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Jueves, 31 de diciembre de 2015
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Rosa de cerca

Por Guadalupe Treibel
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Puede que la artista holandesa Rosa de Jong (1987) no utilice sus tubos de ensayo como la vasta mayoría de los mortales (léase, para análisis químicos); lo que no quita que su trabajo genere reacciones cuanti y cualitativas. Finalmente, son muchos los portales arty que han dedicado sus páginas (virtuales, por supuesto) a destacar la flamante obra de esta joven diseñadora, directora de arte y animadora con base en Ámsterdam, empeñosamente dedicada a edificar miniaturas en petites tubos de cristal. Ningún cliché en forma de barco pirata, dicho sea de paso: la serie Micro Matter (en criollo, “Micro Materia”), tal es el nombre que unifica sus piezas, reúne minúsculas e intrincadas edificaciones que redefinen la imposibilidad estructural. Encapsuladas tras los mentados recipientes verticales, sus paisajes miniatura -hechos a mano, con ecléctica mezcla de accesibles y nobles materiales (papel, cartón, ramas de árboles, musgo)- componen escenarios arquitectónicos surrealistas, donde una estructura urbana se cierne en el aire o una torre de agua se eleva, suspendida sobre verdor. Parafraseando al malévolo payasito IT, “flotan, todas flotan, y tú flotarás también”, de sumergir la mirada en un proyecto que propone una nueva narrativa.

Tal pareciera ser la meta autoimpuesta que motoriza obra y gracia de doña de Jong, a juzgar por dichos propios. En sus palabras: “En tanto las personas se sienten instintivamente atraídas a historias y personajes que se salen de la vaina, mi objetivo es contar cuentos que se aparten de la multitud, que cada pieza comunique auténtica y personalmente”. Y aunque algunos críticos comparen su trabajo a las pinturas de la barcelonesa Cinta Vidal o a las esculturas del estadounidense Thomas Doyle (This is Colossal dixit), ninguno invita al escrutinio “científico” como las composiciones de Rosa. Un digno ejemplo de que, con buenas ideas, buena disposición y -sobre todo- ¡buen pulso!, las pequeñeces crecen. En especial cuando, como asevera la web Beautiful Decay, “invitan a investigar, cuestionar, averiguar una verdad. Su naturaleza sin sentido y, a la vez, reconocible insiste en el verdadero momento de contemplación ¿Es esta la representación de un lugar que nos pertenece? ¿Algo que debe ser recordado? Réplicas oníricas, edificios fantásticos de hogares recordados o viviendas ficcionales”. En frasco chico, eso sí.

Más en www.byrosa.nl

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