Viernes, 15 de noviembre de 2002
POLITICA
La juez(a)
Hilda Kogan integra desde hace una semana la Suprema Corte de Justicia Bonaerense. Docente y vicepresidente de la Asociaci贸n de Mujeres Jueces de la Argentina, reivindica una noci贸n de Justicia que subraya la inmediatez y el contacto del juez con los ciudadanos.
Por Marta Dillon

Hace apenas una semana que ocupa su despacho en el Palacio de Justicia de La Plata, pero luce tan relajada sobre el sill贸n de cuero negro, amparada en el contraluz de la ventana, que parece destinada a habitar un lugar como 茅se. Y, sin embargo, ni siquiera se le hab铆a ocurrido que ser铆a ella, Hilda Kogan, hija de ucranianos, obligada por mandato a ascender socialmente por la escalera de su esfuerzo, quien romper铆a el techo de cristal para convertirse en la primera mujer ministro de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. La idea se la hab铆an comentado hace tiempo, es cierto. Y la hab铆a tentado. Pero, bueno, una mujer como ella no puede detenerse a tejer ilusiones. Ten铆a su c谩tedra en la Universidad de Buenos Aires, los muchos seminarios que organiza la Asociaci贸n de Mujeres Jueces Argentinas y el juzgado; un juzgado federal de primera instancia en previsi贸n social que suele tener una constante de 27 mil causas. 鈥淣o iba a estar pendiente de lo que pod铆a pasar. Hice bien, cuando me dijeron que me ten铆a que ir, pude hacerlo sin dejar una sola causa pendiente.鈥 Estaba preparada, pero nada la salv贸 del susto, la alegr铆a, el peso de la responsabilidad como una carga nueva y preciada, en fin, las sensaciones que confes贸 atropelladamente cuando empacaba sus portarretratos en cajas de cart贸n. Todo eso ya pas贸. No queda en sus gestos ni el m谩s leve temblor.
鈥撀縔 por qu茅 iba a sentirlo? Mi rol es seguir siendo magistrada, uno de los puntos que defendemos en las asociaciones a las que pertenezco es la horizontalidad. La constituci贸n habla de jueces, no importa si son de primera, segunda o tercera instancia. Tengo las mismas obligaciones que antes. Pero estoy m谩s c贸moda, incluso, porque la presi贸n de la primera instancia es fuert铆sima: est谩 la mesa de entrada, los plazos, la gente. Ac谩 te apuran, pero desde otro lugar.
鈥撀縔 no siente que ser谩 especialmente observada por ser la primera mujer en la Corte?
鈥揂 las mujeres siempre nos est谩n observando, tomando examen, cuestionando. Estamos sobreexigidas, tenemos que hacer m谩s que los dem谩s para demostrar que servimos. 驴A vos no te pasa? 驴C贸mo es el mundo de las periodistas? 驴Hay mujeres en la direcci贸n de los diarios?
Es una pregunta ret贸rica. La doctora Hilda Kogan sabe que el techo de cristal protege la hegemon铆a masculina en la cima de cualquier pir谩mide. Igual, insiste en develar este hecho, evidentemente para reivindicar la Asociaci贸n de Mujeres Jueces Argentinas (AMJA), la asociaci贸n de la cual es vicepresidente (鈥渟i quieren 鈥搊freci贸 la juez a las periodistas鈥 les podemos pasar el estatuto鈥) y que ha puesto grandes expectativas en su nombramiento.
鈥揝omos nosotros los que m谩s esperamos que esta oportunidad se traduzca en una situaci贸n de mayor inmediatez, de mayor exigencia en el nivel de trabajo.
Vaya paradoja: para mencionar a la AMJA usa el g茅nero masculino: 鈥渘osotros鈥. Pero esas son las trampas del lenguaje, unos pocos varones integrados a un grupo de mujeres son suficientes para anular el femenino.
鈥撀縔 por qu茅 se suman los hombres a ese espacio?
鈥揚orque, si bien es cierto que defendemos el tema de g茅nero, tambi茅n somos conscientes de que tenemos una visi贸n que encara la Justicia desde otro lugar. Y entonces hay jueces a los que les gusta nuestro trabajo y participan de esta forma de mirar y est谩n en la asociaci贸n.
鈥撀緾u谩l ser铆a ese otro lugar para impartir Justicia?
鈥揈stamos a favor de una situaci贸n en la Justicia que tenga que ver con lo que se llama la inmediatez. Nosotros entendemos que el rol del juez no se circunscribe a estar sentado en su despacho dictando sentencias, si no que el juez debe estar en contacto con el ciudadano, con el justiciable, tratando de ver qu茅 pasa y qu茅 no pasa en el 谩mbito judicial en el que tiene que moverse y que muchas veces trasciende su propio juzgado. Y eso lo hacemos mejor las mujeres que los hombres, al menos en este primer momento. Debe ser una sensibilidad distinta, que tiene que ver con el g茅nero y que se aplica en la forma de administrar Justicia.
鈥撀縋or qu茅 las mujeres podr铆an garantizar la inmediatez?
鈥揅reo que es una caracter铆stica nuestra. Igual que el lugar distinto que le damos a nuestra familia. Yo ahora estoy conversando tranquilamente con el tel茅fono apagado porque ya habl茅 con mis dos hijos. Si no, estar铆a prendido y pedir铆a disculpas para atenderlo. Siempre ha sido as铆, desde que era abogada de sindicatos como el de Luz y Fuerza. He asistido a reuniones en horarios impensados, pero siempre estuvo primero la familia. Los hombres, en cambio, no lo piensan as铆.
鈥撀緾ree que estas caracter铆sticas que describe ahora son revalorizadas?
