Su nombre de artista de teatro y de cine fue Myriam Steford. Hab铆a nacido en Suiza y a los 23 a帽os, en Viena, conoci贸 a Ra煤l Bar贸n Biza, que la enamor贸 y desequilibr贸 su vocaci贸n actoral a favor de la locura por la aviaci贸n. Se casaron en la Catedral de San Marcos, Venecia, el 28 de agosto de 1930 y de ah铆 viajaron a C贸rdoba, Argentina, provincia de residencia de Bar贸n Biza, que puso un aeropuerto a sus pies. Este se帽or abrigaba la ilusi贸n de unir en raudo vuelo Buenos Aires con R铆o de Janeiro luego de pasar sobre las entonces 14 provincias con sus aviones Chingolo I y Chingolo II. Ella no ten铆a ni la menor idea de lo que significaba manejar un avi贸n e inici贸 un curso de aprendizaje que no lleg贸 a terminar dada la urgencia de Bar贸n por iniciar la aventura. Rosa Margarita, guiada por el copiloto Funchs en el Chingolo I, capot贸 en Santiago del Estero y Jujuy. Le enviaron otro avi贸n, el Chingolo II, y obedeciendo las 贸rdenes de su esposo tom贸 arduo vuelo y capot贸 en Mareyes, falleciendo junto a Funchs el 26 de agosto de 1931. Vida breve la de esta criatura superada por las leyendas que suscit贸. En realidad, la d茅bil mujer se vio envuelta en un tipo de locura sat谩nica, muy extra帽a, devenida del hombre que la arranc贸 de sus h谩bitos europeos tray茅ndola a un sitio inh贸spito. Es posible que antes de inducirla a pilotear, este hombre, adelant谩ndose a la cat谩strofe, hubiera maquinado in mente la construcci贸n del monumento m谩s alto de nuestro pa铆s, el monstruoso obelisco de Alta Gracia. Atrevidamente se alza en forma de ofrenda f谩lica de 84 metros de longitud, en medio del desierto, y apunta al cielo, como queriendo imponerse al Alt铆simo desde el bajo mundo. Es de granito y m谩rmol y se apoya en una base cuya cripta conduce por sombr铆o corredor al sepulcro de la amada inm贸vil, que seg煤n la leyenda reposa encima de un joyel de oro y piedras preciosas entre las cuales est谩 el diamante azul de 45 kilates. Todo esto se afirma en un piso dinamitado. La dedicatoria recuerda antiguas frases de las tumbas egipcias: 鈥淰iajero, rinde homenaje a la mujer que en su audacia quiso llegar hasta las 谩guilas鈥. La sola menci贸n de Bar贸n Biza empalidece la imagen de la mal trasplantada de una publicaci贸n titulada flor suiza, Rosa Margarita, al desierto. Este se帽or, cuyo apellido, Bar贸n, ayuda a que lo incluyan en la nobleza (es s贸lo legado de su pap谩), escribi贸 10 libros. De estos supuestos libros se conocen fragmentos de comentarios de revistas; los temas son pornogr谩ficos e imp铆os. S铆 se sabe de un libro titulado El derecho de matar, del a帽o 1933, edici贸n de 5000 ejemplares. El texto es de 100 p谩ginas y comienza con una misiva dirigida al papa P铆o XI, escrita en Par铆s: 鈥淟ibro triste, Se帽or, rebelde, escrito para los que gimen bajo el peso de tu cruz... Libro que ha de recordarte, Se帽or, como a los eunucos la mentira de vuestros oropeles, que no todo es oro y que existe el placer de poseer la vida鈥. El estilo blasfematorio se esfuerza sin duda en aproximarse a Los cantos de Maldoror, de Ducasse, el Comte de Lautr茅amont. Cuando hace referencia al posible lector, pone de manifiesto esa intenci贸n; desea imitar la obra del gran montevideano que vivi贸 y muri贸 en Par铆s: 鈥淟ector. No quiero ni debo enga帽arte. No necesito tu aplauso, ni temo a tu brazo, ni me hace falta tu dinero. Estoy m谩s all谩 de hacerte creer sincera la caricia de tu hembra y la mano de tu amigo鈥. Bar贸n Biza ha conseguido meterse en la piel de Ducasse cuando 茅ste firma Comte de Lautr茅amont y escribe Maldoror... No ha logrado meterse ni capturar su genio, que es sat谩nico pero precioso y aceptado por la literatura universal. Ambos son falsos nobles pero el dato carece de importancia. Nunca hubiera podido iniciarse con un texto maldororiano, por ejemplo: 鈥淨ue no cualquiera se atreva a leerme porque algunos no iniciados podr谩n herirse el Alma delicada. Al茅jate de estas landas horrendas de amargo sabor y detente en los umbrales cuyo paso es s贸lo dable a los 谩ngeles oscuros como los p谩jaros disecados que a煤n defienden sus plumas muertas en la tempestad. No sigas鈥. Bar贸n Biza supera en actos los versos del montevideano, cuando arroja a la cara de su segunda esposa el contenido de 谩cido clorh铆drico de un vaso para servir whisky. Despu茅s del crimen se suicidar谩 de un disparo a la cabeza. Una tumba an贸nima guarda sus restos cerca de los restos de su amada inm贸vil: Rosa Margarita Hoffman.
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