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No es novedad que, en Hollywood, ser un perdedor est谩 de moda. Que actorcillos como Jesse Eisenberg (Adventureland), Seth Rogen (Ligeramente embarazada) o Joseph Gordon-Levitt (500 d铆as con ella) sean los galancetes nueva generaci贸n habla de una renovaci贸n tem谩tica y est茅tica al viejo clich茅 masculino. Que mujeres como Tina Fey (30 Rock, en tele) tomen voz c贸micoart铆stica y, a su vez, tengan popularidad pol铆tica, va reconfigurando el mapa estelar. Pero, hecha la ley, hecha la trampa... Porque, una vez 鈥渃omprado鈥 el paquete loser, la f贸rmula se repite, repite y repite hasta el cansancio. S贸lo cambia la banda de sonido. Y, a veces, ni siquiera.
Con esa premisa como leitmotiv y el slogan 鈥淪er perdedor suena bien鈥 como bandera, la serie adolescente Glee vuelve a jugar la carta de la diferencia pero desde la mirada satirizada y la paleta de personajes 鈥揹emasiado 鈥減ersonajes鈥 para ser cre铆bles鈥. Veamos...
Un profesor de espa帽ol quiere devolverle el 鈥渟tatus鈥 o la gloria pasada al club de baile y canto de su secundario 鈥揋lee鈥. Para hacerlo, cuenta con la estrella vocal Rachel, una 鈥済eek鈥 鈥損roducto de la 茅poca American Idol鈥 obsesionada con la fama que no hace sino practicar y practicar; Mercedes, la teen negra subidita de peso que se cree diva y no quiere hacer coros; Tina, la estudiante asi谩tico-americana g贸tica y tartamuda, y Quinn, blonda porrista, archienemiga de Rachel y presidenta del club de celibato, fan谩tica religiosa que no tardar谩 en quedar embarazada.
En cuanto a los muchachos, est谩 el popular铆simo (驴c贸mo?, 驴por qu茅?) mariscal de campo, el gay fashionista, el guitarrista parapl茅jico y otros 鈥渆xc茅ntricos鈥 ni帽os que s贸lo quieren 驴rockear? Por supuesto, acompa帽an adultos poco convencionales: la consejera de secundaria que padece misofobia y s贸lo puede tocar al... profesor de espa帽ol (hombre casado con una mujer insufrible, dicho sea de paso) y la directora de las porristas, una mujer sin nervio moral dispuesta a todo para desintegrar al clubcito de freakies, capaz de sacar la carta de la discriminaci贸n de g茅nero sin sustento, generar alianzas, filtrar 鈥渆sp铆as鈥, etc.
Ir贸nicamente, el argumento de la tira no puede ser m谩s convencional. Tri谩ngulos amorosos para todas las edades, estudiantes busc谩ndose a s铆 mismos (mientras hacen coreograf铆as semi instant谩neas de alto calibre), corazones rotos, embarazos no deseados, psicol贸gicos, mentirosos etc, etc, etc.
Es que Glee pareciera ser el hijo bobo de todas las producciones adolescentes hechas hasta el momento: desde un culebr贸n bien dram谩tico hasta la comedia m谩s 谩cida, pasando por el baile a lo High School Musical. Como el lado B(izarro) de un Fame sin matizar, donde la 鈥渇auna鈥 adolescente convive en la canci贸n.
Aunque las respuestas del p煤blico fueron, en parte, positivas, la cr铆tica yanqui no se hizo esperar. Es que al programa estrenado en los primeros d铆as de septiembre en Estados Unidos le falta elegir entre hacer una tira donde prevalezcan los personajes o las historias convencionales. El punto medio, al momento, le da tibieza al asunto. No por nada, The New York Times destac贸 la falta de originalidad del piloto y los personajes estereotipados (aunque vitore贸 el talento de los chicos y el salirsedelmolde). O el Daily News habl贸 de inverosimilitud (pero asegur贸 que la serie era 鈥減otencialmente conmovedora鈥). Una de cal y una de arena para la creaci贸n de Ryan Murphy (Nip/Tuck), Glee, y para sus mujercitas y ni帽os perdedores que juegan tanto al paradigma del outsider con fines solidarios (seamos todos amigos) que se olvidan de profundizar la marginaci贸n.
Glee, jueves a las 22 por canal Fox.
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