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Arrojar a la hoguera el miedo. Verlo calcinarse lentamente frente a nuestros ojos con sonrisa de satisfacción. También como símbolo de liberación de ese miedo opresor que paraliza. Revolcarnos en las cenizas de lo que alguna vez fue. Gritar por la calle que no tenemos miedo al hombre ni a la sociedad que a lo largo de la historia nos ha llamado brujas, locas, putas, histéricas, brutas. Hemos sido negadas a la educación, al trabajo, encerradas, obligadas y conformadas a ser un adorno para otro. El machismo es, también, (Parafraseando a Galeano) “El miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
* Directora de Nadie es tan rubia, sobre la vida de Marilyn Monroe. Domingos 19 hs en Korinthio Teatro (Mario Bravo 437, CABA).
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