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Sábado, 22 de junio de 2002
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Donde se corrige el problema de la mechas y se manifiesta cierta indignación por los que atacan a Parménides

Final del juego

Por Leonardo Moledo
–Hubo una especie de apoteosis postal –dijo el Comisario Inspector– y en particular, me encantó que a Final de Juego llegara una carta de Angélica Gorodischer.
–La leo siempre –dijo Kuhn–. De sus libros, mi favorito es Kallpa Imperial. Es todo un paradigma de...
–Aclaró que no era para publicar –dijo el Comisario Inspector– y como esta sección es terroríficamente respetuosa, no la publicaremos. Pero as{i como esa carta me alegró, quiero comentar la indignación que me produjo la carta enviada por un viejo amigo de esta sección... nada menos que Alejandro Satz.... Cito: “En cuanto a la existencia del vacío, encuentro la metafísica del Comisario un poco anticuada, por no decir reaccionaria (como suele ser la metafísica policial)”.
–No veo qué tiene de indignante –dijo Kuhn–. Alejandro Satz fue siempre de una ecuanimidad impresionante, sin contar que envía soluciones a los enigmas más complejos. Me encanta esa carta.
–Es criminal. ¡Calificarme de reaccionario! Verdaderamente criminal.
–Mmmm... –dijo Kuhn– esas categorías...
–Y sigue “la física moderna no cree en un espacio vacío e inerte, en el cual se mueven bolitas de Demócrito”. Es interesante notar que el citado sujeto no leyó detenidamente...
–¿Detenidamente o en condición de detenido? –preguntó Kuhn–.
–Yo dije, textualmente: “Creo que deberíamos hablar de ese problema: ¿existe el vacío?”. ¡El citado declarante dice que es reaccionario decir que hay que hablar! Y hacia el final “los argumentos de Parménides, no pasan de ser un juego de palabras según el cual lo que no es nada, no puede ser”.
–Un poco duro con Parménides –admitió Kuhn–.
–Vamos a volver sobre el tema del vacío –dijo el Comisario Inspector– pero antes querría hacer alguna observación a propósito de Parménides y Alejandro Satz. En otra parte de su carta señala “si pensamos por ejemplo en un electrón como difuminado por todo el espacio en el cual se extiende su función de onda (que, formalmente, suele ser infinita) comprendemos...” Me parece por lo menos interesante que una funci{on de onda meramente matemática "que formalmente se extiende hasta el infinito" sea considerada como un “objeto indudable” que llena el espacio, y la formulación de Parménides como un simple juego de palabras.
–¿Y qué decimos del enigma?
–Que casi todas las soluciones (no todas, aclaro) resolvían el problema doblando las mechas. Hubo un error de formulación, como muy acertadamente señaló Alejandro Satz en la parte de su carta que figura en Correo de Lectores.
–¿No era un criminal peligroso? –indagó Kuhn– Y de repente se convierte en guía.
–Como Virgilio –dijo el Comisario Inspector–. Exactamente como Virgilio.
–¿Esa es la metafísica policial? Hoy me resulta un poco errática. Como el universo.
El Comisario Inspector dejó pasar la provocación. –Efectivamente, las mechas NO se pueden doblar. Lo arreglamos reformulando el problema con varillas. “Se dispone de dos varillas extremadamente rígidas, pero combustibles, una de 10 metros de longitud y la otra de 15 metros. Ambas varillas tardan una (1) hora en arder totalmente. ¿Cómo se pueden medir exactamente cuarenta y cinco (45) minutos con las varillas, teniendo en cuenta que no tenemos ni una regla ni un reloj?
El sábado que viene volvemos con Parménides y el vacío.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cómo se pueden medir 45 minutos con varillas rígidas? ¿Y se puede decir impunemente que las formulaciones de Parménides son juegos de palabras? ¿Y existe el vacío?

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