鈥揚or algunos, pero es claro que todav铆a son necesarias las medidas de acci贸n positiva para corregir las desigualdades. En el Poder Judicial es claro lo que sucede: en primera instancia, las mujeres jueces son un 37 por ciento del total; en segunda, el 16; en tercera, hasta ahora, era cero. Eso sin contar que la mayor铆a accedi贸 a la magistratura cuando los sueldos estuvieron tan bajos que dejaron de ser tentadores para muchos hombres.
Nunca se cuestion贸 la especializaci贸n elegida. Apenas termin贸 de estudiar, consigui贸 trabajo en un estudio dedicado al derecho laboral y en ese camino sigui贸, hasta que la llamaron para ocupar su despacho en el Palacio. Las cosas se dieron as铆 y las oportunidades no se desprecian, es sencillo. M谩s para una mujer que hab铆a terminado su carrera con la presi贸n de sus padres pis谩ndole los talones para que ella fuera algo m谩s que una trabajadora industrial o un ama de casa. 鈥淟a presi贸n era fuert铆sima, soy de la generaci贸n de mi hijo el doctor, estudi茅 gracias al esfuerzo de mis padres y de mi hermano var贸n, s贸lo estudi谩bamos las mujeres. Aunque mi hermana fue m谩s literal: es m茅dica.鈥
Ni un rastro de culpa por ese hermano, as铆 se organiz贸 la familia, sencillamente. Hilda s贸lo ten铆a que cumplir con lo que se esperaba de ella. Se recibi贸 de abogada en cuatro a帽os, haciendo honor a la banda que le cruzaron sobre el pecho cuando egres贸 del quinto a帽o del secundario: Miss Justicia. Ella era la cl谩sica defensora de pobres y ausentes. Cuando volvi贸 de su maestr铆a en la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, empez贸 a trabajar en el primer fuero en que pudo. 鈥淪upongo que cuando estudiaba, como todos, fantaseaba con el derecho penal; porque era lo que ve铆amos en las pel铆culas. Pero bueno, se dio as铆.鈥 Y as铆 se acostumbr贸 a lidiar en 谩mbitos con mayor铆a masculina que tardaban en darse cuenta de que Hilda no era la secretaria de un abogado que ya llegar铆a.
Fue despu茅s de la muerte de su esposo, el encuestador radical Edgardo Catterberg, que se decidi贸 a pasar 鈥渄el otro lado del mostrador鈥, ese que separa a los abogados de los funcionarios judiciales. 鈥淵 como conoc铆a a tanta gente de uno y otro lado, en cuanto hubo una vacante, me nombraron.鈥 El sue帽o se le cumpl铆a para consolar el duelo por su compa帽ero, 鈥渦n referente radical 鈥搒eg煤n la descripci贸n de ella鈥, que baj贸 la l铆nea pol铆tica en mi casa, convenciendo a mis dos hijos鈥. Hilda Kogan tambi茅n es radical y como tal entr贸 a formar parte de una Corte con mayor铆ajusticialista. No es que sea militante, 鈥減ero los principios radicales est谩n inmersos en mi vida y en mi familia鈥.
鈥揈star tan identificada con un partido pol铆tico, 驴no le resta credibilidad o independencia a sus decisiones judiciales?
鈥揘o afect贸 hasta ahora, no s茅 por qu茅 habr铆a de afectarme en adelante. De las personas involucradas en mis casi 70 mil sentencias, nunca nadie me cuestion贸 por haber sido ideol贸gicamente sentenciosa.
鈥揟ambi茅n es cierto que la crisis de legitimidad se ha profundizado como nunca antes.
鈥揇e todas maneras, creo que no es nuevo. Y b谩sicamente se tiene que revertir esta p茅rdida de credibilidad con el trabajo y con la interacci贸n con los medios. Hay un trabajo interesante que hizo Gallup en la provincia de Buenos Aires, en el a帽o 鈥95 o 鈥96, cuando esta crisis tal vez no era tan grave como ahora, pero ya se detectaba una falta de credibilidad del orden del 80 por ciento. Sin embargo, cuando en la misma investigaci贸n se consulta a las personas que tuvieron un juicio, ellos o algunos de sus familiares, ese porcentaje llega al orden del 20 por ciento. Quiere decir que la brecha entre el 80 y el 20 est谩 formada por el imaginario que generan los medios.
鈥撀縀s un problema de comunicaci贸n, entonces?
鈥揘o s贸lo eso. Hay algunas prioridades que atender, para m铆 la primera es el tema de los tiempos. Una Justicia que tarda se parece demasiado a la injusticia. Pero tambi茅n es cierto que hay cambiar la relaci贸n que los magistrados tenemos con la prensa, no existe m谩s esto de que los jueces hablan solamente por sus sentencias. La relaci贸n con la prensa debe ser por canales institucionales, o sea un organismo de prensa dentro de la Corte, de la asociaci贸n de magistrados o, si hay algo puntual, dentro de la Corte, deber铆a hablar el presidente. Pero es necesario terminar con lo que se llama, mal o bien, vedettismo. Por eso yo no quiero que me saquen fotos. No quiero participar de eso. Sin prensa no hay Justicia, esto es cierto, porque la gente necesita estar informada. Pero hay que encontrar una relaci贸n en la que la prensa no titule 鈥淟a Justicia鈥 para referirse a lo que hizo fulano de tal. De todas maneras, esto no es sencillo ni lineal. El descr茅dito que se instal贸 es producto de instituciones erosionadas, fundamentalmente por la gran injusticia social que padecemos. Y mucha gente cree que esto tiene que estar resuelto en la Justicia. Pero son dos situaciones diferentes: la Justicia no puede hacerse cargo, ni es su papel hacerse cargo, de todo lo que genera la injusticia social, aunque s铆 de una parte importante.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.