La sensación en el movimiento de mujeres es de triunfo. Contra todos los pronósticos, 
en la reunión de Cepal realizada en San Juan de Puerto Rico, entre el 29 y 30 
de junio, Estados Unidos se sumó al consenso de la región latinoamericana y del 
Caribe que reafirma el Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Población 
y Desarrollo (CIPD), lo que se conoce como Cairo + 10. Para la Argentina en particular 
–que a diferencia de su papel en El Cairo y El Cairo + 5 firmó el consenso– “fue 
un paso muy importante, ya que hemos empezado a tener una posición diametralmente 
opuesta a la que teníamos”, coincidieron la embajadora Juliana Di Tullio y la 
viceministra de Salud, Graciela Rosso, en diálogo con 
Las12.
Hace 10 años, en la reunión de la CIPD en El Cairo, 179 países adquirieron el 
compromiso de corregir los rumbos del desarrollo hacia uno más humano. El consenso 
global alcanzado entonces ponía el eje en los derechos a la salud sexual y reproductiva 
como un asunto de ciudadanía, a los que se debía responder con servicios públicos. 
Esto fue ratificado en el proceso de El Cairo + 5 a fuerza de resistirse a las 
presiones de Estados Unidos y el Vaticano, que se opusieron incluso hasta la reunión 
pre El Cairo + 10, realizada en Santiago de Chile en marzo último, y la IX Conferencia 
sobre la Mujer, realizada en México, en junio. La Argentina rompió con el bloque 
conservador por primera vez en Chile. Y esta vez, en la misma línea, la delegación 
nacional –formada por Graciela Rosso, Juliana Di Tullio, la senadora María Perceval 
y Cristina Zurutuza, de la ONG Comité Latinoamericano para la defensa de los derechos 
de la mujer; además de 16 asesoras de ONG de mujeres– firmó el consenso ratificando 
lo planteado en Santiago.
–¿Cómo analizan la decisión de Estados Unidos?
J.D.T.: –Yo creí que no iba a firmar pero fue muy importante que se adhiera. 
Los países han resistido mucho los cabildeos y presiones de Estados Unidos; sobre 
todo para Centroamérica fue muy difícil. Y todos los países han sostenido sus 
posiciones sabiendo hacia dónde se apuntaba. Fue muy importante la cohesión de 
los bloques.
–La década pasada la Argentina tuvo una posición de 
alineación a Estados Unidos. ¿Qué consecuencias ha tenido 
para el país en estos temas?
J.D.T.: –La única verdad, que es la realidad, es que aumentó la tasa 
de mortalidad materna por abortos inseguros; la principal causa de muerte en edad 
reproductiva en nuestro país es el aborto clandestino. Entonces, hay que garantizar 
que las mujeres no se mueran.
–Pero no se habló de aborto.
J.D.T.: –El aborto no es la discusión de El Cairo. No hay un solo país 
de Latinoamérica que tenga despenalizado el aborto. Obviamente, todos los tratados 
internacionales son respetuosos del derecho interno. La Argentina no interpreta 
que derechos sexuales y reproductivos es igual a aborto. G.R.: –Lo que sí planteamos 
es el tratamiento post aborto para que haya menos casos de muerte materna. Porque 
el aborto, en primer lugar, y la baja calidad de los servicios en segundo lugar, 
son las dos principales causas.
–¿Con qué premisas fue la delegación argentina 
a Puerto Rico? 
J.D.T.: –Sólo había que sostener lo que hicimos en 
Chile. 
G.R.: –Se habló de la salud sexual y reproductiva como un derecho 
que hay que garantizar con información y educación, con el acceso a los servicios 
de salud de calidad y seguros, a la consejería, a los insumos como los anticonceptivos, 
preservativos y DIU, y otras metodologías donde se las permite. Además, un tema 
importante fue hablar de los adolescentes como sujetos de derecho, a los se debe 
garantizar la confidencialidad.
–¿Para qué sirven los acuerdos internacionales?
G.R.: –No es algo abstracto, es donde se sientan posiciones de acciones 
concretas a seguir. Los países medimos qué grado de avance hemos tenido y qué 
nos falta. También implica financiamiento, porque la Cepal y el Fondo de Población 
de las Naciones Unidas brindan subsidios para desarrollar estas acciones, para 
capacitación, para insumos. Los primeros insumos que distribuimos con la sanción 
de la ley fueron donados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
–¿El Cairo + 10 ha sido un avance?
J.D.T.: –El resultado para la Argentina es un avance. Lograr el 
consenso también: los temas son los mismos, es ratificar El Cairo y El 
Cairo + 5 pero esta vez con mucha más fuerza. Obviamente, ahora cada país 
se tiene que comprometer a hacer lo que prometió. Esto tiene que verse 
reflejado en la vida y en la salud de cada una de las mujeres de este país.
G.R.: –Acá, por ejemplo, el 24 de julio lanzamos 
el Consejo Asesor del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, que va a estar 
formado por ONG, organizaciones científicas y sindicales que están 
trabajando con nosotros para evaluar la puesta en marcha del programa. Esto asegura 
que podamos monitorear el cumplimiento de la ley en todo el país.
| Lejos del Vaticano 
 De forma paralela a El Cairo + 10, la organización 
no gubernamental Católicas por el Derecho a Decidir presentó una encuesta 
realizada entre católicos de México, Colombia y Bolivia, en la que se revela 
que no se sienten representados por el Vaticano en relación con los derechos 
sexuales y reproductivos. Dice, por ejemplo, que el 91 por ciento de las 
y los católicos colombianos y mexicanos y el 79 por ciento de las y los 
bolivianos piensan que los adultos deben tener acceso a la anticoncepción. 
El 93 por ciento, en los tres países, está de acuerdo con que los hospitales 
públicos deberían brindar atención post aborto. Y más del 80 por ciento 
opina que los centros de salud y hospitales públicos deberían ofrecer anticoncepción 
de emergencia a víctimas de violación.
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