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Viernes, 26 de enero de 2007
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derechos

Remedio para pobres

Negras, adolescentes y pobres: esos datos fueron suficientes para que en Porto Alegre se aplicara un implante anticonceptivo a 2500 j贸venes sin siquiera consultarlas, como si su vulnerabilidad social las dejara incapacitadas para decidir.

Por Luciana Peker

Decidir. El derecho es a decidir. Ser madre o no serlo. Decidir tener relaciones sexuales con anticonceptivos, decidir ligarse las trompas para no tener m谩s hijos, decidir abortar para no tener un hijo que no se desea y decidir ser mam谩. Todos 茅sos son derechos de las mujeres. Derechos que se condensan en una palabra: decidir. Nunca, que decidan por una. Pero eso, precisamente eso, fue lo que sucedi贸 en San Pablo, Brasil. Y no con una, sino con 2500 mujeres, j贸venes, pobres y afro. Ninguna coincidencia.

El 27 de noviembre del 2006 el diario Folha de S. Paulo denunci贸 que la Secretar铆a Municipal de Porto Alegre junto a la ONG Instituto Mujer Consciente, de manera masificada 鈥搒in individualizar el tratamiento鈥 estaba realizando implantes de un nuevo anticonceptivo hormonal subd茅rmico (van pegados a la piel), que tiene una duraci贸n aproximada de tres a帽os, en 2500 adolescentes, de 15 a 18 a帽os, de escasos recursos, en su mayor铆a afrodescendientes, de diez barrios de la periferia de la ciudad y de j贸venes residentes en institutos del Estado.

La coordinadora de Area T茅cnica de Salud de la Mujer del Ministerio de Salud de Brasil, Maria Jos茅 de Oliveira Araujo, ratific贸 ante Las12 su rechazo a esa medida inconsulta y prohibida por la Constituci贸n brasile帽a de 1988: 鈥淓sta iniciativa no est谩 en sinton铆a con los principios de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, hombres y adolescentes. Uno de los requisitos fundamentales para la efectivizaci贸n de esos derechos es la elecci贸n libre e informada de las posibilidades de sexo seguro. Cabe resaltar que no se debe promover la masificaci贸n de determinado m茅todo anticonceptivo en la poblaci贸n adolescente de mayor vulnerabilidad social, pues esa elecci贸n debe ser personalizada, teniendo en cuenta las condiciones individuales, de vida y de salud de las personas鈥.

Justamente la diferencia entre control poblacional y derechos reproductivos es que las mujeres no son 鈥搉i deben ser鈥 interpretadas como mu帽ecas de una pol铆tica de Estado sino como due帽as de su propio cuerpo. No importa si se quiere tener m谩s o menos poblaci贸n o se piensa que es mejor o peor para las mujeres ser madres o no serlo, o que las pobres tengan m谩s o menos hijos pobres. Importa qu茅 quieren y desean ellas.

Hasta ahora, en cambio, permanentemente se viola este derecho humano a trav茅s de restricciones para el reparto de anticonceptivos 鈥揺spec铆ficamente DIU鈥, como sucedi贸 en el 2006 en la provincia de San Juan, o, por el contrario, a trav茅s de la anticoncepci贸n forzada (hay antecedentes de ligaduras de trompa masivas en Per煤) para que las mujeres pobres no tengan m谩s hijos. Incluso, muchas veces, los sectores conservadores acusan a las campa帽as de derechos reproductivos de responder a una ideolog铆a antimaternal o de intentar solucionar la pobreza a trav茅s de la planificaci贸n familiar. Ni anti, ni pro. El verdadero derecho de las mujeres es tener derecho al deseo. Y, por supuesto, a un deseo lo m谩s libre y aut贸nomo posible para proyectar la vida.

Pero esta campa帽a tampoco fue un exceso de inter茅s para que las mujeres pobres no tengan como 煤nico recurso posible de realizaci贸n personal la maternidad. Lejos de eso, una de las caracter铆sticas que llam贸 la atenci贸n 鈥搚 gener贸 mayor desconfianza鈥 de la emparchada hormonal de Porto Alegre es, justamente, el m茅todo utilizado. El sistema subcut谩neo todav铆a no es muy difundido y est谩 cuestionado por especialistas m茅dicos por sus posibles efectos colaterales, como el excesivo sangrado, por ejemplo.

No parece un dato casual. Desde el Ministerio de Salud de Brasil alertaron claramente: 鈥淓xiste la posibilidad de que esta acci贸n venga a constituir un veh铆culo de propaganda de un determinado m茅todo anticonceptivo integrando una amplia estrategia para ampliaci贸n del mercado del consumo del mismo鈥. Todav铆a m谩s lejos lleg贸 la Red Nacional Feminista de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos de Brasil: 鈥淓l sitio de Internet de Mujeres Conscientes no deja lugar a dudas. Sus banners (publicidades) anuncian que es financiada por laboratorios y grandes empresas como Organon, Gerdau y la Escuela Superior de Propaganda y Marketing del Consejo Regional de Enfermedades鈥, acusaron a la campa帽a de responder a intereses comerciales de experimentaci贸n y difusi贸n de este nuevo anticonceptivo.

Pero otra de las advertencias que deja esta pol铆tica ejecutada en San Pablo es la falta de atenci贸n a la prevenci贸n de VIH en las adolescentes y que con un m茅todo anticonceptivo solo no alcanza para resguardar la salud de las j贸venes. Todav铆a falta mucho para que las chicas puedan tener, usar y naturalizar la exigencia ante su compa帽ero sexual, del uso de preservativo. Oliveira Araujo remarca: 鈥淎nte el fen贸meno de la feminizaci贸n, juvenizaci贸n y pauperizaci贸n de la epidemia de sida, el planeamiento reproductivo debe ser trabajado juntamente con la prevenci贸n de VIH. Los profesionales de salud deben incentivar la doble protecci贸n de preservativo masculino con otro m茅todo anticonceptivo鈥.

La Red Nacional Feminista critic贸: 鈥淟a organizaci贸n Instituto Mujer Consciente fue en contra de las recomendaciones de los instrumentos internacionales que protegen los derechos de las mujeres y a los que est谩 adherido Brasil, cuya base es la autonom铆a reproductiva de las mujeres desde su juventud. Por el contrario, esta iniciativa es claramente discriminatoria puesto que aplica masivamente un tipo espec铆fico de anticonceptivo teniendo en cuenta como criterio 煤nico la condici贸n socio-econ贸mica de las adolescentes que coincide con un perfil racial/茅tnico de afrodescendientes en un marcado preconcepto sobre las j贸venes pobres y el desprecio por su condici贸n y los riesgos evidentes de los implantes hormonales鈥.

Por supuesto, como esta campa帽a puede ser utilizada por los sectores conservadores para frenar avances en derechos sexuales, la Red enfatiza: 鈥淟as entidades feministas tienen una n铆tida posici贸n favorable al uso de m茅todos anticonceptivos por ser un derecho reproductivo conquistado por las mujeres a lo largo de las 煤ltimas d茅cadas. Y la falta de acceso a la oferta de prevenci贸n, anticoncepci贸n de emergencia y m茅todos de prevenci贸n de VIH es una violaci贸n a los derechos humanos, pero lo que no se admite es que un tipo espec铆fico de anticonceptivo sea utilizado teniendo como 煤nico criterio la condici贸n socio-econ贸mica de las usuarias鈥.

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