De pronto, en el cable, donde menos se espera, salta una Lady Chatterley observada desde una 贸ptica bien diferente a la de, por poner ejemplos conspicuos, Simone de Beauvoir o Kate Millett. Sin previo aviso, sin haber pasado por los cines, aunque muy elogiada y con varios premios C茅sar en Francia, aparece en la programaci贸n de Movie City este film de Pascale Ferran (Petits arrangements avec les morts, 1994, pasada por TV5; L鈥橝ge des possibles, 1997), de larga duraci贸n (m谩s de dos horas y media) y es justo celebrarlo. Se trata, claro, de una nueva y sobre todo renovada adaptaci贸n de la archifamosa novela de DH Lawrence El amante de Lady Chatterley (1928), pero no de la tercera versi贸n 鈥搇a m谩s difundida鈥 sino de la segunda, que en Francia fue editada como Lady Chatterley et l鈥檋omme des bois, d谩ndole el protagonismo a ella, la joven lady Constance que despierta progresivamente al placer sexual y a la pasi贸n amorosa en compa帽铆a del guardabosque, en un aprendizaje compartido. Seg煤n Ferran, esta versi贸n es m谩s frontal, menos atormentada: los personajes no comentan, experimentan, y la naturaleza los acompa帽a en su transformaci贸n.
Cuando Lady Chatterley (2006) comienza, Constance, arrebujada en un amplio chal, contempla el paisaje oto帽al que rodea el castillo. En el interior, despu茅s de la cena vista a trav茅s de los cristales, los hombres conversan con sir Clifford 鈥揺l marido de la protagonista, que ha vuelto de la guerra paralizado de la cintura para abajo鈥 y hacen chistes sobre la experiencia en el frente. Desinteresada, sola, Constance se sienta aparte. En las sucesivas escenas, se sugiere que la vida de castillo es oprimente para ella, que la mujer languidece atendiendo por obligaci贸n a su distante marido. En el tiempo libre, lustra la plater铆a, tiende la ropa con las criadas, intenta tocar el piano. Pero alguna ficha le cae cuando va a llevarle un mensaje a Parkin, el guardabosque que conoc铆amos como Oliver Mellors en la novela, y ve al hombre desnudo hasta la cintura, lav谩ndose al aire libre. Impresionada, se aparta unos momentos, espera que 茅l se vista y habla brevemente con ese hombre hosco. Por la noche, al quitarse la ropa para ponerse el camis贸n, Constante detiene su mirada en el espejo, se mira desnuda. Ya en la cama, no puede concentrarse en la lectura.
El segundo encuentro con Parkin sucede despu茅s del invierno de ramas peladas y nieve, cuando Clifford ya tiene una enfermera que lo cuide. Constance abre de nuevo la tranquera y va al bosque en busca de junquillos, se acerca cansada a la caba帽a, se queda dormida en el sill贸n del guardabosque. Decide volver a diario, hacer un alto en el territorio de Parkin, esa especie de ermita帽o que le muestra d贸nde empezaron a anidar los p谩jaros, le ense帽a los pollitos reci茅n nacidos y le alcanza uno que ella toma en sus manos sin poder contener las l谩grimas al pensar en el beb茅 que no puede tener. El le pasa t铆midamente la mano por la espalda para confortarla, ella no se resiste, 茅l sigue hasta el pecho, la invita a entrar. Vestidos, en el suelo donde Parkin extiende una manta, sin besarse, sin hablar, tienen sexo por primera vez.
Seis encuentros sexuales que pautan relato y que van dando cuenta del entendimiento cada vez mayor de los cuerpos, de los primeros besos, del agradecimiento de ella, las sospechas de 茅l de ser utilizado como semental... Constance descubriendo, tanteando, explorando un cuerpo masculino, la primera noche completa de amor en la casa de 茅l y finalmente el juego gozoso en el bosque, desnudos bajo la lluvia, entre risas felices. Si hay en esta historia una dominaci贸n cruzada, como dice la directora 鈥搖na dominaci贸n social, una dominaci贸n hombre/mujer鈥, en este episodio, en la desnudez y en el juego, ella y 茅l se igualan. Y en la escena posterior, frente al fuego, se adornan mutuamente con flores, tambi茅n se coronan entre s铆 con ramas.
Sin embargo, la directora no quiso ni darle total primac铆a a la presencia de la naturaleza ni desarrollar la tesis de que el amor es m谩s fuerte que las barreras sociales. M谩s bien prefiri贸 concentrarse en el nacimiento y la afirmaci贸n de una pareja: 鈥淒el amor como posibilidad de acceso a una verdad 铆ntima, de c贸mo a partir de la atracci贸n de dos cuerpos 鈥揳 la que todo se opone鈥, un proceso puede ponerse en marcha. Y de qu茅 modo este proceso de amar no es otra cosa que el aprendizaje de otras maneras diferentes de pensar, el aprendizaje de una lengua com煤n. La invenci贸n de una forma de confianza, la aceptaci贸n de un abandono mutuo...鈥
El camino de conocimiento que hace Constance no se reduce a la expansi贸n de sus sentidos y de su coraz贸n: su inteligencia despierta y abierta la lleva a preocuparse por la situaci贸n de los mineros, a interesarse en el socialismo, a discutir con su pedante marido la idea de unos seres han nacido para mandar y otros para obedecer. Y cuando Parkin 鈥搎ue ha sufrido anteriormente una p茅sima experiencia- le dice que al casarse la mujer empieza a dar 贸rdenes, ella le retruca: 鈥淓n general, es el hombre el que las da鈥. Luego valoriza la sensibilidad de Parkin (鈥溌縫or qu茅 cre茅s que es un defecto? Deber铆as estar orgulloso鈥), logra que 茅l acepte su dinero para comprar una granja, que no se sienta humillado sino libre.
Pascale Ferran encontr贸 en Marina Hands a una int茅rprete cabal de Constance, de una transparencia milagrosa, de una comunicatividad plena de delicados matices que iluminan y a veces oscurecen la pantalla. Y lejos de buscar a un gal谩n bonito, la directora eligi贸 para hacer al guardabosque a un actor desconocido,Jean-Louis Coullo鈥檆h, con poca experiencia y aspecto r煤stico: 鈥淣ecesitaba un cuerpo arcaico, terrestre. Como filmamos cronol贸gicamente, 茅l se fue abriendo a medida que avanzaba el rodaje, as铆 como ocurre con su personaje: fue muy hermoso鈥.
Lady Chatterley, por Movie City, hoy a las 13.55, el martes 8 a las 15.25, mi茅rcoles 9 a las 8.05, domingo 20 a las 16.20
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