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Viernes, 2 de octubre de 2015
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La intrépida

Por Sonia Tessa
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Norma Castaño ha llorado muchas veces en público, pero jamás su llanto puede confundirse con la debilidad. En 2010 fundó Madres Solidarias, para asistir a quienes enfrentan la adicción de sus hijos. Desde hace 13 años batalla contra las bandas narco y se hizo célebre en la provincia de Santa Fe por sus denuncias. Comenzó ese camino –se ha cansado de contarlo– por la adicción de su hijo Gabriel, a quien salía a buscar al atardecer por distintos suburbios. “Rezaba para no encontrarlo en un rincón, muerto”, contó. Entonces, denunció al dealer, sufrió amenazas y hasta se separó. Su ex marido “trabaja en la Dirección Drogas Peligrosas de la Policía de la provincia de Santa Fe. Sabía todos los movimientos y por mantener su puesto nunca quiso abrir la boca”, contó.

Su anterior marido era policía, al igual que el actual, y ese es un flanco que usan para atacarla: dicen que ella juega la interna policial con sus denuncias sobre connivencia en la fuerza. Es que Norma Castaño es la mujer que señaló al ex jefe de policía de Santa Fe, Hugo Tognoli, dos años antes que se conociera la investigación que develó Página/12 en octubre de 2012.

Castaño fue la primera en poner el foco en Tognoli, que hoy afronta dos procesos penales, uno en Rosario y otro en Santa Fe. El 7 y el 9 de febrero de 2011, la mujer entregó una carta al entonces gobernador Hermes Binner para denunciar la connivencia del entonces jefe de Drogas Peligrosas con los narcos, específicamente con Daniel “El Tuerto” Mendoza. Como no obtuvo ninguna respuesta, el 3 de marzo se presentó a la Justicia federal para formalizar sus demandas.

Nunca esquivó las cámaras de televisión. Contó varias veces que le pidió a Tognoli que investigara a Mendoza, que era su vecino y pariente lejano, por tener una cocina de drogas. Según su relato, enseguida el ex policía visitó al narco en su casa, en un Corsa dorado. En la política de seducción, Tognoli la mandó a comprar droga, para hacer inteligencia porque “no contaba con gente de confianza”. Dijo que el policía la hizo filmar para extorsionarla después.

Ella no se dejó amedrentar: llegó hasta el gobernador, con poca suerte, debido a su fama de “denunciadora serial”. Con ese argumento, más de una vez le restaron crédito. Lo cierto es que el fiscal Martín Suárez Faisal y el juez Reinaldo Rodríguez encontraron pruebas suficientes para llegar al juicio, y ahora se juzga si Tognoli extorsionó a la mujer que cifra en su condición de madre la posibilidad de enfrentar a las mafias.

El lunes se sentó frente al Tribunal Oral de Santa Fe para ratificar sus denuncias contra Tognoli, que está siendo juzgado por extorsionarla a ella y encubrir a Mendoza. “Tognoli lo que hizo fue condenarme a muerte. Lo que hizo fue condenar la vida de mi familia, porque yo me metí en la casa de un narco para después decirle a la policía”, dijo frente a los jueces.

Al salir de la audiencia en los tribunales federales de esa ciudad, se abrazó con sus compañeras. Castaño sale a poner la cara por otras madres que comparten su lucha. Norma Bustos comenzó a pelear contra las bandas en 2008 y fue asesinada en noviembre del año pasado, en Rosario. Había denunciado a dos narcos de su barrio, La Tablada. En 2013 habían matado a su hijo, Lucas Espina, pero a Norma no la amedrentaron. Tuvieron que acribillarla en su propia casa, desde una moto, con dos tiros, para callarla. “Ya pasaron todos los límites, mataron a una madre”, dijo esa vez Norma Castaño, otra mujer que se enfrenta con su cuerpo y sus verdades a quienes detentan un poder de facto.

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