A pocas horas de haberse conocido la noticia de que el cardenal Josef Ratzinger ha sido elegido el nuevo Papa, podemos decir que se asiste a una profunda polarizaci贸n de las posiciones dentro de la Iglesia.
Una primera lectura puede ser el hecho de que no se hayan escuchado los signos de los tiempos y el clamor por los cambios que vienen sonando en todos los lugares de opresi贸n que han dado lugar a la Teolog铆a de la Liberaci贸n y la Teolog铆a Feminista, entre otras. La Iglesia inclusiva, pobre y austera inspirada en el Evangelio hoy se aleja como posibilidad concreta en el Vaticano. Pero se multiplicar谩n las y los disidentes de este modelo de Iglesia piramidal y autoritaria. Justamente el nuevo Papa Benedicto XVI mientras era cardenal se ha ocupado de perseguir a los te贸logos y te贸logas disidentes.
Entre sus primeros anuncios manifiesta que se puede disentir en diferentes puntos de la Doctrina menos en el tema del aborto. Y aunque lo diga desde el poder que le da ser la m谩xima autoridad en la Iglesia Cat贸lica, el tema del aborto es tema opinable y discutible dentro de la doctrina cat贸lica. Es obvio que es un tema pol茅mico y un dilema 茅tico y sobre ese dilema se ha manifestado la Iglesia de diferentes maneras seg煤n las 茅pocas y ha prevalecido la condena pero tambi茅n la comprensi贸n en determinados casos. Pero el endurecimiento que est谩n poniendo los sectores fundamentalistas cat贸licos 鈥揹e donde proviene Benedicto XVI鈥 sobre el aborto y todo lo relacionado con g茅nero y sexualidad tiene que ver m谩s directamente con imponer un modelo de familia 鈥搎ue hoy ya no existe en la realidad鈥 pero que se pretende restaurar. Se trata de un 煤nico modelo de familia que est茅 en sinton铆a con el pensamiento 煤nico y con un modelo de poder concentrado en unos pocos.
La defensa a ultranza de la familia tradicional implica la condena no s贸lo a la pr谩ctica del aborto sino que condena a homosexuales y lesbianas, a divorciadas y divorciados, a madres solteras, a parejas de hecho, a cualquier tipo de familia que no cumpla los requisitos establecidos. Con esta posici贸n endurecida se acrecientan la discriminaci贸n y la intolerancia no s贸lo dentro de la Iglesia; sabemos de la influencia que tiene sobre determinados sectores de poder y sobre los estados, especialmente en Am茅rica latina, y la influencia negativa que han tenido estas posiciones para combatir el sida en el mundo.
Y aunque todo indique que no hay lugar para tener sorpresas en la pol铆tica vaticana, siempre es posible esperar que alg煤n cambio se opere en el interior de las personas y de las instituciones. Si esto no ocurriera es de esperar dos posibles reacciones de los fieles: disentir o alejarse de la Iglesia.
La disidencia reafirma la pertenencia a la comunidad religiosa a la vez que interrumpe el proceso de consenso, poniendo en evidencia que la Iglesia no es monol铆tica y que una variada gama de posiciones habita en su seno esperando el momento propicio para el cambio. Las disidencias expresan otros proyectos posibles de Iglesia, reclaman justicia, redistribuci贸n de las riquezas, sacerdocio de las mujeres, que se reconozca la anticoncepci贸n y el aborto como derechos, que homosexuales y lesbianas puedan ejercer el sacerdocio y vivir en paz. Las y los disidentes reclaman el derecho a tener fe y creencias religiosas sin condicionamientos relacionados con la moral sexual pero tambi茅n quierenque cambie la estructura de la Iglesia, especialmente en lo que se refiere a la transformaci贸n de la pir谩mide jer谩rquica en verdadera comunidad de fieles, superando los comportamientos patriarcales que subordinan a las mujeres y sostienen un sistema econ贸mico y pol铆tico neoliberal que ha tenido consecuencias dolorosas en nuestro pa铆s y en el mundo.
Dice Juan M. Vaggione: 鈥淟a creciente producci贸n de teolog铆as feministas y de minor铆as sexuales, que reinterpreta o inclusive reconstruye las tradiciones religiosas, es un fen贸meno pol铆tico contempor谩neo de vital importancia para profundizar la igualdad de g茅nero, el reconocimiento de las minor铆as sexuales y el di谩logo ecum茅nico. En el caso de Am茅rica latina estas teolog铆as tienen una fuerte influencia de la Teolog铆a de la Liberaci贸n, lo que hace que su tratamiento de las desigualdades de g茅nero o sexualidad sea hecho en intr铆nsecas conexiones con las desigualdades de clase鈥.
Este es el fen贸meno y el nuevo fantasma que recorrer谩 el mundo cat贸lico si no hay cambios y es muy posible que haya nuevos m茅todos para controlar y perseguir a este fantasma que asusta especialmente a las instituciones duras e inflexibles. Y como demuestran numerosas investigaciones, la mayor铆a de las y los cat贸licos mantienen muchas diferencias con las posiciones m谩s r铆gidas de la Iglesia. Es entonces muy probable que se pretenda influir m谩s a煤n sobre los estados para que a trav茅s de ellos se legisle y reglamente en base a una moral propia del medioevo que ya los fieles cat贸licos no aceptan.
Ser谩 que ha llegado el momento de exigir m谩s que nunca que los estados sean soberanos y laicos para que se respete la riqueza de la diversidad que tienen todos los pueblos. Y nos queda la esperanza que todo intento de disciplinamiento ha generado profundas reacciones y profundas transformaciones... 隆Resistiremos!
* De Cat贸licas por el Derecho a Decidir.
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