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Viernes, 22 de octubre de 2010
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rescates

El p谩jaro azul

Georgette Leblanc

1875-1941

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Fue la primera esposa de Maurice Maeterlinck. Se cas贸 a los 23 a帽os y se separ贸 a los 55. Desde ese momento, trabaj贸 en el Priorato de los Fil贸sofos del Bosque que dirig铆a George Gurdjieff, el mismo maestro que decepcion贸 a Katherine Mansfield y que no logr贸 el mismo efecto en Georgette, quien nos ha dejado interesantes trabajos sobre el poder de recuperaci贸n de la mente y el esp铆ritu y la revelaci贸n de que hay vida, mejor vida, despu茅s de los 50...

Siendo casi una adolescente se hab铆a presentado en la Opera C贸mica de Par铆s, pero la dej贸 al contactarse con Maurice. Entonces firm贸 contrato con el Teatro de la Moneda de Bruselas s贸lo para estar cerca del 煤nico hombre que am贸. Actu贸 en El p谩jaro azul y Pell茅as, de Maeterlinck. En Boston, realiz贸 la M茅lisande de Debussy y en la Abad铆a de Saint Wandrille dio a conocer Macbeth, en traducci贸n de Maeterlinck, una tentativa hacia un tipo nuevo libre de teatro. El romance de esta pareja dur贸 23 a帽os y finaliz贸 en 1918 con dolorosas consecuencias para Georgette. Vivieron en un castillo de Villenes, en Saine-et-Oise, fastuosa residencia ya destruida. Pero por los a帽os 鈥50 a煤n los vestigios permit铆an inferir el estilo de grandeza de un ayer echado por tierra a golpes de piqueta. El silencio muy denso acaso fuera el mismo que buscaba Maeterlinck, flamenco burgu茅s y voluptuoso cuyo temperamento prefer铆a la soledad y el estado m铆stico que requer铆a y necesitaba su creaci贸n po茅tica, cl谩sica y selecta. El par茅ntesis consigo mismo que lo aisl贸 de Georgette. En aquellos d铆as a煤n permanec铆an en pie los roperos en cuyos cajones semiabiertos estaban diseminadas las cartas de Georgette Leblanc.

Nos hemos referido a la gran casa destruida de la pareja tambi茅n destruida. Ella parti贸 a Nueva York y conoci贸 a Gurdjieff. De regreso a Par铆s escribir铆a las cartas que fueron a dar a los roperos. Tambi茅n public贸 su libro La m谩quina del coraje con los trabajos de recuperaci贸n psicof铆sica que ejercitaba en el Priorato. Algunos cr铆ticos opinaron que el libro, superficial, denotaba a una autora sin base literaria, a una actriz y cantante. Jean Cocteau emprender谩 su defensa: 鈥淓s imposible pensar en nuestra hero铆na sin que se imponga a nuestro esp铆ritu la leyenda del F茅nix. Sacude sus plumas multicolores. Alza su copete. Lanza su grito. Entonces enciende la hoguera, sube a ella y 茅sta lo consume. Sus cenizas palpitan. Encuentra en ellas la fuerza de volver a inventar su materia鈥.

En el libro se hallan definiciones y conclusiones de gran hondura: 鈥淟a vida no es una curva descendente cuando debe ser una l铆nea ascendente. La vida comienza a los 50 porque ha llegado la hora de vivir otra vida y aceptar un cambio de plano鈥.

Retomando un cap铆tulo del libro La m谩quina del coraje mencionaremos las motivaciones de un sue帽o descrito por su autora que narra su aventura junto a un caballo blanco que ten铆a el tama帽o de una catedral. 鈥淓l caballo advirti贸 que yo estaba envuelta en llamas y dispuso sus crines en forma de lluvia para aliviarme.鈥 Atreveremos una interpretaci贸n psicol贸gica develando que ese animal mitol贸gico es el conocimiento ganado en el Priorato, siendo ella misma la Bella Durmiente en llamas socorrida m谩gicamente. Termina ese sue帽o con originalidad: 鈥淒e repente un hombre cay贸 ante m铆 y se parti贸. Estaba vac铆o鈥. Representa su triunfo sobre Maurice, acaso 茅l fuera el hombre vac铆o. Una de las cartas apenas recuperadas significa la ruptura definitiva con el ayer. 鈥淧regunt茅 al cielo azul 驴por qu茅 habr茅 aprendido que se puede vivir en un plano distinto que el humano? Yo amaba esta vida; la hab铆a obtenido, por fin, de acuerdo con una concepci贸n 煤nicamente hacia el esp铆ritu y suavizada por la ternura perfecta y sin sombra de incomprensi贸n. Hace 40 a帽os yo escrib铆a a Maeterlinck dici茅ndole que yo era comparable a una pompa de jab贸n que flota en el aire y que no est谩 atada a nada real aun en el fondo de s铆 misma. Entonces siento que no soy yo. En ese vac铆o s贸lo existe una preocupaci贸n, es la insatisfacci贸n de verme as铆. Como si para cambiar yo debiera hacer algo que ignoro. Esto viene en m铆 desde muy lejos, como una idea perdida a la que no consigo dar forma y busco y busco.鈥 Muy pr贸xima ya su muerte, Georgette confiesa: 鈥淪i viera acercarse a la muerte, no la aceptar铆a tan f谩cilmente鈥.

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