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Viernes, 22 de abril de 2011
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teatro

LA MUJER, LA VACA, LA TETA Y EL CAMPO

Una reflexión desde el movimiento de lo que significa ser una mujer argentina que alterna la furia y el erotismo con la contemplación más relajada.

Por Sonia Jaroslavsky
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La coreógrafa y bailarina Silvina Grinberg (El escondido; Los esmerados) presenta un erótico y folklórico Díptico: Apriete la teta y Potranquita adorada, junto con el grupo de danza independiente autogestivo El Patio, integrado por: Marisa Villar, Laura Figueiras, Ayelén Clavin, Victoria Molins y Natacha Visconti. Grinberg tuvo la idea de trabajar sobre una misma temática y generar un espectáculo compartido que se constituye de dos obras en continuidad, que conviven, pero que pueden presentarse también por separado. La primera pregunta que se formuló Grinberg para iniciar su investigación plasmada en cuerpo fue la de cuál era su sentir con respecto a ser una mujer argentina. “De ahí surgieron múltiples inspiraciones”, cuenta la coreógrafa egresada del taller de danza del Teatro General San Martín y que en 2010 fue invitada a Berlín a participar como bailarina y performer en la instalación Human Rights (“Derechos humanos”) del coreógrafo Willyam Forsythe. “Una mujer defendiendo sus pasiones, relacionada con lo animal (la vaca como símbolo). De ahí surgió inevitablemente el erotismo y la sexualidad.”

El material coreográfico surgió a partir de lecturas y películas que movilizaron a la directora: La potra, del escritor cordobés Juan Filloy, y películas de Leonardo Favio. De esa manera se abordó el movimiento desde el folklore (movimientos provenientes del malambo); y por otro lado indagaron en la idea de movimiento/quietud de las vacas: atendiendo sus modos de estar, mirar, trasladarse y reposar. “De estos dos disparadores –-cuenta Grinberg– iniciamos una elaboración del material para generar el universo que la obra exigía.”

El espacio e iluminación sugestivamente elaborados por la dupla Alicia Leloutre y Matías Sendón remite a la inmensidad del campo con una casa–corral en su centro que hace de contrapunto: entre el pertenecer o el huir. “La idea escenográfica –continúa la coreógrafa– partió de pensar en principio en un espacio circular (que ahora es cuadrado). La casa sola en el campo amplio, donde sólo hay horizonte contrastado con la iluminación en donde prima el claroscuro y la luz con recortes.” La música original, a cargo de un sensible trabajo de Andrés Rubinsztejn, interpreta la sonoridad de lo folklórico, propiciando el clima necesario para el trabajo en escena. Además, una selección musical con temas de Leda Valladares, un carnavalito Maimará, una chacarera trunca y la zamba tucumana enaltecen el clima buscado para el Díptico. Silvina Grinberg hace rato que viene trabajando de la mano del director de actores Ciro Zorzoli como colaborador artístico: “Ciro te enfrenta con la pérdida y el vacío, con lo complejo y ambiguo, y hace poner en crisis ciertos preconceptos y modos. Es por eso que es muy estimulante su mirada”.

Es interesante cómo se plasma tanto en la obra Potranquita adorada como en Apriete la teta el abordaje de cómo se puede coreografiar la masturbación femenina o masculina, como así también, crear los climas necesarios para generar imágenes plásticas de gran contenido erótico en ese espacio olvidado. En Apriete... se transita por un espacio de mujeres que enaltecen sus tetas sin pudor. Con ese mismo ritmo de lentitud, propio de las vacas, pero con abruptos destellos, estos cuerpos se lamen, se acercan y se huyen y comparten un mismo territorio: un corral donde son forzadamente adiestradas y, a pesar de ello, habitan con todos sus sentidos la esencia de su feminidad. “Es un quinteto de mujeres muy fuertes –dice Silvina–, apasionadas, conflictuadas y renovadas.” En Potranquita..., un dúo, donde la misma Grinberg –junto a Luis Monroy–, después de muchos años de no subirse a un escenario, vuelve a él y apela a un nuevo lugar como intérprete: el de hacerlo desde la madurez y el aprendizaje de años de observar como directora a otros bailar. En esta obra, un hombre se mantiene en un mismo sitio, pero no sabe en qué lugar posicionarse con esta nueva mujer: “Lo interesante es esta contradicción de la nueva mujer independiente, fuerte y avasalladora, que no sabe si quiere íntimamente seguir, por momentos, siendo domada por el hombre”.¤

Díptico: Apriete la teta y Potranquita adorada. Domingos a las 20.30, Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Reservas: 4862-1167.

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