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Viernes, 20 de febrero de 2009
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La involución de las especies

Trabajo Más allá de cómo y cuánto afecte la crisis económica global a este país, es evidente que la puja por el empleo es un horizonte próximo. Y en ese horizonte, como siempre, pierden las y los más vulnerables, entre ellos las mujeres. Pero eso sí, con argumentos científicos, como el que dio a conocer esta semana una universidad estadounidense que advierte que sólo “las más femeninas” tienen chances de conseguir trabajo. Las otras, es decir, “las ambiciosas y competitivas”, abstenerse.

Por Luciana Peker
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“¡Atención chicas! Las empresas buscan mujeres bien femeninas a la hora de ofrecerles un empleo”, advirtió el lunes 16 de febrero el portal de noticias minu touno.com (24 horas sin límites) que, de paso, aclaraba –para oscurecer más la cuestión– “si se manejan como los hombres las consideran con pocas destrezas sociales”. El sitio web suele apostar a la información del espectáculo y a la categoría de noticias bizarras en donde cualquier universitario que contabilice cinco besos mojados es capaz de decir que los besos mojados dan resfrío y generar un aluvión de noticias con sentencias periodísticas avaladas por –supuestos– estudios universitarios sobre la inconveniencia de mojarse en un beso.

Pero no todo es tan inocuo como los estudios sobre los besos mojados y el llamado de atención a las chicas no es sólo un semáforo en rojo del periodismo amarillo. La idea de convocar a las mujeres a que se calcen en tacos y le alcancen un tecito a sus compañeros de oficina, pero que no osen en disputarles un ascenso, en discutir en una reunión creativa o en demostrar que quieren crecer en su carrera es lo suficientemente funcional a la idea de que las mujeres retrocedan –o, al menos, se queden quietas– en sus ambiciones laborales justo en el momento en que el desempleo crece y la precarización laboral aumenta.

Un estudio realizado en la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, reveló que “las mujeres que muestran rasgos masculinos en las entrevistas de trabajo pueden salir muy perjudicadas porque pensarán de ellas que no se desenvuelven bien en el aspecto social”. Sociabilizar es un rasgo muy femenino, que las mujeres que se muestran más masculinas pueden no tener. Entonces, la mujer para conseguir un trabajo en una empresa tiene que cuidarse de no ser demasiado femenina, pero tampoco demasiado masculina. “Lo que recomienda el estudio es que las mujeres se muestren auténticas y no demasiado ambiciosas y competitivas porque son dos rasgos clásicos de los hombres”, aconseja literalmente minutouno.com en base a la sapiencia de la Universidad de Rutgers.

En Estados Unidos, igual que en Europa y en el resto del mundo, la crisis disminuyó la cantidad de puestos de trabajo. Cada entrevista laboral puede ser vivida como un todo o nada para quienes necesitan llegar a fin de mes –y ni hablar de pagar la hipoteca, un temita que pone en jaque la economía norteamericana– y, entonces, el consejo de los gurúes laborales es que las mujeres se ocupen de llenar el lugar que siempre ocuparon: serviciales, quietas, sociables, pero no atrevidas, ambiciosas ni competitivas.

“La revista Psychology of Women Quarterly fue la encargada de publicar el resultado de esta investigación, que propone que las mujeres no muestren rasgos masculinos cuando van a pedir un trabajo”, cuenta el portal creado por Samuel “Chiche” Gelblung. Pero la diferencia de sexos es clave, clara y cara. “En cambio, no sucede lo mismo con los hombres. Según el estudio, aquellos que se muestren más ‘machos’ tienen más posibilidades de ser contratados”, refleja minutouno.com el rebrote de machismo explícito que resurge cuando hay menos trabajo para todos y las mujeres ya no son bienvenidas a compartir el espacio laboral con los varones. Si no hacen falta más manos femeninas ¿es hora de expulsar a las mujeres a su casa, de dejarlas servir el café en las reuniones gerenciales o de repartir con equidad los puestos de trabajo en medio de la crisis?

Esta visión de los recursos humanos –en donde la ambición queda en mano de los varones– puede ser funcional para la recesión, pero no para los avances de las mujeres, justamente en un momento en donde la idea es que los logros de igualdad política se vean trasladados a las empresas. Por ejemplo, no bien asumió, el presidente francés Nicolas Sarkozy anunció que multaría –en dos años– a las empresas que no equilibren la igualdad salarial entre varones y mujeres. ¿Se animará a hacerlo frente a empresas en crisis o apostará, ahora, a que las mujeres sean femeninas y no protesten?

“La idea de que las mujeres deben mostrarse de esa manera (supuestamente femenina) es una muestra más de la discriminación que el mercado laboral nos impone”, señala Laura García Tuñón, directora de Género de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) Nacional. Ella además resalta que la recesión mundial va a impactar fuertemente entre las trabajadoras, desocupadas y buscadoras de empleo. “En estas épocas de crisis aumenta la dificultad de las mujeres, en primer lugar, para conseguir puestos de trabajo que no sean precarizados y estén bien remunerados. Pero la crisis también afecta las posibilidades para poder ascender entre las que ya tienen trabajo”, diagnostica García Tuñón.

¿Qué hacer entonces? ¿Seguir el horóscopo laboral de minutouno, el hágalo usted misma de la Universidad de Rutgers y calzarse una pollera, alcanzar siempre una aspirina a un jefe con dolor de cabeza, pero nunca subir un tono para defender una idea o un proyecto más audaz que el de un compañero? Laura García Tuñón destierra la idea de cruzarse de piernas ante el retroceso con el que amenaza la crisis desatada por las finanzas norteamericanas. “Estamos convencidas de que tenemos que mostrarnos como somos y seguir peleando por la igualdad de trato y oportunidades en el mundo del trabajo y en la vida diaria”, apuesta.

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