Una mujer de 27 a帽os, famosa e hija de famosos, decidi贸 ser madre soltera gracias a las t茅cnicas de fertilizaci贸n asistida y un donante an贸nimo. Embarazada de tres meses, Juana Repetto lo anunci贸 en el programa de Rial y no pas贸 desapercibida, como pasa siempre que una mujer hace uso de su libertad (cuando una mujer elige por la negativa, por ejemplo no ser madre, es m谩s cruel el coro, pero siempre es el combo 鈥渕ujer eligiendo sola鈥 lo que enloquece un poco). La voz m谩s grave del murmullo se帽ala que un ni帽o no puede crecer sin padre. O que es ego铆sta que se prive de una figura masculina a un ni帽o. Tambi茅n se dice que un hijo debe ser un proyecto de a dos, para delinear en el aire las figuras de la pollera y el pantal贸n tan tranquilizadoras. Vamos a tratar de atender a todos estos argumentos sin inflamar el esp铆ritu, porque estas afirmaciones, hip贸critas e ignorantes, no hacen otra cosa que esconder miedos y justificar posturas cobardes, pero sobre todo atentan contra la autonom铆a de las mujeres y su lado mas insoportable: nuestro deseo. Son las mismas voces que prefieren no mencionar la palabra aborto o negar la fortaleza de las familias m谩s diversas y sus derechos, conseguidos gracias a la militancia que justamente empuja la voluntad de maternar y paternar sin principios de 茅tica con sotana.
Juana Repetto no es 鈥渧aliente鈥, como insisten los titulares. O la parte de la valent铆a vendr谩 despu茅s, en el mismo momento en que est茅 puesta a prueba (en la urgencia del parto, en la desesperaci贸n del beb茅 por mamar, en la autoregulaci贸n de una persona mal dormida, alimentada a las apuradas, postergada hasta para ir al ba帽o). Juana Repetto tiene un deseo. Y quiere atenderlo. Y puede hacerlo. Las ra铆ces de ese deseo son muy profundas y personales. No quiere esperar a formar una pareja tradicional, conf铆a en otros v铆nculos. Dice que tener un hijo 鈥渃on cualquiera鈥 le parece mas extra帽o que lo suyo (que en definitiva tambi茅n es tener un hijo 鈥渃on cualquiera鈥, sac谩ndole a 鈥渃ualquiera鈥 el peso peyorativo). Podr铆a seguir esperando un compa帽ero, tambi茅n podr铆a ir a terapia o hacer constelaciones familiares para seguir indagando. Pero decide actuar.
Para tener un hijo hace falta una red, un colch贸n donde caer de espaldas sin quebrarse. Porque si hay algo que necesita una madre, soltera o no, es una espalda fuerte. Para dar la teta por horas, para sostener el peso que cada vez es mayor, para abrazar, acunar y alzar a los apurones despu茅s de una ca铆da, que son tantas. No sabemos si Juana cuenta con esa red, que no es solamente econ贸mica. Son brazos para la que tiene que abrazar. Porque el compa帽ero de una madre no es m谩s ni menos que quien ella elige para maternar, y la tribu de un ni帽o o ni帽a no es otra que aquella que le haya presentado la madre, o el padre, o quien haya decidido amarlo, y puede ser un padre, pero tambi茅n puede ser una t铆a, un amigo, una abuela, un vecino. El 煤nico requisito es ser persona, aunque las mascotas son excelentes compa帽eras de crianza. La tribu se arma andando, y se arma amando, sin perfecci贸n, a veces con gritos, muchas veces con errores, a veces tambi茅n odiando a ese peque帽o invasor que da vuelta el orden de las horas e impone cacas y pedos como temas del d铆a.
Que las familias ya no son pap谩 y mam谩 el tiempo lo ha demostrado con creces y la propia familia de Juana lo ha demostrado en el historial de Gente y Caras. Lo que hace su decisi贸n es desarticular el autom谩tico por el cual una pareja decide tener un hijo y nadie le pregunta nada, y vuelve a plantear las esenciales: 驴Qu茅 es un hijo? 驴Qu茅 viene a hacer a tu vida? 驴Para qu茅 sirve? Un hijo es mil cosas adem谩s de una explosi贸n de vida, porque si hay algo que hace la maternidad es devolver con fiereza todo lo que se proyecta sobre ella. Un hijo es un proyecto, un hijo debe ser pensado. 驴Por qui茅n? Por quien se crea capaz de enfrentar ese deseo aun cuando el test haya dado positivo antes de formularse. Lo que busca Juana Repetto es armar la propia tribu sin pedir permiso y dejando al amor de pareja para otro momento, en otro casillero del 谩lbum, juntar la le帽a y hacer el fuego para la cena, al calor de ese nuevo esquema que no festeja san Valent铆n y se determina en la fuerza de lo cotidiano.
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