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Viernes, 12 de febrero de 2016
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Cambio de roles

Por Guadalupe Treibel
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Cuando las pasadas semanas, la poeta Sarah Howe fue laureada con el prestigioso premio TS Eliot por su libro Loop of Jade, (una buena porción de) la prensa literaria anglo subrayó cuán bonita, joven y “exótica” era, en lugar de resaltar los méritos de su pluma. De allí que, hasta la coronilla del sexista panorama, la tuitera A. Torres (aka Daurmith) decidiera hacerse eco y “darle la vuelta a la tortilla”, cuestionando “si este tipo de cosas se dirían de un hombre”. Ante la evidente respuesta, la muchacha decidió cobrarse revancha y evidenciar los recurrentes “tics machistas”. ¿Cómo? Pues, bosquejando petites biografías de aclamados varones, que Torres escribe con el estilo que habitualmente se utiliza en las bios de mujeres. Las figuras que eligió, cabe aclarar, no pertenecen al ámbito literario: todos científicos, sector que conoce por haber estudiado ella misma una carrera en ciencias.

Tanto ha gustado el lúdico intercambio de roles que la propuesta de Daurmith acabó viralizándose por el mundo, con seguidores del globo emulando fórmula, tuiteando sus propias bios. Con todo, no es la primera iniciativa que recala en los modos imperantemente sexistas que abundan en medios gráficos al momento de referirse a mujeres de las ciencias (o, por caso, a damas destacadas en profesiones presuntamente masculinas). Tres años atrás, inspirada por un artículo de su colega Ann Finkbeiner que repasaba ciertos “furcios” reiterados en artículos sobre científicas, la periodista Christie Aschwanden esgrimía un test al modo Bechdel (utilizado para medir la misoginia en las películas). El Test de Finkbeiner, como lo bautizó, proponía evitar siete puntos al momento de hablar de matemáticas, físicas, etcétera, amén de “no tratar al sexo como el detalle más definitorio” de sus carreras; entre ellos: el hecho de que sea una mujer; cuál es el trabajo del esposo; cómo se las apaña para criar niños; lo bien que cuida a sus subordinados… “Tratar a las científicas como casos especiales solo perpetúa la idea de que hay algo extraordinario en el hecho de que una mujer elija esta profesión”, ofreció entonces Christie, parafraseando a la damisela Finkbeiner: “Las mujeres son seres humanos normales y lo que las hace interesantes es la ciencia. Si querés humanizarlas, hablá de sus motivaciones, hablá acerca de cómo se interesaron en su campo de estudio. Pero, por favor… no hables acerca del cuidado de los niños”.

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