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Viernes, 21 de enero de 2011
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“Entre fantasmas, no nos vamos a andar pisando la sábana”

Por Luciano Fabbri *
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El silencio del Vaticano respecto de la afición de Silvio Berlusconi a la prostitución de menores no debe sorprendernos. En primer lugar, porque la misma Iglesia está salpicada de innumerables casos de pedofilia y abuso sexual infantil. Por otro lado, la Iglesia Católica también es prostituyente en tanto justifica la explotación sexual de mujeres para que el hombre se desahogue y no pervierta a su respetable mujer con apetitos sexuales contra natura (toda práctica sexual no tendiente a la reproducción). También, en la reciente aceptación del Papa (Benedicto XVI) respecto al uso de preservativos en el sexo pago la jerarquía católica sentó posición (por omisión) respecto de la explotación sexual de mujeres. Si son menores o no, nunca fue una barrera inhibitoria.

La misoginia, la homofobia, la ambición de poder y la impunidad los encuentra juntos –a Berlusconi y el Vaticano– en el ejercicio del poder patriarcal. ¤

* Integrante del colectivo de varones antipatriarcales.

 

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