Una obra teatral audazmente controversial en su planteamiento tem谩tico se estren贸 a mediados de 2007 en Buenos Aires: Tumbada blanca en blanco (Menci贸n de Honor del Concurso Nacional de Argentores Primera Obra, 2006), de Carina Maguregui. Bi贸loga, periodista cient铆fica, con estudios de cine y teatro, ex productora de contenidos del programa televisivo Cient铆ficos Industria Argentina, Magurequi abri贸 el debate sobre ciertas formas de maltrato m茅dico con su novela Doma (Alci贸n, 2004) donde, seg煤n anota Diamela Eltit en la contratapa, 鈥渋nstala pormenorizadamente el drama del cuerpo para producir uno de los textos m谩s elocuentes en torno de la escena del dolor y el escenario del poder鈥. Un par de a帽os despu茅s, Carina Maguregui convirti贸 ese escalofriante relato que hace el seguimiento del calvario de una mujer despose铆da de toda autonom铆a sobre su cuerpo enfermo, narrado desde distintas voces, en la pieza teatral que este a帽o protagonizara con formidable entrega Mar铆a Marta Guitart, y que la autora proyecta reponer en 2008.
鈥淎 pesar de haber sido publicado por una editorial peque帽a, pens茅 que Doma iba a llamar m谩s la atenci贸n por el tema que planteaba, poco tratado por la literatura鈥, dice Carina Maguregui. 鈥淗ubo, s铆, un cierto n煤mero de lectores que se interesaron mucho, tomaron contacto, quisieron intercambiar, ver qu茅 se pod铆a hacer para modificar las cosas. La parte negativa fue que me dejaron una serie de amenazas en el contestador, algunas con alusiones a la muerte de mi madre, m谩s bien una especie de chicana. Evidentemente, a alguien le molest贸 la novela. Cuando se produjo el estreno teatral, no hubo ning煤n episodio de este tipo. En cambio, apareci贸 mucha gente que se sinti贸 concernida. Quiz谩 porque 煤ltimamente esta problem谩tica empez贸 a tener m谩s espacio para la discusi贸n en algunos medios, incluso en la vida cotidiana: la relaci贸n m茅dico-paciente, el encarnizamiento terap茅utico, el suicidio asistido, la muerte digna... Temas que en algunos sectores siguen siendo tab煤 pese a esta apertura. Sin duda, estamos bastante m谩s atrasados que en Europa. Tambi茅n me parece que en los 煤ltimos a帽os se le est谩 dando m谩s importancia a los cuidados paliativos, la gente participa m谩s, se preocupa por los derechos de las personas enfermas. Prefiero no decir paciente porque detesto esa palabra por la carga que trae. Hay que ejercer el derecho inalienable de elegir, de decidir. Seguir construyendo un espacio de debate.鈥
鈥揈sto que estamos hablando tiene que ver con el modelo de poder establecido. Pero aun dentro de este modelo predominante, hay un reducido grupo de m茅dicos humanistas que son la excepci贸n que confirma la regla. Porque la mayor铆a pertenece al sistema paternalista, donde la figura del m茅dico estaba endiosada, entronizada en un lugar de saber indiscutible, con el poder de decidir por el paciente. Palabra 茅sta muy elocuente: hay que esperar, aguantar, tener una actitud pasiva, recibir 贸rdenes. Si analiz谩s la jerga cient铆fica m茅dica, ver谩s que tiene mucho de castrense: 鈥淭e hago una orden para la ecograf铆a鈥. Y vos acat谩s la orden... Ya desde el campo sem谩ntico hay una cuesti贸n de poder muy establecida. Un trato tan desigual que pr谩cticamente pasa por encima de la persona que est谩 enferma sin considerar que adem谩s de su dimensi贸n anat贸mica, fisiol贸gica, f铆sica, tiene una dimensi贸n ps铆quica, emocional, social, profesional... Tambi茅n le veo algo de militar a la medicina en esto de las jerarqu铆as, de responder a los mandos naturales. Por ejemplo, un m茅dico ve una pr谩ctica que se est谩 realizando y aunque est茅 en desacuerdo no la va a cuestionar porque su superior dijo que deb铆a ser as铆. Es una de los aspectos que debe cambiar en la formaci贸n de m茅dicos y m茅dicas, de alg煤n modo habr铆a que ayudar a que esa estructura castrense se desarticule y se formule otro tipo de relaciones entre colegas.
