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“Son mayoritariamente las madres quienes visibilizan el incesto en el sistema de Justicia con sus denuncias. Los estudios en el mundo validan las denuncias de incesto en los procesos de divorcio realizadas mayoritariamente por las madres. Es la madre la que suele observar los cambios de conducta del hijo/a, los detalles en su salud, sus gestos. Son ellas quienes, en la mayoría de los casos, detectan los cambios en el niño/a o a quienes el niño/a relatará aquello que no entiende y le afecta. Cuando un niño/a devela el incesto a la madre ambos quedan inmersos en el trauma. Estas mujeres que creen a sus hijos/as son fundamentales en el proceso de protección y recuperación. Su apoyo es indispensable”, resalta la jueza Graciela Dora Jofré en el libro de reciente aparición “Niñas y niños en la Justicia, abuso sexual en la infancia”, de Editorial Maipue.
La titular del Juzgado de Paz de Villa Gesell destaca que en Inglaterra, Estados Unidos y Australia se investigó sobre el rol central de las madres protectoras en la rehabilitación de las víctimas de abuso sexual infantil. Jofre también describe en su libro el proceso que va del silencio a la palabra de niñas y niños, los abusadores que son protegidos por la Justicia y el negocio del abuso sexual para algunos estudios jurídicos. Pero destaca el rol de las madres protectoras como factor clave de superación para que chicas y chicos salgan de la situación de víctimas: “La observación que he tenido como jueza sobre estas mujeres que creen y protegen a sus hijos de su pareja abusadora es que a partir del momento que deciden sacar del territorio de las cuatro paredes familiares el incesto con sus denuncias y su separación del perpretrador deben enfrentar durísimas pruebas de vida que tienen un denominador común: la traición con quien proyectaron la familia (…) y una segunda traición: la de la Justicia”.
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