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Naci贸 en Ile de France, con el nombre de Jeanne Bourgeois. Sus padres fueron humildes colchoneros y deseaban que ella estudiara para llegar a ser una buena ama de casa y, tal vez, maestra. Otras ilusiones impulsaban la adolescencia de la inquieta ni帽a que cantaba con voz algo cascada canciones en tono bajo y misterioso. Curs贸 algunos grados en la escuela primaria, de cuyas aulas fugaba para ver a los artistas de su ciudad natal, y vend铆a flores a la puerta de un teatro.
Su tema preferido, que llam贸 la atenci贸n de la gente, 鈥淢iss Tinguette鈥, la indujo a cambiar su nombre por el de Mistinguett, anagrama que un铆a s铆labas y quitaba una vocal, y que sonaba mejor al o铆do.
Las aspiraciones de cantar y bailar en los escenarios importantes de la capital de Francia la animaban a tomar un tren, todos los d铆as, ir a Par铆s y repetir su repertorio cancionero a las puertas del Casino.
Significaba entonces una jovencita demasiado flaca, seg煤n los c谩nones de belleza de principios del siglo XX. Carec铆a de senos turgentes y redondeces agresivas y excitantes, pero sab铆a sonre铆r con ma帽a y visages pesta帽udos, titilantes; y mostrar sus piernas, que llegaron a ser adoradas por el g茅nero masculino contempor谩neo. Identificada Mistinguett, repet铆a esa melod铆a a pedido de los callejeros y paseantes, hasta que un directivo del Casino de Par铆s entr贸 en el ruedo de sus admiradores.
Al advertirlo, acort贸 su pollera. Us贸 una pollerita breve que dejaba en descubierto su tesoro: las piernas. Dec铆a: 鈥淓s en las piernas donde hay que tener voz鈥.
A煤n carec铆a de dinero para comprarse un sombrero emplumado, su gran aspiraci贸n...
Cuenta: 鈥淢at茅 a mis tres canarios y los pinch茅 en el reborde de la copa de paja forrada de seda de mi viejo capacho. Y tuve mi sombrero emplumado, pero un ej茅rcito de moscas me segu铆a por el camino y m谩s...鈥.
La historia trist铆sima termina en la direcci贸n de programas del Folies Bergere, donde un director le quitar谩 el maloliente atuendo, lo arrojar谩 al cesto de basura y le ofrecer谩 dinero y trabajo, que conducir谩n a la Mistinguett hasta el escenario del Moulin Rouge, sumado al de Eldorado.
Esta muchacha, considerada fe煤cha, con dientes demasiado largos y p谩lida, trasuntaba un encanto indecible, extra帽o. Desde su pobreza peg贸 tal salto y consigui贸 ganar tantos francos, que pudo asegurar sus piernas en la suma de 500 mil francos.
Fue la artista mejor paga del mundo desde 1919.
Recapacitaba: 鈥淒e haber respetado aquellos consejos 鈥撯榙uerme sola, trabaja mucho y dentro de veinte a帽os ser谩s una gran artista鈥欌, hubiera tenido que comer pollo con dentadura postiza, y siempre quise comer pollo antes鈥.
Mantuvo relaciones 铆ntimas con hombres enamorados a quienes cambiaba para no obligarse al compromiso de fidelidad.
Dec铆a: 鈥淭uve mi primer hombre a los 18, cuando era telonera de music hall; luego hubo tantos que no me alcanzan los dedos de las dos manos para contarlos鈥.
Nunca se neg贸 a recibir dinerillos, vinieran de donde viniesen. Su fama la enriqueci贸: teatros repletos y regalos de valor de sus amantes ricachones.
Requerida por los teatros norteamericanos, recorri贸 los EE.UU., aceptando entrevistas.
En una de ellas le preguntaron a qu茅 atribu铆a su enorme popularidad y ella respondi贸: 鈥淎 una especie de magnetismo que suena a 鈥榓c茅rcate y t贸mame鈥欌.
Un encuentro con Maurice Chevallier, menor que ella 13 a帽os, la ancl贸 por varios lustros, pero no por esa situaci贸n abandon贸 trabajos y amor铆os.
La carrera art铆stica de Mistinguett dur贸 m谩s de 50 a帽os, sin decaer, y a los 80 mostraba sus piernas todav铆a bellas.
En cierta ocasi贸n de jolgorio, espet贸: 鈥淓l dinero no da felicidad, pero calma los nervios鈥. Esta graciosa francesita todav铆a vuelve en su canci贸n dilecta, 鈥淢on homme鈥.
Sus restos descansan en el cementerio de Ile de France, sitio de su advenimiento.
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