鈥揕as personas con una enfermedad de curso irreversible, que no tiene un tratamiento curativo, soportan un sufrimiento f铆sico indiscutible, y adem谩s un dolor ps铆quico, existencial, situaci贸n que alcanza a familiares y amigos. Entonces, ese sufrimiento del final no se merece un encarnizamiento terap茅utico, existen l铆mites. Hay cosas que la medicina no puede hacer. Precisamente, eso que algunos m茅dicos llaman 鈥渦n soplo de vida鈥, si se lo analiza desde el punto de vista de la calidad de vida, puede ser un d铆a m谩s de tortura, de agon铆a... Esa omnipotencia de decir: vamos a seguir mientras haya algo para hacer, porque la tecnolog铆a lo permite. Obviamente, tampoco estoy en contra de la tecnolog铆a que ha avanzado de manera maravillosa, permitiendo que mucha gente pueda curarse, vivir. Pero si hay un abanico de posibilidades, bueno, elijamos por lo m谩s humanitario en el caso de una enfermedad de curso irreversible, en vez de estirar la vida no importa en qu茅 condiciones. A m铆 s铆 me importa, no quiero eso para m铆, tampoco para un ser querido en ese trance. Quiero lo que se llama morir dignamente, en lo posible sin sufrimiento, sin una agon铆a en un lugar extra帽o e impersonal como puede serlo una terapia intensiva, lejos de la gente que te quiere, de la que te pod茅s despedir, atravesada por tubos, cat茅teres, intervenida de todas las formas posibles. Porque una no es un territorio, sigue siendo una persona hasta el final.
鈥揈n realidad, creo que se trata de ejercer los derechos siempre, pero quiz谩 por la historia de represi贸n que tenemos, no est谩 instalada esa costumbre. No reclamamos lo que nos corresponde en muchas situaciones.
鈥揓ustamente ah铆 tendr铆a que empezar una relaci贸n igualitaria. Pero no s贸lo no te escuchan en el consultorio, sino que ellos 鈥損or ejemplo en el caso de una terapia intensiva, donde el paciente est谩 como cautivo鈥 son muy capaces de hablar delante de la persona como si fuera un mueble m谩s, un artefacto. 鈥淰amos a probar鈥, dice uno. 鈥溌縍esultar谩?鈥, pregunta otro. 鈥淵 no s茅, vamos viendo...鈥 Est谩n hablando de un ser humano, no de una maquinaria. Trabaj茅 muchos a帽os con el doctor Favaloro y 茅l siempre dec铆a: 鈥淗ay una cosa que lamentablemente se ha perdido: semblantear al paciente. Primero le miro el semblante, lo escucho, despu茅s todo lo que venga鈥. El m茅dico tiene el conocimiento, sabe los procedimientos, pero me tiene que ofrecer un abanico de alternativas, tengo que conocer las ventajas, las desventajas, los efectos colaterales, otras opciones. Para m铆 es fundamental poder elegir, no que hagan conmigo lo que les parezca. Pero todav铆a, la mayor parte de la gente se entrega, se pone en manos de los m茅dicos totalmente confiada. Y as铆 como hay m茅dicos serios y responsables, hay otros que cometen impericias, negligencias, mala praxis. Por eso tiene que existir el lugar del reclamo. Hay comit茅s de 茅tica, pero desafortunadamente son nominales.
