No se trata de teatro polÃtico. La performarce como intervención puede convertirse, bajo la mirada de Lola Arias, en otra forma de militancia, en la posibilidad de usar las herramientas del teatro para sostener los datos duros, los reclamos, una discursividad polÃtica que abarque al público.
Si existe un lenguaje que necesita ser pensado, si las sensibilidades que hacen brotar ideologÃas bajo el formato de lugares comunes, frases repetidas de manera automática que es imprescindible empezar a demoler desde acciones culturales capaces de sorprender, de construir espacios de discusión donde la palabra se habite por fuera de lo predecible, el teatro, la danza y diferentes soportes artÃsticos están plagados de recursos polÃticos que es necesario detonar como interferencias.
Las experiencias performáticas de Lola Arias, tanto la que tuvo lugar en el ciclo Mis Documentos, como en los deseos escritos en la puerta del Teatro San MartÃn el 15 de diciembre pasado, permitieron darle una presencia social a un informe sobre el estado institucional y edilicio de ese lugar tan inevitable como problemático que durante este año tuvo una programación escasa y permaneció largamente cerrado por obras que todavÃa no concluyeron. En ese marco la denuncia, la protesta, formas y palabras que parecen hablar de una militancia anquilosada, persistente pero que a veces se nota insuficiente para involucrar, sumar, llamar a quienes no toleran su lenguaje, se identificaron con teatralidades, voces, protagonistas de la escena para extender ese conflicto a un campo que contiene otros dramas, con la expresión, casi pedagógica, de incitar a ese espectador/a a involucrarse.
Si en el Biodrama y el teatro documental la realidad era llevada a la escena casi como transparencia, como extirpación de los hechos, las acciones que Lola Arias realiza junto con el grupo Danza en Acción y el Teatro Independiente Monotributista podrÃan pensarse como el gesto de señalar la coexistencia de la contienda dramática con la polÃtica casi como una misma cosa y de encontrar en esas continuidades, que pueden tener lugar tanto en una sala del Cultural San MartÃn como en la calle, una forma de apoderarse de la realidad y de soltar propuestas para que aquello que duele y que falta pueda anudar tensiones dispares.
No se trata de estetizar la polÃtica sino de entender que para socavar ciertas ideologÃas también se necesita de la proliferación de nuevas afectividades. El argumento unido a la construcción de imágenes y escenas que puedan llegar al alma. Como si de algún modo también se estableciera un diálogo con las intervenciones que llevó adelante el colectivo Ni una menos, donde los testimonios, las ausencias concretas se unÃan a construcciones plásticas de los cuerpos que brindaban narraciones, consignas que se proponÃan pensar el lenguaje y sus efectos dentro de la misma situación. Asà como en la plaza de la Biblioteca Nacional el cruce entre los Cadáveres de Néstor Perlongher y los apuntes que dejara Lola Chomnalez provocaron cierta electricidad polÃtica. Ese instante donde la poesÃa y la vida descubren otro músculo de comprensión.
Integrar esas formas de militancia en un ciclo, encontrar una teatralidad en la conferencia, implica componer recursos dramáticos del afuera, de la vida social en la relación que se establece con esxs otrxs que escuchan, observan, pasan por la calle y pegan sus deseos en la puerta de un teatro.
En épocas donde deberÃa realizarse un balance del año, la performance de Lola Arias podrÃa operar como apertura, como la voluntad de inspirarse para actuar en una realidad tan inminente, en un futuro que ya llegó y no sólo va a necesitar convocar cuerpos en las calles sino enlazarlos a partir de enunciados que desajusten argumentaciones y discursos pero también todas las tempestades emocionales que excluyen y matan, que se materializan en gestiones dañinas.
Más info: danzaenaccion.blogspot.com
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