Liz JimĂ©nez no conocĂa San Miguel de Tucumán. LlegĂł hasta acá por ser parte de PH15, la fundaciĂłn que naciĂł en el 2000 cuando un grupo de reporteros y docentes conocieron a muchos chicos y chicas de la Villa 15, Ciudad Oculta, con ganas de aprender fotografĂa. A travĂ©s de los talleres, se abre una ventana para ellos; una ventana por donde mientras juegan de locales, cámara en mano, “miran espontáneamente lo que los rodea y lo que llevan adentro, expresan quiĂ©nes son y quĂ© sienten a travĂ©s de imágenes llenas de diferentes luces”, como dicen las palabras que son bandera de la fundaciĂłn.
Liz JimĂ©nez tiene 17, el año que viene termina el secundario. LlegĂł a Ciudad Oculta un tiempo despuĂ©s que PH15. Hoy es parte del equipo y más, es una de las talleristas que viaja adonde la inviten para enseñar a otrxs chicxs sus fotos y contar cĂłmo sacar las propias: ni con celulares ni con aparatos digitales. Liz y sus compañeros van con un plan que de tan anticuado es experimental. Enseñan fotografĂa estenopeica, enseñan a sacar fotos con cámaras fabricadas con elementos accesibles como cajas o latas. Enseñan a mirar.
–Conocà Rosario, y en Buenos Aires conocà muchos museos. Y está el contacto con la gente que ve las muestras: a veces se emocionan, lloran, nos felicitan. Para nosotros es gratificante. Además de estar haciendo algo interesante esto te hace crecer personalmente. Ahora me detengo a pensar antes de actuar. Antes era más impulsiva, era de mandarme de una. A través de esto cada vez que tengo alguna situación me tranquilizo, la analizo y después trato de resolverla.
–Claro, te enseñan que es mejor detenerte unos minutos a mirar antes de sacar la foto. En la vida te ayuda para pensar antes de hacer las cosas. Me detengo a pensar cosas cotidianas importantes, relacionadas con la familia.
–Mi familia somos mamá y yo. Nos llevamos rebiĂ©n por suerte. Al principio, a los 14, se nos complicĂł porque estaba rebelde. AhĂ justo empecĂ© con PH, y bajĂ© varios cambios. Mi mamá limpia. Ahora está en un laboratorio, está trabajando bien. Ella habĂa ahorrado por mucho tiempo, asĂ comprĂł la casita donde vivimos ahora.
–Que haya un lugar donde nos podamos refugiar está bueno porque nos enseña a sobrevivir sin meternos en la droga ni a robar. Lo que te da es saber que podés contar con otras personas, eso está bueno.
Con mis amigas nos sentamos a tomar mates en casa, nos ponemos a charlar, les muestro mis fotos, les cuento que puedo viajar. AhĂ se enganchan, cuando les digo: “Ahora me voy a Tucumán a una bienal de fotografĂa”. Se reenganchan, pero es por un momento nomás. Tengo que buscar alguna manera de engancharlas más. De mis compañeras de colegio, cinco son mamás. Es complicado para ellas siendo nenas y teniendo nenes poder sumarse, pero yo las invito a todas.
–SĂ. Con mi mamá me enojaba porque siempre me decĂa quĂ© tenĂa que hacer, y eso no me gustaba. DespuĂ©s, lo que más me pegaba es este tema que ves a las chicas lindas, las chicas flaquitas y altas, de la tele o del barrio, y que vos no sos como querrĂas ser estĂ©ticamente y todo eso me producĂa un mambo en la cabeza y... ¡aaaaahhhhh!
–Me acuerdo que en esa Ă©poca Ăbamos con el colegio a visitar la Reserva EcolĂłgica y le saquĂ© a la catedral de la Medalla Milagrosa. DespuĂ©s empecĂ© a ver que era “un fotĂłn”, como decĂa el profesor. No entendĂa mucho todavĂa pero ahora sĂ puedo decir que esa foto significĂł algo puntual, un pie para arrancar, para ajustar mi mirada, digamos.
–No vivo hace mucho en ese lugar, vivo desde hace 3 años. Antes vivĂa en Florencio Varela, despuĂ©s mi mamá se habĂa quedado sin laburo y cuando entrĂ© en ese lugar dije: “Uf, me quiero ir de acá, me quiero ir de acá, no me gusta”.
–Trato de buscar esas cosas buenas y mostrarlas, como los juegos callejeros. Nosotros sabemos cómo nos miran. Queremos aprender a no mirar de la misma manera, a tratar de mirarnos todos iguales, y eso es lo que nos enseñan también en PH: que todos somos iguales. Que todos somos iguales y que cada persona vale por lo que es, no por lo que tiene.
–Me gusta la fotografĂa, pero tambiĂ©n el tema de la cocina y la mĂşsica. Estoy enamorada de mi guitarra, de mi cámara tambiĂ©n, de la cocina tambiĂ©n, son las tres pasiones que tengo. Me gusta tocar rockanroll, Los Gardelitos y La Renga. En mi barrio se escucha mucha cumbia, mucha cumbia, de la casa de un vecino: cumbia, de la del otro vecino: cumbia, todo el dĂa eso. Cumbia o reguetĂłn.
–Creo que todo lo que una quiera alcanzar depende de que se te abran las puertas y que vos busques entrar, que luches por tu sueño, por lo que vos querés. Hay que luchar pero también hay que tener mucha suerte.
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