Comprar o conseguir la comida, almacenarla, lavarla, manipularla, cocinarla. Lejos del glamour de los concursos televisivos, miles de millones de mujeres en el mundo son las encargadas de cocinar en muchos casos sin agua segura, con las napas contaminadas por la falta de cloacas, sin heladera. La Organizaci贸n Mundial de la Salud difundi贸 un informe la semana pasada sobre las enfermedades de transmisi贸n alimentaria, que provocan 420 mil muertes al a帽o en el mundo. La agencia agrega que una de cada diez personas enferman cada a帽o al consumir alimentos contaminados. La mayor铆a de las veces se trata de carne o huevos crudas, as铆 como verduras mal lavadas. El riesgo es mayor, claro, en zonas de bajos ingresos. 鈥淓s muy bueno que OMS se ocupe de las muertes por contaminaci贸n de alimentos porque as铆 contribuye a dar visibilidad a un problema que suele no verse como problema social sino como tragedia individual. Y eso que tomaron 鈥榤uertes鈥, que es un caso extremo, si hubieran tomado 鈥渆nfermedades鈥 la cifra ser铆a abrumadora....pero como no hay buen registro queda todo en una nebulosa, como si hubiera sido un error propio que se paga como padecimiento individual鈥, consider贸 Patricia Aguirre, antrop贸loga alimentaria, en un alto en la concreci贸n su nuevo libro Una historia social de la comida. Para Aguirre, hay otro punto de un problema complejo para subrayar: 鈥淵 eso que no tomaron un concepto de salud integral aplicado a los alimentos, solo tomaron inocuidad, no sumaron a las enfermedades producidas por alimentos a las enfermedades no transmisibles (obesidad, diabetes mellitus, etc.). Si hubiera sido as铆 el 30 por ciento que construyen como problema quedaba cortito鈥. Es que la industria de la alimentaci贸n 鈥搚 una complementaria de los medicamentos- es uno de los grandes enemigos de la salud p煤blica. 鈥淢ientras tanto las empresas y particulares producen y manipulan mal y los laboratorios que venden para asistir la dolencia hacen su agosto鈥, redonde贸 la investigadora de la Universidad Nacional de Buenos Aires, doctora en Antropolog铆a, una de las estudiosas m谩s profundas de los desequilibrios alimentarios en el mundo. 鈥淓n las zonas grises est谩 el sufrimiento y el negocio. Parece mentira que las l贸gicas m谩s simples, como la de la salud en los alimentos -驴o alguien duda que los alimentos deban ser 鈥榖uenos para comer鈥 es decir saludables?- caen frente a los terribles intereses de la l贸gica empresarial de considerar a los alimentos solo 鈥榖uenos para vender鈥欌, sigui贸 su razonamiento, aqu茅l que encontr贸 en el informe de la OMS s贸lo una punta para plantear el profundo problema que atraviesa a la humanidad, por exceso y por defecto.