鈥揝in duda, por eso creo en una evoluci贸n conjunta: por un lado, la persona enferma que empieza a hacer valer sus derechos y, por otro, el m茅dico que desde la facultad deber铆a estudiar no s贸lo las piezas del cuerpo sino tambi茅n recibir una formaci贸n humanista real. No s贸lo una materia llamada bio茅tica, sino un contacto diario con la gente que padece desde el primer a帽o para saber si verdaderamente eso es lo que quiere hacer, si est谩 dispuesto a asumir esa parte de sacrificio. Porque vas a ver gente que sufre, vas a hacer todo lo posible para curarlos y algunos se te van a morir.
鈥揅uando mi mam谩 estaba enferma y pasaban determinadas cosas que nos llamaban la atenci贸n, yo, mi pap谩, pregunt谩bamos y la respuesta era: 鈥淣osotros sabemos lo que estamos haciendo鈥. Hubo problemas, hicimos una denuncia, pedimos la historia cl铆nica y nos encontramos con unas anotaciones a los costados que dec铆an: 鈥淗ija problem谩tica鈥, 鈥淢arido problem谩tico鈥. Personas que se interesan en una persona enferma, que piden explicaciones, son problem谩ticas. Gente de medicina legal me dijo que esas anotaciones estaban fuera de lugar. Creo que eran como una advertencia para el siguiente m茅dico que ver铆a esa historia. Aun estando pendientes, pasaron cosas terribles.
鈥揝i bien a m铆 me interesaron estos temas, el caso personal me toc贸 mucho, me cambi贸 la vida, me trastoc贸 todo. No s贸lo el hecho de su muerte sino todo lo que antecedi贸, los a帽os que padeci贸 tratamientos m茅dicos que realmente podr铆an haberse evitado. Por eso, siempre que pueda me voy a dedicar a actuar para que otras personas no pasen por esos calvarios innecesarios. Inevitablemente, todos nos vamos a enfermar, nos van a atender m茅dicos, nos van a internar. Por eso creo que es bueno que estos temas salgan a la luz, que la gente les pierda miedo. Ac谩 todav铆a alguien habla de eutanasia y lo miran como a un asesino serial.. Pero bueno, podemos empezar con los cuidados paliativos, tan importantes pero que ac谩 casi no tienen tradici贸n. Por ejemplo, el Hospital Torn煤 tiene un programa que cost贸 much铆simo instalar, conseguir un espacio institucional. Cuando lo visit茅, ten铆a s贸lo ocho camas. Es cierto que se hace un seguimiento en los hogares, se acompa帽a a las personas enfermas y a su familia. Pero fijate la diferencia con la cantidad de camas en terapia intensiva, cosa que todos nos parece natural. Por si hace falta, aclaro que no estoy en contra de esa forma de terapia que puede salvar vidas, pero creo que paralelamente en los hospitales deber铆a existir una unidad de cuidados paliativos. Es un cap铆tulo importante de la medicina: aliviar cuando ya no hay cura, algo que el m茅dico tiene que saber reconocer.
鈥揅omo dir铆a Agamben, estas personas est谩n en un estado de excepci贸n, de vida nuda, desvalidas frente a la adversidad, a merced de lo que otras personas 鈥搇os m茅dicos鈥 decidan.
鈥揝铆, un paisaje hostil. Por eso titulo mi obra Tumbada blanca en blanco: lo primero alude a la lividez de cuando te dejan, te vac铆an, desprovista de todo: qued谩s blanca. En blanco, alude al ambiente as茅ptico, tan impersonal, tan poco cercano a la vida. Dejame que cite una frase del profesor H茅ctor Ciocchini que figura en mi libro de entrevistas Conversaciones sobre 茅tica y salud: 鈥淪imone Weill le adjudicaba a la belleza un papel muy importante en la recuperaci贸n de enfermedades. Con esta idea proyect贸 un cuerpo de salvataje posguerra, cuya principal recomendaci贸n para esos 鈥榚x hombres鈥, que hab铆an pasado por los campos de concentraci贸n, era la contemplaci贸n de objetos bellos como un m茅todo para recuperar la humanidad y la armon铆a perdidas鈥.
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