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Viernes, 25 de septiembre de 2009
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El sexo de las arañas

Green Porno es el nombre de una serie de cortos que ya lleva tres temporadas en el sundance channel que dirige Robert Redford –se encuentra en televisión satelital pero también en Internet–. Ideados y protagonizados por Isabella Rosellini, su carga tan irónica como sensual los convirtieron en estrellas del último festival de cine de Toronto. Y es que hay que tener talento para convertir el probable sadomasoquismo de un caracol en una invitación a la fantasía humana.

Por Sonia Tessa
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“Si yo fuera una abeja, una abeja reina, sería muy gorda”, empieza a decir la sensual Isabella Rossellini, mirando a la cámara. Casi como un dibujo animado, su figura se agranda y empieza a poner huevos. Disfrazada de abeja, araña, mosca, calamar o caracol, la actriz y directora usa esa fórmula (si yo fuera...) con el tono de un cuento infantil para describir –y actuar– los hábitos reproductivos en el mundo animal en Green Porno, una serie que esta semana estrenó su tercera y última temporada. Los cortos causaron furor en la web y fueron estrellas en el Festival de Toronto la semana pasada. Pueden verse en Internet (http://www.sundancechannel.com/greenporno/) y lejos de todo didactismo, logran que los espectadores sientan empatía por los bichos que Rossellini encarna casi como si fuera una animación.

Con buena dosis de ironía y una carga equivalente de sensualidad, los cortos relatan las cópulas de diferentes especies y también sus formas de supervivencia, o sus padecimientos. Porque la intención inicial de la creadora no estaba tan centrada en el sexo, en verdad. “Quería hablar de animales, pero sé que mucha gente no está interesada en los animales. Pero todo el mundo está interesado en sexo, así que pensé que podía hacer algo sobre la vida sexual de los animales”, explicó Rossellini.

Sus pergaminos como actriz incluyen títulos como Blue Velvet (David Lynch) y La muerte le sienta bien (Robert Zemeckis), y distintos premios, como el Nastri D’Argent a la revelación en 1980 y el Independent Spirit Award, en 1987.

Sin embargo, Rossellini es presentada casi siempre como la hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini. También se señala que fue pareja de Martin Scorsese y David Lynch.

Más ocupada en seguir su deseo que en alimentar el currículum, Rossellini, a los 57 años, decidió concretar su proyecto. En verdad, todo nació de una iniciativa del director del Instituto Sundance, Robert Redford, quien había propuesto a artistas y cineastas la creación de contenidos específicos para Internet. La actriz no sólo recogió el guante, sino que también le puso un nombre bien provocador. Aunque Green Porno no tiene nada pero nada que ver con la industria de la pornografía. Rossellini resignifica el término, y se muestra copulando como mosca, como abeja, como caracol, de maneras de lo más diferentes. “Lo interesante era cuántos modos distintos existen en la naturaleza, la diversidad, cuántas formas de reproducción hay. Pero de ningún modo pretende ser una clase”, señaló para alejar su creación de cualquier espíritu educativo tipo Animal Planet. “Quise obtener dos reacciones: Quise que la gente se riera pero, también, que después de ver dijera, ‘¡caray! Yo no sabía eso’. No me veo como una maestra o alguien que tenga algo que enseñar. Sólo quiero entretener”, abundó. La realizadora es una estudiosa de la vida de los insectos, a los que ama. Y su acercamiento al sexo de los bichos dista de cualquier prejuicio, al mismo tiempo que desnuda en varias ocasiones –con gran ironía– algunos agujeros negros sobre la sexualidad humana. Pero jamás se sube al taburete para hablar de sexo. Por el contrario, apuesta a la identificación como forma de entender a los insectos, que de tan humanizados tienen su cara, su cuerpo, su voz.

La realización es sencilla. Escenarios despojados, elementos mínimos, vestuario de bajo presupuesto son algunas de sus características. Al estilo de una telescuela técnica animal y sexual. Rossellini apostó a este tipo de films por dos razones: la primera, claro, los costos. Pero también para que se pueda apreciar desde pantallas pequeñas, como las de los teléfonos celulares. “No pudimos fotografiar escenarios reales, porque hay demasiados colores, demasiadas cosas pasando, así que tuvo que ser casi bidimensional, estilo dibujos animados”, dijo la actriz en una entrevista que brindó en el Festival de Cine de Toronto, donde estrenó una selección de las nuevas cintas Green Porno.

Los cortos resultan divertidos y muy humanos. El sexo no se imposta, sino que tiene que ver con las diferentes características de cada especie. Cuando la Rossellini es una araña, tiene seis ojos y es macho. Es que los araños son el sexo débil. “Tendría que aproximarme a las hembras muy cuidadosamente. Ella es muy grande y muy agresiva”, cuenta la Rossellini, mirando a la cámara –como casi siempre– con sus seis ojos. Luego, trepada a una especie de tela de araña, cuenta que puede ser comida por la hembra, y que luego de copularla debe correr rápidamente. Los cortos no superan, en casi ningún caso, los 2 minutos.

Claro que resultan un poco bizarros, pero al mismo tiempo tan simpáticos que da ganas de mirar uno atrás del otro. En el corto de los calamares, por ejemplo, se hace una alusión muy explícita al desastre que las personas están haciendo con el océano. Pero se lo hace, claro, desde el punto de vista del calamar que tiene la cara de la actriz.

Nada didácticos, nada pretenciosos, los cortos reciben cientos de miles de visitas en la web. La única dificultad para su acceso masivo en estas pampas es que están en inglés, pero la dicción de Rossellini es tan clara, y las escenas tan gráficas como bien logradas, que se los disfruta igual. Al menos hasta que alguien decida subtitularlos o doblarlos.

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