La investigaci贸n que realiz贸 la periodista Soledad Barruti, expuesta en el libro Mal Comidos, la lleva a saludar el informe de la OMS como una forma de poner el foco, no ya en la mera definici贸n de hambre, sino en la calidad de la alimentaci贸n. 鈥淟o que m谩s destaco de estos informes, si est谩n bien le铆dos, es que subrayan el grave problema que tiene el sistema alimentario hoy, en el que muchas veces parece que porque acced茅s a calor铆as o porque ten茅s una o dos comidas garantizadas, est谩s del otro lado de la l铆nea de corte del hambre. Y en realidad es tan endeble esa l铆nea, y es tan endeble el sistema alimentario que se construye con esta imposici贸n del agronegocio, de grandes monocultivos y de asistencialismo, que las personas siguen exponiendo su vulnerabilidad de muchas maneras. La poca seguridad de tener alimentos inocuos es una de ellas鈥, consider贸 Barruti, para quien, 鈥渟i vos acced茅s solamente a un tipo de alimentos, no ten茅s lugares donde guardarlos, no ten茅s agua segura para cocinar pero tampoco para limpiar tus utensilios de cocina o para tomar agua, que es el primer alimento que necesitamos para todos los d铆as, ah铆 enseguida se muestra la debilidad, la vulnerabilidad de todos. Los primeros que caen siempre son quienes est谩n m谩s expuestos a estos problemas鈥. El razonamiento de Barruti lleva inmediatamente a la feminizaci贸n de la pobreza. 鈥淒e lo que da cuenta este informe es de que los peores problemas est谩n en zonas rurales. En general las personas que tienen peores problemas de acceso a la alimentaci贸n en todo el mundo son las mujeres y de 谩reas rurales, por eso cuando plantean las mejoras en la construcci贸n de un sistema alimentario, la Organizaci贸n de Naciones Unidas para la Alimentaci贸n (FAO) y otros organismos internacionales apuntan a generar sistemas que incluyan a las mujeres rurales como una categor铆a propia, con sus fortalezas, que hay que fortalecer para que, junto con ellos, sus hijos que generalmente quedan a cargo, puedan estar seguras, porque viven una inseguridad muy grande, todos los problemas primero pegan ah铆鈥, expres贸 la investigadora.
El informe de la OMS se refiere espec铆ficamente a enfermedades transmitidas por 31 agentes (bacterias, virus, toxinas, par谩sitos y productos qu铆micos). La Escherichia coli es uno de los agentes fundamentales en Am茅rica Latina. Para Stella Maris Mart铆nez, docente de la Maestr铆a en Pol铆tica y Gesti贸n de la Seguridad Alimentaria de la Universidad Nacional de Rosario, el tema fundamental son las pol铆ticas p煤blicas. 鈥淓l estado tiene que estar presente, no podemos pensar en alimentaci贸n segura cuando tanta gente carece de agua potable, c贸mo podemos pedirle a la poblaci贸n que lave las verduras si no tiene agua. Cuando hace unos a帽os hubo un brote de c贸lera, la propaganda oficial era un ama de casa t铆pica de clase media con una bacha de acero inoxidable, en una casa donde hab铆a una amplia disponibilidad de litros de agua, bien alejado de la realidad de las poblaciones m谩s vulnerables a esta enfermedad鈥, record贸 la m茅dica rosarina. 鈥淟os chicos que mueren de desnutrici贸n tienen par谩sitos porque toman agua contaminada. Las enfermedades parasitarias son un problema enorme鈥, indic贸 Mart铆nez, pero tambi茅n subray贸 una enfermedad que no est谩 s贸lo asociada a la pobreza. 鈥淟a Argentina tiene el triste r茅cord de tener el mayor n煤mero de afectados por el s铆ndrome ur茅mico hemol铆tico, que se produce por la ingesta de carne picada mal cocida鈥, puntualiz贸 la docente. 鈥淐uando el estado se retira de sus obligaciones, se muere gente鈥, defini贸.
La coordinadora de la C谩tedra de Soberan铆a Alimentaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Myriam Gorban, tambi茅n subray贸 la necesidad de poner un coto a la industria de la alimentaci贸n, que inunda las g贸ndolas de comidas ultraprocesadas, a los que califica como 鈥渁limentos no identificados鈥, por su escaso valor nutricional e 铆nfimo contenido del producto supuestamente adquirido. Pero su principal preocupaci贸n pasa por 鈥渓a contaminaci贸n con las sustancias qu铆micas y los agrot贸xicos, que est谩n prohibidos por la misma Organizaci贸n Mundial de la Salud desde marzo. La OMS se帽al贸 cinco agrot贸xicos, de los cuales el m谩s usado en la Argentina es el glifosato鈥. Ese problema inabarcable que es la calidad de la alimentaci贸n, est谩 cada d铆a en manos de mujeres que sienten culpa o agobio -驴qu茅 hay de comer? es una pregunta que persigue a las amas de casa del mundo- ante decisiones que no est谩n meramente en sus manos, sino que acarrean una responsabilidad social de amplio alcance.
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