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Viernes, 24 de julio de 2009
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DIEZ PREGUNTAS > A VANESA WEINBERG

“No concibo la vida sin humor”

Por Sonia Jaroslavsky

1. ¿Te gusta estar cerca de la naturaleza?

Sí, me es esencial. Me pone en contacto con lo importante y me doy cuenta de que muchas veces uno se marea con cosas intrascendentes. La naturaleza me hace diferenciar lo que es importante de lo que no. Por eso decidimos vivir en el Tigre, fue una de las mejores decisiones de nuestra vida.

2. ¿Montaste una escuela de teatro en el Tigre?

Nunca pensé en la posibilidad de tener trabajo allá, pero el año pasado quise probar qué pasaba con la propuesta de dar clases en el Tigre. Uno piensa que todo sucede en la capital, pero justamente fue al revés, porque en la capital está todo muy colapsado de cursos de teatro. El Tigre es un lugar en el que está todo por hacerse y es muy rico a nivel humano por las motivaciones de la gente.

3. ¿Cómo son tus clases?

Encontré una forma personal de enseñar donde tiene mucha preponderancia el trabajo corporal y lo que comienza a pasar a partir del cuerpo. Me interesa la idea de abordar un lugar más sensible que racional. Son clases de teatro, no son talleres de humor o comicidad, porque creo que hay gente que tiene humor o gente que no lo tiene. No creo en la idea de acceder al humor directamente a través de un curso.

4. ¿Y en tu caso cómo apareció ese aspecto humorístico que surge en varios de tus personajes?

Fue algo natural. Nunca se me ocurrió ir a un curso de comicidad o de clown, es algo espontáneo. Me sale el humor porque no concibo la vida sin humor. Hay una nota de sensibilidad y un cierto optimismo que me interesa trabajar en los personajes. La densidad desmedida de ciertas obras de teatro a mí me dejan afuera, porque necesito que tengan un resquicio, una grieta de luz. Las obras que refuerzan lo miserable y el horror no son para mí.

5. ¿Qué te dejó la experiencia con el Odin Teatret en Dinamarca en tu trabajo como actriz?

Me dejó una interesante reflexión acerca de lo corporal. Pero el Odin Teatret y su experiencia de trabajo en comunidad no eran para mí. El trabajo que proponen es de un entrenamiento muy exigente, estabas todo el día desde la madrugada hasta que te ibas a dormir entrenando, a veces en medio del frío y la nieve. Quedé sobrepasada y quise descansar un poco, así que me fui a Amsterdam, una ciudad maravillosa. Yo volaba de libertad, era una fiesta todo el tiempo, me quedé dos años.

6. ¿Qué hiciste en Amsterdam?

Vendía artesanías, modelaba para artistas plásticos, trabajé de moza, hice teatro en inglés, lo que pintara. Fue la salida de la casa de mis padres. Me sentí como un libro en blanco rehaciéndome. Lo que yo soy hoy tiene que ver con esos dos años que viví allí. Después empecé a extrañar la actuación y Buenos Aires y me volví. El hecho de ser siempre extranjera era raro.

7. ¿Realizás algún entrenamiento cotidiano?

Este último tiempo tuve un acercamiento a la danza a partir de la técnica del contact improvisation. A partir de este trabajo surge mi último espectáculo, El borde infinito. Tuve la necesidad de integrar mi teatralidad con el cuerpo. Me pareció interesante que el contact no sea una rutina en sí misma, sino un medio para contar una historia, donde aparezcan estados y desarrollarlos. El motivo que inspiró la obra es el del sueño.

8. ¿Cómo lograste esa integración para la obra?

Creo que si comparamos la danza y el teatro con la pintura me parece que el teatro es figurativo y la danza es más abstracta. Me parecía que para contar sueños era interesante fusionar lo figurativo y lo abstracto. Solamente con lo figurativo o solamente con lo abstracto quedarían zonas sin transitar. Porque los sueños tienen eso: cosas muy concretas y lógicas al lado de cosas surrealistas e imposibles de descifrar.

9. ¿Realizaste alguna experiencia teatral que salga del circuito tradicional de teatro?

Sí, una vez fuimos con el espectáculo La Maña, actuada por Damián Dreizik y dirección a mi cargo, a realizar funciones a la cárcel de Devoto. Fue una experiencia increíble y cobró mucho sentido la actividad que hacemos desde esa experiencia. Lo que empezó a pasar con cada palabra que se dice en la obra cobró otra dimensión. La palabra libertad en ese contexto se redimensionaba a diferenciaba de las funciones en el Centro Cultural de la Cooperación en plena calle Corrientes. Todas las palabras cobraban su máximo sentido y tenían otro peso. Esa experiencia te hace rever el trabajo, porque el que recibía esa obra era diferente y en circunstancias especiales.

10. ¿Están pensando en trabajar juntos nuevamente?

Por el momento, vamos a filmar en octubre una película con guión de Damián. Se va a llamar Pájaros volando y la va a dirigir Néstor Montalbano. La protagonizará Diego Capusotto, yo voy a representar un personaje que tiene conexión con extraterrestres. El guión es muy delirante, es una comedia de ciencia ficción sobre un grupo de gente que vive en un pueblito de Córdoba, tipo Uritorco. Desarrolla la idea de la gente alternativa de Buenos Aires que se fue a vivir allí buscando otro tipo de vida. La película se centra mucho en esta fauna de porteños, que huyen de la ciudad y terminan repitiendo los mismos códigos en estos pueblos pequeños.

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