caricias, miradas agresivas, críticas y burlas, que fueron traducidas a términos algebraicos y gráficos. Todo terminó plasmado en un modelo con el que, aseguran los investigadores, se puede identificar qué matrimonios están al borde de la crisis (incluso antes de que ellos mismos se enteren y decidan el divorcio).
La publicidad que tuvo (y tiene) esta nueva cuantificación del comportamiento humano es tal que, desde la semana pasada (justamente, la semana del Día de los Enamorados), Gottman calma las inquietudes de todas aquellas parejas que por la calle lo paran y le preguntan si vale la pena seguir juntos. A lo que el psicólogo responde: mientras las reacciones positivas de una pareja frente a un tema se mantengan en una relación de 5 a 1 sobre las negativas, el matrimonio tiene futuro. Signifique lo que signifique, es bueno tenerlo en cuenta.

Science
La última palabra
Toda muerte o extinción de un idioma es melancólica, trágica. No sólo porque con ella se esfuma un modo de relacionarse con el mundo, sueños, voces y saberes acumulados durante generaciones, sino porque de una manera u otra es la huella palpable de un verdadero holocausto cultural. Pero no tiene por qué ser así: las lenguas en vías de extinción pueden salvarse, como ocurrió con el hebreo y el faroés, a finales del siglo XIX.
Casi 600 de las 6800 lenguas que se hablan hoy en día en el mundo rozan la irreversible desaparición. Entre ellas está el “ös”, idioma de una minoría étnica en las profundidades de la estepa siberiana que fue redescubierto recientemente –en una comunidad de cazadores/recolectores a orillas del río Chulym, 450 km al norte de Mongolia– por un equipo de lingüistas estadounidenses. Hasta ahora estaba catalogado (y olvidado) como “Chulym medio” y se creía que pertenecía a la familia de los idiomas “turkic-siberianos”, bastante diferentes de los idiomas eslavos como el ruso. Después de buscar y buscar, el grupo de científicos dirigido por K. David Harrison (Universidad Swarthmore, Pennsylvania) localizó en seis pequeños asentamientos a sólo 35 hablantes de este idioma que nació en el 1500 de boca de los descendientes de los tártaros. El ös es uno de tantos idiomas crónicos que están a punto de disiparse, bajo la presión de idiomas mundialmente dominantes como el ruso, el español, el inglés y el chino mandarín. La progresiva desaparición de este idioma comenzó hace 350 años (con la expansión del imperio ruso bajo la égida zarista) y se acentuó desde 1930 bajo el terror stalinista, cuando se obligó a las minorías siberianas a abandonar su estilo de vida y unirse al sistema de granjas colectivas. Acción más, acción menos, muchos especialistas creen que para fines del siglo XXI la mitad de los idiomas que se escuchan en el mundo se extinguirán. Y nadie quedará para recordarlos.

Novedades marcianas
u A 273 km de altura de la superficie marciana, la sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea sacó, con su cámara de alta resolución, una imagen tridimensional espectacular de la parte sur de la caldera del Monte Olimpo, el volcán marciano de 22 km de altura (tres veces más alto que el Everest), considerado el más grande del Sistema Solar. Sólo la caldera tiene una profundidad de tres kilómetros.
u El domingo pasado, el robot Spirit de la NASA utilizó los instrumentos que lleva en su brazo mecánico para examinar una roca estratificada, bautizada por los científicos estadounidenses como “Mimi”. Dos días después, el robotito superó el record de distancia recorrida que ostentaba su antecesora, la sonda Sojourner, al moverse 108 metros. También reveló con su espectrómetro de emisión térmica nuevos secretos del clima marciano, al enviar a Tierra datos sobre los cambios de temperatura que ocurren en la superficie marciana. En estos días se dirige a un cráter conocido como Bonneville, que se encuentra a una distancia de 250 metros de donde está en este momento.
u Del otro lado del planeta rojo, en Meridiani Planum, el robot Opportunity recorrió 9 metros seguidos y luego dio una vuelta en forma de “U”. Poco antes, el todo terreno había analizado y fotografiado unos extraños gránulos redondos que parecen haber caído de la roca que sobresale del borde del cráter donde se posó. Ahora se dirigirá a un sitio apodado “El Capitán”, parte de una roca que sobresale de la superficie.

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